Via Flaminia Pop: las bandas de zona norte que marcan tendencia en la escena porteña
Desde Bandalos Chinos hasta 1975 y El Zar, abren su camino con una estética que combina sonidos de moda con cierta tradición vintage local; festivales, público y la idea de comunidad
"Estaba esperando en la estación, Pensando en la letra de una canción", canta Bandalos Chinos en una de sus canciones. Este tema es uno de dejos ochentosos que recuerdan a una de The Police pero con la colaboración de la banda de pop francés Phoenix, la unión entre dos décadas, dos formatos distintos pero que habitan en el sonido de un solo grupo que, hoy por hoy, son centrales en la cultura nocturna de la ciudad de Buenos Aires y alrededores. No obstante lo interesante de esta canción no es su identidad musical, que marca tendencia en las bandas actuales, si no su título, "Veccar", porque con una palabra, Bandalos Chinos habla mucho sobre la situación de la escena local. La aparición de un grupo de bandas identificadas con el corredor norte de la zona meteropolitana que podría denominarse Via Flaminia Pop, en honor a la tradicional heladería de San Isidro, y a Luca Prodan, que alguna vez calificó de la misma manera a ciertos grupos de los ochenta con una estética similar, como Soda Stereo.
Los BaCh, como abrevia la banda su nombre, son oriundos de Beccar, una ciudad del norte del Gran Buenos Aires, pleno partido de San Isidro. Ellos se conocieron en la escuela Santa María de las Lomas en San Fernando, y empezaron a tocar en diferentes grupos hasta que en 2009 nació el nombre y empezó el camino de la banda. Con una estética muy diferente trajeron un sonido que marcó a la industria del pop argentino hasta la actualidad. Dejos de bandas como Foster the People o movidas artísticas como el britpop de Blur y Oasis, mezclada con la estética más nacional del pop rock de los 80 como Soda Stereo.
Las ideas de Damon Albarn en Gorillaz brillan como joyas entre el sonido desinteresado y adolescente de los grupos, aunque también hay lugar para el "bedroom pop" de Chvrches, Men I Trust o Florence + The Machine (alimentado en gran medida por la estética de Radiohead). En el páramo nacional el sonido de Spinetta es uno que se tiene que mencionar, pero tampoco hay que dejar de lado a Virus, quienes popularizaron un estilo de música que se extendió como un fuego salvaje en la industria local. No obstante, hay una influencia que se suele escapar pero que al mismo tiempo es vital para la entender la escena, la de Lucas Martí y Nahuel Vecino con su banda A-tirador láser. El grupo donde también participó Migue García, hijo de Charly, sirve como una radiografía de la música que hoy resuena en los auriculares de la juventud porteña. "Melancolía pop de los 90", lo define Lautaro Cura, el cantante de Isla de Caras.
Muchos empezaron a perseguir esa estética sonora pero agregando sus propias ideas que enriquecen la movida de pop nacional. "En este momento hay lindas bandas y eso que proponen es lo que va a empezar a sonar de los que emerjan y digan: ?Que sonido fresco, lo quiero replicar'. Es lo que van terminar pasando en los centros culturales, en los bares, en los boliches. Al final es una estética que nos cruza a todos", afirma Maximiliano Rostan de la banda Subeibaja Eléctrico. "Es algo medio vintage pero a la vez es moderno. Una especie de mezcla entreParcels y Bill Withers. Son un montón de influencias que hacen una música incluso más rítmica y un poco más bailable. Algo con más groove", explica Manuel Sotelo, guitarrista de La Línea Azul.
Los Chinos no son el único grupo de esta movida de pop de zona norte. Los principales escenarios de la ciudad de Buenos Aires están habitados por músicos de Beccar, San Isidro y Vicente López, así como bandas oriundas de barrios como Colegiales, Belgrano y Nuñez. Barco, El Zar, Delfina Campos,1915 y decenas de grupos ocupan el centro de la escena del pop porteño con su ameno sonido que mezcla influencias para crear algo propio que ya es un éxito de público en lugares como Niceto Club. Pero la idea no se queda en la nocturnidad porteña sino que es un sonido casi diseñado para bailar bajo el sol de la tarde en un festival al aire libre junto al río o junto a la pileta. Las influencias son reconocibles pero al mismo tiempo son eso, "influencias", no son una copia, y logran apropiarse de los sonidos sintéticos que marcaron la década de los '80, o los ritmos del groove de los '70, pero con los avances tecnológicos y estéticos de una nueva era.
Otra cosa que caracteriza a esta escena es la unidad. "Es como si fuera un hermano más grande que está ahí todo el tiempo", afirma Cura sobre "los Chinos". Ese sentido de familia es uno que se siente entre las bandas que conforman esta escena: Uno de los miembros de "los Chinos" (Salvador Colombo) fue productor y tocó el sintetizador en Isla. Iñaki Colombo, además de ser guitarrista en BaCh fue el encargado de producir el primer disco de El Zar.
"Esas rivalidades de que el pop era Cerati y Soda Stereo y que Patricio rey y sus Redonditos de Ricotaeran rock y la cosa poco más barrial nos parece una estupidez. A nosotros no nos pegó porque somos de una generación más arriba. Eso de diferenciar por géneros y separarnos, sobretodo ahora que somos todos colegas y estamos todos medio en la misma, no da", sentencia Facundo Castaño Montoya de El Zar. Cura opina de una forma similar: "Las bandas no compiten entre ellas, nosotros somos amigos de Los Bándalos, vamos a ensayar a Saldías (salas de ensayos ubicadas en Barrio Parque), se arma como un universo de amistad que capaz antes era un poquito más difícil, por eso creo que es más fácil tener una banda hoy que en los ?80. Ya no es todo un Boca-River."
Esas rivalidades de que el pop era Cerati y Soda Stereo y que Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota eran rock y la cosa un poco más barrial nos parece una estupidez""
Para Federico Penzotti (Penzo), tecladista de 1915, "esa hermandad tiene que ver con un desarrollo musical a nivel federal". "Es algo cultural que cambió y que obviamente se representa en los nichos como es el corredor norte", continúa. Su compañero de banda Cruz Hunkeler, siente que esto tiene que ver también con la crisis económica que afecta al país y golpea con fuerza al ambiente de las artes: "Si vos no te amigás con el que tenés al lado para hacer un fechón es muy difícil hacerle frente a una situación donde la gente no puede pagar una entrada".
Orígenes y cruces
Isla de Caras nace de la cabeza Cura en dupla con Mateo Mórtola, quien en ese momento estaba tocando los sintetizadores en Silvestre y La Naranja. Con la producción de Salvador Colombo, quien lo conoció mientras éste dormía en una clase de la Universidad de San Andrés, grabaron el primer tema de la banda que los puso en el ascenso. Mórtola decidió irse del grupo para perseguir una carrera en el mundo de la literatura y ahí es cuando llegan Nicolás Teubal, Sascha Karushima y Francisco Nicholson (quien también es parte de la banda que acompaña al dúo El Zar). Con Colombo en los sintetizadores empezaron a tocar y prepararse para el primer disco. "Quisimos hacer un disco como se hacían antes, medio de retiro espiritual, vamos a un estudio y solo nos enfocamos en esto", comenta Cura del proceso que los llevó a hacer Chango, su primer disco que ahora se edito en Japón. El disco lo grabaron en los últimos días de diciembre, cuando todos tenían vacaciones en sus trabajos.
Por su parte El Zar nace en 2015, luego de que Pablo Giménez y Facundo Castaño Montoya terminaran un proyecto que tenían junto Yago de Ainda Dúoy decidieran empezar una banda entre los dos. Su sonido destaca entre las bandas de la escena porque más allá de la estética lo-fi y pop que comparten con Bándalos y el resto de la troupe, también se pueden encontrar algunas guitarras más rockeras, como la que suena de fondo en "Los chicos no entienden" o el riff que abre "Dejarte estar", que rememora a "Todo un palo" o las canciones del disco Oktubre, de los Redondos.
Esta explosión de grupos permitió abrir el espacio a nuevas expresiones que se nutrieron del éxito y del estilo para hacer su propia movida. Este es el caso de Subeibaja Eléctrico, una banda que fusiona géneros afroamericanos como el jazz y el hip-hop de Erykah Badu y Anderson .Paak, con las emociones de Bándalos. En algo se asemejan a otra banda que se llama Jvlian. Subeibaja son más nuevos en los escenarios de la noche porteña pero aún así comparten ese compañerismo del Vía Flaminia Pop. "Sabemos los vulnerable que se puede estar en el escario así que siempre tratamos de fomentar el apoyo mutuo", afirma Lautaro Zitelli, miembro del grupo.
Históricamente las bandas más populares dentro de la escena local salieron del sur y el centro de la capital del país, La Plata, el sur y el oeste del Gran Buenos Aires. El corredor norte quedó relegado, pero eso no significa que no tenga un pasado. Siete Delfines, banda de Richard Coleman y Gamexane, quien también fundó Todos Tus Muertos, tenían su historia arraigada en el norte del Gran Buenos Aires. Uki Goñi, hijo de un diplomático Argentino, quien luego se transformaría en periodista de investigación, que vivía en San Isidro, fundó Los Helicópteros, una banda que bien podría ser el antecedente menos conocido (hasta por la propia escena) en sonido y ética musical a Via Flaminia Pop. En capital también fueron importantes barrios como Belgrano, Nuñez y Colegiales que sirvieron, en parte, de caldo de cultivo para Los Abuelos de la Nada, Soda Stereo y Spinetta.
A pesar de todos esos primeros experimentos donde se profundizó la presencia musical de la zona, al cruzar la avenida General Paz las dificultades para encontrar escenarios donde subirse a tocar diminuyen de manera exponencial. "¿Como es que en la avenida Maipú, Santa Fe y Centenario no hay ni un Niceto, ni un Roxy, ni una Tangente?", arremete Penzo, nombrando a bares y boliches que abundan en la mitad porteña del corredor norte. "Hay 14 kilómetros desde puente Saavedra hasta Perón y no vas a encontrar nada. No hay una venue de 150 o 200 personas que sea accesible para las bandas", explicó. "Está el Centro Cultural San Isidro, que es un teatro con butacas. Es un lugar hermoso pero no es un lugar de fomento. Van sólo las bandas que meten mucha gente y alquilan el lugar.", afirma Hunkeler. "No hay un bolichito donde haya música en vivo y una movida que pueda popularizar a las bandas de la zona", dice.
Ellos son parte de una movida cultural mucho más grande donde el género de lo que se hace es más anecdotico que determinante. Muchos de estos grupos son los que tocan en la franja de la tarde de festivales como el Lollapalooza o el Buena Vibra. Ensayan en los mismos lugares, uno de los más frecuentados es el Polo Cultural Saldías, ubicado entre Barrio Parque y la Villa 31. Comparten escenario junto a Wos, Marilina Bertoldi y Perras on the Beach o incluso van a ver recitales con Louta: o sea una especie de grupo que mantiene una escena y que traspasan las barreras de los géneros. No obstante la presencia de este subgrupo tiene sentido cuando se observa donde se realizan los principales festivales.
San Isidro, Vicente López y otros lugares de la zona fueron los que empezaron a abrir las puertas a eventos con una identidad cultural mucho más amplia. Fiestas como Jalea que continúa llevando bandas de toda la región a sus escenarios. En el ambiente de festivales más internacionales está el Lollapalooza, en el Hipódromo de San Isidro, que le abrió las puertas al indie argentino con bandas como Intrépidos Navegantes o El Mató a un Policía Motorizado.
Estos espacios al aire libre se transformaron en cierta forma en el corazón de la escena, música para escuchar bajo el sol del verano o un atardecer de primavera junto al río, tranquila, liviana, pero que al mismo tiempo transmite muchas emociones. Un sonido fresco, diferente del que propusieron las bandas platenses postcromañón, un poco más focalizado en vivencias suburbanas. "Somos simbióticos", afirma Castaño Montoya. "Hay una escena, y quieras o no, algunos festivales como el Buena Vibra generan cosas. las grillas las componen bandas que son relativamente emergentes o de esta escena medio pop". Hay hasta propuestas como Dharma y Flora y el duo Magnolia que abrevan inclusive en una propuesta melódica moderna: algo así como un Banana Pueyrredón para las nuevas generaciones románticas. Por la cantidad de grupos y el éxito que tienen, sin duda es una escena pop que llegó para quedarse y expandirse.
Una camada joven que abre su propio camino
Isla de caras, El Zar. Facunto Castaño Montoya de El Zar y Lautaro Cura, de Isla de Caras, dos bandas que representan la música fresca del corredor norte.
Bandalos Chinos. El grupo de Beccar ya tiene una trayectoria en la escena porteña y en los últimos años abrió una senda para que otras bandas tomaran su ejemplo estético y sonoro.
Dharma y Flora. Distintos del resto, la banda explora un estilo más asociado a la canción melódica con instrumentos orgánicos; al igual que el dúo Magnolia la búsqueda es el romanticismo.
Subeibaja Eléctrico. Con mucho groove rapero joven y cierto aire jazzístico en la música, el grupo podría ser ideal para alguna terraza o el parador de una playa al atardecer.
Cinco canciones representativas de este sonido
"Vámonos de Viaje" de Bandalos Chinos:
Pocos temas de esta movida son tan reconocibles y marcaron tanto la escena como Vámonos de viaje. El tema que abre Bach, el último disco de la banda de Beccar, es también uno que tiene un estilo que samplea en su melodía a "Home By The Sea", del grupo Genesis.
"Los chicos no entienden" de El Zar:
La banda de Pablo Giménez y Facundo Castaño Montoya es diferente al resto de los grupos de la escena, dado que, aunque cueste linkearlos, sus influencias son Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Este es el caso de esta canción que es acompañada por una guitarra con dejos ricoteros.
"Despacio" de Isla de Caras:
Chango, el disco de la banda de Lautaro Cura, fue editado hace poco en Japón. No obstante, antes de llegar a las tierras niponas resonó en los parlantes y auriculares de la Argentina. "Despacio" es un tema con mucho groove que logró trascender las barreras del idioma.
"Policía" de 1915:
Este tema es similar a "Pumped up kids" de Forster de People en dos cosas. Un estilo musical alegre y bailable que puede ser bailado por la gente en los boliches. La otra es una letra políticamente comprometida y oscura que sirve para pensar, una canción de dos caras.
"Magnetismo" de La Línea Azul:
"Vintage pero moderno" es como definió Manuel Sotelo al sonido de la banda y eso es a lo que suena "Magnetisimo", el single de la banda que ahora está armando un disco que saldrá dentro de poco. Los sonidos de Bill Whithers resuenan en esta canción groovy pero que aún así logra ser algo completamente fresco.
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