"Siempre me gustaron otras cosas", dispara Vicentico. Ese freak del que habla su primera canción solista en cinco años podría tener algo de él. Ese freak podría ser el que ahora mismo está hablando de que el trap es la música de este tiempo; de lo mucho que le gusta lo que hace Kendrick Lamar; de política, sí, a pesar de su pesar, y de los cambios que operan en él, en un músico que siente que aún no lo entregó todo y que, aún con miedos y fobias a cuestas, se prepara para traspasar un nuevo umbral.
Gabriel Fernández Capello disfruta del presente. De su nueva canción, "Freak" y de su videoclip, del disco que prepara hace un año y que saldrá recién en abril de 2020 y de Los Fabulosos Cadillacs, con quienes ya tiene un show bastante especial programado para el próximo año: el debut de la banda en Lollapalooza Argentina.
-Acaba de estrenarse el video de "Freak": cantás, bailás, actuás; no te privaste de nada.
-Lo hice con Pucho Mentasti y sus socios, los hermanos Puenzo. Casualmente lo último que había hecho con Pucho es "Creo que me enamoré", y ahí también estoy bailando como un estúpido. Nos vemos seguido con Pucho, somos amigos. Cuando saco una canción, un disco, es el primero en el que pienso para filmar. Es un talento y entiende perfecto por dónde va mi cabeza. Hacemos una buena dupla. Nos juntamos muchas mañanas a hacer cualquier cosa y así fueron saliendo las ideas para el video. Tenemos mucho material de descarte de cosas filmadas con teléfonos, frases, travestimientos, cosas que fueron decantando en el video. El final fue una jornada muy larga de filmación pero muy divertida.
-Todas las semanas salen muchas canciones y videos, ¿buscaron hacer algo distinto? El video está filmado en blanco y negro, hay interacciones con animaciones al estilo de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? y otros elementos que escapan del lenguaje actual.
-No pensamos en hacer algo distinto. Para mí el video y la canción son lo mismo, no es que la canción es más importante. Siempre es mejor poder ahondar en lo que uno quiere hacer. Trabajé mucho en la canción, en el disco estoy trabajando un montón y también en este video. Lo hice de copado, porque me parece que debe ser así. La música es un cincuenta por ciento; es un arte dentro del arte del cine y lo mismo pasa al revés.
-Venís de un disco de Los Fabulosos Cadillacs, La salvación de Solo y Juan, que tiene un significativo costado audiovisual.
-Exacto y es un disco que en ni opinión no terminó de ser contado. Hay mucho por contar aún, mucho por filmar; merece que desarrollemos más la historia. Tenemos algunas ideas para más adelante, no sólo sobre este disco sino también para una especie de documental extraño sobre la banda.
-¿Cuánto hay de Gabriel Fernández Capello en este "Freak" del tema?
-Creo que hay un cien por ciento y en un punto también es un cero. O son tonterías o son cosas muy serias… Lo que sé de mí es que siempre me gustaron otras cosas, en general, diferente de las cosas que le gustaban a las personas que tenía cerca. Y también me gustaba decirlo, no me asustaba mucho de que me gustaran esas cosas. Cuando era chico me gustaban los Bee Gees, mientras otros escuchaban a Kiss, por ejemplo. Tampoco sé mucho qué contar de una canción. Las canciones son como tuits. En la música pop y rock, pero especialmente en el pop, hay que condensar en tres, cuatro minutos una emoción y tratar de llevarla a su máxima expresión. Es un intento, no sé hasta dónde llega y cuánto cuenta esta canción. En el audio, en el sonido en general, en los instrumentos, en cómo está tocado y cantado, en todo está expresando algo. En esta época me parece que cuanto más exagerado sea lo que suena, mejor. No me agarro solamente de la letra para decir algo, me agarro de todo lo que tengo a mano.
"En el barrio donde vivo / La gente me mira mal / Dicen que yo soy extraño /Y se dan vuelta si me ven pasar", canta Vicentico en "Freak", la canción que inaugura su nuevo período como solista. Si bien el sucesor de Último acto (2014) recién saldrá en abril, esta primera muestra alcanza para comprobar que el cantante quiere salir del crooner que supo ser, del intérprete de historias de amor y desamor, y alienta un sonido grande, bailable y rico en elementos, que pueden ir del rock and roll a la salsa. Y si bien no parece sencillo trasladas lo que ya podemos escuchar en streaming al vivo tiene una banda para pelear cualquier campeonato. "Hace un año ya que estoy tocando con Diego Arcaute en batería, Mariano Otero en bajo, Patricio Carposi en una guitarra, Gonzalo Córdoba en la otra y Axel Introini en teclados. Es un tema llevar esta canción al vivo, pero lo voy a lograr. Por el momento no hay vientos pero supongo que va a haber y va a ser un tema de discusión con mi señor representante (su amigo Vaino Rigozzi, guitarrista de la primera formación de Los Fabulosos Cadillacs y mánager tanto de Vicentico como de LFC).
-"Freak" no parece una canción de este tiempo, ¿No?
-Es como "Babalú" (un clásico de Margarita Lecuona que tuvo muchísimas interpretaciones y que en una de ellas supo cruzarse con el rock and roll), representa el momento en el que la música latina se cruzó con el rock. Es antiguo, pero a la vez está plagado de moods, de sonidos, de cosas más distorsionadas. Todo el disco en un punto es así, está un poco corrido de eje y de tono. Estoy justo en plena grabación, con lo cual aún me cuesta hablar de las canciones. Esta canción que salió representa una parte del disco, pero hay otras flechas que van en otras direcciones. No sé si se nota en el audio, pero trabajamos mucho para que todo esté un poco distorsionado y fuerte. No me doy mucha cuenta si eso es antiguo o moderno.
-Antes teníamos este tipo de charlas para hablar de un disco, ahora lo hacemos con una sola canción. ¿Qué te provoca eso?
-Un simple, tal cual. A mí me gusta. Así era en los 50, en los 60. Yo lo primero que me compré fue un simple, uno de Polifemo que tenía en un lado su hit, "Suéltate, Rock & Roll" (cantado por David Lebón) y en el otro una canción que interpretaba Rinaldo Rafanelli. El otro día me pasó en una nota que cuando hablé de "Freak" como un simple, del otro lado no sabían de qué estaba hablando. Me preguntaban por lo que pasa ahora en la música y me parecía una conversación antigua. A mi hijo (Florián) nadie le hace esa pregunta. Pero bueno, a mí me parece muy cómodo desarrollar una canción y trabajar sobre eso. Es un buen chiste y es algo raro para los que tenemos en la cabeza la idea de grabar un disco. Yo estoy grabando uno y es rarísimo esto. Estoy en pleno proceso y ya hay un tema sonando. Es divertido.
-¿Te ponés plazos, te apurás para terminar el disco?
-No sólo no me apuro sino que me parece que me estoy tomando demasiado tiempo. Me parece que tengo "problemitas". Hace un año que estoy grabando.
-Un usuario de Instagram, un tal Florián, te pidió hace un tiempo que largues el teléfono…
-Y que me dedique a grabar (se ríe). Me acuerdo de eso. Por suerte nadie me está apurando, lo cual es un problema también. Hace un año que estoy grabando y todavía me falta. También es muy lindo hacerlo. Para los músicos no hay nada más copado que estar en un estudio. "Freak" suena gigante, tocaron un montón de músicos, pero a la vez el disco es muy de laboratorio, de trabajar en solitario y con Héctor Castillo (venezolano radicado en Nueva York, de extensa relación con bandas y solistas argentinos; por caso, Ahí vamos y Fuerza natural, de Gustavo Cerati), que produce el disco conmigo. Es una producción de dos personas, una discusión de dos personas, de dos cabezones. No estaríamos ayudándonos a que terminar el disco. Es un muy lindo momento para mí a nivel musical.
-¿Cómo es esa relación músico-productor?
-Muy divertida. El pasa por momentos en los que me quiere cagar a piñas. Un par de veces me llegó a gritar: "¡Concentrate!" También hicimos juntos la música de la peli de Vale (La reina del miedo, de Valeria Bertuccelli y Fabiana Tiscornia) y el disco de los Cadillacs (La salvación de Solo y Juan). Nos conocemos mucho y yo estoy encantado de trabajar con él. No nos falta mucho para terminar. El disco va a salir en abril. Nos falta mezclar, cantar en un par de canciones y grabar alguna que otra cosita.
-¿Por dónde viene el disco?
-Es una mezcla de mucho laboratorio mío, de mucha compu y cuelgue en el estudio. Y sobre eso mucho trabajo de músicos amigos a los que convoqué. No son conocidos. Gente de Nueva York, de Canadá, músicos que fui conociendo en el camino; también muchos músicos de acá.
-¿Tiene que ver con que llevabas bastante tiempo sin grabar un disco solista?
-Puede ser y también con que no producía un disco desde Los pájaros (2006). Después hice los tres discos siguientes con Cachorro (López), que es un genio como productor, pero es un productor. Él hacía que yo pudiera colgarme, irme a casa temprano y cuando volvía al estudio, al otro día, ya estaba armada la canción.
-Son sociedades que funcionan de una manera y es difícil cambiar esos roles.
-Tal cual. Cachorro es un gran productor para trabajar con cantantes, tiene muy buena oreja. Esto es otra cosa, es más un experimento.
-¿Creés que se te va a complicar llevarlo al vivo?
-No, al vivo no se me va a complicar, siempre encontramos la vuelta para hacerlo sonar. Me gusta que las bandas suenen bien, así que trabajaremos lo que haga falta para que eso pase. Los músicos con los que toco son todos cabezones, con ganas de sonar bien y fuerte, así que no va a ser para nada difícil.- En mi opinión, cuando más extraño suene en este momento es mejor. Siempre hay que tener buenas canciones, seas Travis Scott o Paul McCartney. Hay que tener algo que decir, una buena idea, una buena melodía, una buena interpretación. Eso tiene que estar, pero después hay que llevar los elementos al máximo. No es momento para medias tintas. Es un momento particular.
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-¿Qué te pasa hoy como oyente?
-Tengo mucho en la oreja el hip hop y el trap. Me costó bastante correrme de eso para el disco. Porque, por otro lado, tengo una escuela cercana a eso. Los Cadillacs en algún momento éramos eso; yo fui eso. Veo todo raro, pero está bien. Hay cosas alucinantes, hay mucha música muy buena y también bastante con lo que no pasa nada. En el pop no pasa nada, porque en el trap pasa de todo. Hay mucho para hacer aún y hay gente muy talentosa. El trap es la expresión exacta de este tiempo. El trap es un pibe con una compu que puede hacer que explote todo por el aire. Es bastante psicodélico y metafísico.
-Es muy punk, ¿no?
-Básicamente es eso. Es los Cadillacs en el 84. No me estoy comparando, ¿eh?. Me parece muy psicodélico, cuenta un cuento sobre el cuento. Es un tipo haciendo un descalabro mundial con una compu. Y no solamente porque tiene millones de escuchas sino diciendo porque dice cosas desubicadísimas, con pensamientos sobre el pensamiento actual. Eso me gusta. También escriben mucho sobre cuánta plata ganaron y eso es una estupidez. Kendrick Lamar es impresionante, es Bob Marley. Childish Gambino es tremendo. ¿Viste Atlanta? (la serie). Es muy buena. Él es un artista completo. A mí todo eso me hizo pensar qué es ser un solista. Me parece que lo que hice hasta hace un tiempo se quedaba a mitad de camino. Todavía sigo sin mostrar del todo lo que puedo dar. Hay muchas cosas que no hago: actuar, tocar en vivo los instrumentos. Me da un poco de fobia, la verdad. Hasta ahora estaba muy tranquilo porque venía grabando, pero ahora que salió la canción y la compañía necesita que yo salga a hablar, ya no.
-En un punto hablás de sacarse de encima cosas que uno arrastra desde siempre. Las trabajás, las mejorás, las dejás, pero siguen estando, ¿no?
-Sí, tal cual; me da un poco de fobia. Me interesa este momento. Es una etapa en la que todos estamos entendiendo que los artistas son personas comunes. Hay una página que se llama "tu ídolo es un f...". Hay una confusión gigante abonada por muchos, no sólo por los artistas, de que el músico puede decir cualquier gilada y la gente igual le va a gritar "¡ídolo!". Eso se está terminando. Es algo que yo pensaba hace años. ¿Viste el músico que sube al escenario y dice: "Buenas noches Córdoba"? No es Córdoba, son personas que te fueron a ver, a las que les pasa cosas distintas. Como músico, humildemente vengo una horita y media a que nos transmitamos unas emociones, que conectemos con algo ancestral que tenemos todos, que es eterno: tristezas, alegrías, conexiones. Es ridículo pensar en téminos de "buenas noches Córdoba", agitar ideas ajenas. No voy a pelear peleas que no son mías. Mi pelea personal es mucho más pequeña, es única, es para mí y a la vez es todo lo que tengo: que mis hijos (Florián y Vicente) sean sanos y felices, cuidar a mi esposa (Valeria Bertuccelli), hacer canciones bonitas y tratar de pasar por la vida de un modo agradable. Gracias que puedo con eso.
-Días atrás dijiste en una entrevista radial a quién ibas a votar y se armó un revuelo con eso. ¿Te molesta la grieta?
-En principio no le tengo miedo a la grieta. Son personas que piensan una cosa y otras que piensan otra. Que después eso se utilice para sacar un rédito es otra cosa. No es por minimizar el tema, pero en todos lados es así. ¿Qué creen, que en otros países no pasa? Somos un poquito exagerados. A mí que Alberto (Fernández) en un debate diga que no le va a escapar al tema del aborto y que en su gobierno va a hacer todo lo posible para que se legalice, y que Macri diga que es celeste, me alcanza para estar de un lado. Si yo tuviera el poder de síntesis en mi cerebro para contarte claramente lo que pienso, lo haría. Como no lo tengo me callo la boca. Tampoco soy tonto.
-Ahora hay dos solistas en la familia. ¿Qué te parece lo que está haciendo Florián?
-Me parece un genio, pero soy el papá, qué voy a decir. Pero hablando lo más objetivamente posible, creo que tiene un don para escribir canciones, un talento para escribir tuits musicales cerrados. Empiezan, tienen una curva y terminan. Y dicen algo musicalmente, con letra. Hay mucha búsqueda en lo que hace. Es muy romántico, en el sentido de alguien que está pensando en el amor en una dimensión gigante.
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