‘Empecé a componer a los 17 o 18 años, con mucho pudor y muy de a poco", dice Vera Spinetta, que hoy tiene 28. Por eso, se puede decir que su primer disco, Terso, editado de forma independiente el 18 de septiembre pasado, es más que solo siete canciones, es un proceso largo que hizo para encontrarse a sí misma y para animarse a mostrarse ante el público.
"Me he animado antes a cantar de invitada con mi viejo, con mi hermano, con una banda de amigos", dice la hija menor de Luis Alberto Spinetta y hermana de Dante, Catarina y Valentino, a la que hasta 2019 solo habíamos conocido como actriz. "Pero en un momento, decidí no cantar más de invitada porque tenía ganas de inspeccionar y experimentar con mi voz para encontrar un sonido propio".
Con dos productores amigos, Pablo Bursztyn (Proyecto Gomez Casa, O.L.I.V.I.A.) y Moreu (Naomi Preizler, Juana Rozas), consiguió una forma de trabajar cálida con la cual pudo sentirse cómoda. El proceso consistió en un primer año y medio donde trabajaron canciones que después no quedaron en el tracklist. Había un entorno lúdico de prueba y error, que le sirvió a Vera para abrir el juego. "Creo que ni una sola vez no estuvimos de acuerdo en una decisión", dice. "No quería que fuera mi disco y punto final".
A pesar de que Vera compone en guitarra, las canciones son mayormente electrónicas. Los tres juntos experimentaron con los instrumentos y llegaron al sonido del disco de una forma intuitiva. Terso es una palabra que define muy bien el tono casi cristalino de las canciones. La producción es muy prolija y cada elemento tiene su propio lugar. "Incesante", por ejemplo, abre el disco con unos teclados espaciados y abstractos a los que se les suma un beat rápido, creando entre ambos un contraste dinámico. Su voz, siempre con calma, planea sobre ellos para unirlos en armonía.
Encontrar una identidad sonora fue lo que hizo que se anime a publicar su música después de haberla guardado solo para ella por tantos años. Vera se define como tímida: "Siempre me dio mucho miedo la exposición, más allá de que yo decidí ser una persona públicamente expuesta porque, si no, haría algo que nadie tenga que ver ni escuchar. Es una contradicción difícil de manejar".
Actuar le resultó siempre más accesible. Participó de series y películas como En terapia (2012) Voley (2015) y Soledad (2018), en donde personificó a la militante anarquista María Soledad Rosas. "Como actriz estoy interpretando la creación de otra persona, entonces siempre va a depender de los límites o las libertades que te dé el director o el guionista. Obviamente hay mucha creación, pero estás interpretando y brindando toda tu creatividad en función del imaginario del otro".
Antes de Terso, Vera ya había mostrado un poco de su persona en un libro de poemas, Eclosión, que publicó en 2019: "Ese fue el paso más grande que hice en mi vida hasta ahora. Para mí implicaba pasar de estar protegida a no estarlo más. Hacerme cargo de quien soy, de qué tengo para decir y poder hacerlo sin que sea una catástrofe".
No sorprende que uno de los procesos que más disfrutó haya sido el de las letras: "Me re obsesiono con eso. Me divierte un montón porque cada melodía y armonía tienen la palabra precisa y hay que encontrarla". Puede pasar varios días sintiendo una melodía y cantándola hasta que de repente aparece una palabra de la que puede empezar a construir la letra. En Terso, todo fluye en armonía. "La voz es muy personal. Vos estás tocando tus propias cuerdas y si no sos un super virtuoso o estás entrenado, estás muy vulnerable, y el canto va a variar según tus sensaciones y emociones", dice.
"Ave Anexa", una canción que le dedicó a su papá, muestra esta unión entre música, voz y palabras. "Tu voz me llama, recorre la habitación, se posa en el retrato de mi propio rostro," canta Vera. Si bien la música de ella se aleja de la del padre, comparte con él la delicadeza. "Capaz con las pérdidas de los seres queridos uno empieza a vincularse de otra manera y sentís mucho su compañía en un nivel abstracto. Yo lo venía teniendo muy presente y salieron estos acordes que eran muy mi viejo, y empezó a salir una melodía y una letra que hablaban de él también".
La salida de Terso coincidió con el nacimiento de su segundo hijo, Azul. El disco ya estaba terminado cuando se enteró de que estaba embarazada, pero justo en ese momento escribieron el tema "Blu" y decidió incorporarlo y eliminar otro porque quería que fueran siete canciones, su número. Pese al parate por la pandemia, ella quiso que saliera este año. "Sentía muy fuerte la necesidad de sacarlo", dice. "La idea era que saliera en agosto y se fue corriendo por temas burocráticos. Salió una semana después que Azul así que terminó re emparentado".
Trabajando en sus propios proyectos, Vera aprendió que hay que ponerle un fin a la autoexigencia. "Hay que saber parar, porque de verdad puede ser infinito", dice. Para ella, ese freno se trata de un sentimiento interno más bien intuitivo y no tan racional, ya que el pensamiento siempre lleva a encontrar cosas para corregir. "Hay algo de la frescura que se va perdiendo si lo tocás demasiado, se desvirtúa y llega un punto en que ya perdió el sentido inicial. Si eran cosas que me habían salido así como una flecha, ¿por qué tocar tanto esa frescura que tenían naturalmente?". La canción que cierra Terso y le da el nombre al disco es la más despojada de todas. El oyente se encuentra solamente con Vera y un piano de notas delicadas que avanza junto a su voz como si fueran una pareja de baile que disfruta de cada movimiento. Con calma y plenitud, ella hoy puede cantar: "Ya no veo más que me rodea, solo queda confiar en mí".
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