Vetusta Morla presenta Mismo sitio, distinto lugar en un show apoteósico en el Ópera
Con las vestimentas renovadas y tintes épicos e intimistas, Vetusta Morla, la banda más exitosa del indie español, deleitó ayer a más de mil personas en el Teatro Ópera con su contundente sonido y precisa interpretación, cualidades que la sitúan a la cabeza de los grupos del país hermano con mejor directo de la última década.
"Queridos argentinos y paseantes por Buenos Aires: no os perdáis a una de las mejores bandas españolas, por no decir la mejor", advertía estos días Pancho Varona, fiel compañero de Joaquín Sabina , en Twitter. Y, como haciéndole caso, a la cita acudieron no solo cientos de fans sino también grandes figuras locales como Andrés Calamaro y Abel Pintos . "Llevaba tiempo esperando la oportunidad de verlos", decía este último ayer en la misma red social.
Al show se unió, asimismo, el músico y cantautor Lisandro Aristimuño , en su caso como invitado para poner voz a uno de los diez temas del último álbum de la banda, Mismo Sitio, distinto lugar, cuya gira de presentación por Latinoamérica culminó ayer tras su paso por Perú, Chile, Colombia, México y Uruguay.
"Es un gusto estar otra vez en Buenos Aires", saludó al público el vocalista Juan Pedro "Pucho" Martín, a quien acompañan, en este "matrimonio de seis" –que posee su propio sello discográfico, Pequeño Salto Mortal-, David García (batería y coros), Álvaro Baglietto (bajo), Juan Manuel Latorre (guitarras y teclados), Guillermo Galván (guitarras, teclados y coros) y Jorge González (percusión y programaciones).
Este cuarto disco de estudio, el más conceptual y personal de la banda, supone para sus integrantes un reseteo, un volver "a la casilla de salida desde el sitio en el que estamos ahora", recalcó el cantante al inicio del show.
El concierto comenzó entre un clima nostálgico y la nueva impronta electrónica que la formación imprime al álbum, patentes en el arranque con tres de las nuevas canciones: el tema que da nombre al disco, "Deséame suerte" y "El discurso del rey" (letra que ironiza sobre las palabras que el rey de España dedica a sus ciudadanos cada fin de año).
Cargado de reflexiones existenciales y recuerdos de adolescencia, el nuevo trabajo fue grabado y producido en los míticos estudios Hansa de Berlín bajo el mando de Campi Campón (quien ha trabajado con Natalia Lafourcade, Marlango, Jorge Drexler) y mezclado en los Tarbox Road Studios de Cassadaga, en Estados Unidos, por Dave Fridmann (colaborador de Mogwai) para terminar en el legendario Sterling Sound de Nueva York con Greg Calby.
En diálogo con LA NACIÓN, el guitarrista y también compositor de Vetusta Morla, Juanma Latorre, explicó que este trabajo fue para la banda un proceso de transformación y de búsqueda de identidad. "A veces no te das cuenta de que las cosas que haces no acaban de corresponder con quién eres y necesitas ajustar lo que tienes para seguir siendo honesto contigo mismo. La premisa para nosotros es actualizar nuestra música en base a quienes somos", recalcó.
Los músicos españoles sintieron que desarrollar su directo los estaba "constriñendo, porque estaba haciendo que las canciones, cuando las componíamos para un disco, tenían que sonar en vivo y eso hacía que no pudiéramos utilizar ingredientes o instrumentos que no dominábamos muy bien, ni permitir que otros artistas y personas cambiaran el rumbo del proceso en el aspecto creativo. Así que esta vez nos hemos olvidado de eso, hemos abrazado la incertidumbre y nos hemos lanzado a un territorio desconocido, a hacer cosas que no dominábamos bien".
Una década después de abrazar el éxito con su primer disco, Un día en el mundo (2008), y de dos dedicadas a la música, Vetusta Morla ha sabido reinventarse y, mediante un ejercicio de autoconciencia, preguntarse por qué hace lo que hace.
"¿Quién no ha pasado por un momento de transformación? ¿Quién no se ha sentido cómodo con su vida en un momento dado y no ha tenido que luchar contra sí mismo y contra lo que hay alrededor, con cierto inconformismo, y ha encontrado violencia y confrontación en el cambio? ¿Y quién no ha encontrado esperanza y redención en el mismo?", son las preguntas que se hizo la banda a la hora de encarar el proceso.
El grupo, nacido a finales de los 90 entre un grupo de amigos en la localidad madrileña de Tres Cantos, afirma que hubo aprendizaje en la producción de Mismo sitio, distinto lugar, el primer trabajo que graba fuera de casa. "Dimos con este estudio de Berlín y nos aportó muchas cosas; allí hay una cantidad de aparatos increíbles y era casi un museo de instrumentos, que pudimos incluir y que no hubiesen sonado de otra manera. Y con Hansa ocurre que es y ha sido un sitio como de peregrinación y búsqueda de una nueva piel para grandes artistas como U2, Iggy Pop o David Bowie".
La esencia de la banda reside en parte en su imparable metamorfosis e irrenunciable honestidad, que deja ver sobre el escenario. En el Ópera, los presentes cantaron anoche con energía los temas íntegros del nuevo álbum tanto como varias de sus canciones insignia de los trabajos anteriores.
"Golpe maestro", "La mosca en tu pared", "Pirómanos", "Cuarteles de Invierno" y "Fuego", de su disco anterior La Deriva (2014), o "Maldita dulzura", de su segundo álbum, Mapas (2011), pusieron al público de pie en medio de una metralleta de sonidos con dobles guitarras, percusión exquisita y juegos melódicos que recorrieron el teatro.
Tras interpretar "Copenhague", de Un día en el mundo y elegida como una de las tres mejores canciones del indie español de los últimos 30 años por los oyentes de Radio3 (España), siguieron los temas nuevos: "Guerra Civil", "La vieja escuela y "23 de junio", tema para el cual la banda invitó a Lisandro Aristimuño para cantar a dúo en uno de los momentos más mágicos de la noche.
En el resto de las nuevas composiciones, como "Punto sin retorno", "Palmeras en la mancha" o "Te lo digo a ti" (en cuyo videoclip participan Lolita y Nacho Vegas), y en hits como "Valiente" o "Sálvese quien pueda", volvió a quedar patente la vitalidad de otro sello de la banda en la voz y puesta en escena de Pucho Martín.
El cantante dedicó un agradecimiento a su equipo, al público y a su maestra, Patricia Ferro, "una porteña que lleva años emigrada en España y que siempre tuvo el sueño de tocar en el Ópera".
"Desde que pusimos un pie acá por primera vez en 2009, tenemos una conexión muy profunda con Buenos Aires. Sentimos que está como muy hermanada con Madrid, la sentimos muy próxima y ojalá que nuestra historia de amor con la ciudad se prolongue durante muchísimos años", recalcaron los integrantes de la banda, quienes afirman que desearían compartir escenario algún día con grupos locales como El Mató a un Policía Motorizado o Eruca Sativa .
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