Uto Ughi cierra el ciclo del Mozarteum
Con los recitales que Uto Ughi ofrecerá hoy y mañana, a las 20.30, en el Teatro Colón, el Mozarteum Argentino finaliza su temporada 2003.
El destacado violinista italiano regresa al Colón con el mismo pianista que se presentó en 2001, también para el Mozarteum: Alessandro Specchi.
Si, en aquella oportunidad, Ughi y Specchi abrieron un abanico temporal que se extendía entre el barroco y el romanticismo, en esta oportunidad lo ampliarán hasta el siglo XX.
El programa, que será el mismo para las dos noches, se abre con la celebérrima Chacona, de la Partita N° 2 en re menor para violín solo, de Bach, continuará con Beethoven, esta vez la Sonata n° 7, Op. 30 n° 2 en do menor; para terminar con los festivos y virtuosísticos "Aires Gitanos", de P. de Sarasate (1844-1908) y la bella Sonata N° 2 en Re mayor, Op. 94 (bis) de Sergei Prokofiev.
Nacido en 1944, Uto Ughi se presentó por primera vez en la Argentina en 1970, en una función que dirigió Peter Maag. Desde entonces, regresó una y otra vez tanto para ofrecer recitales de música de cámara como para ser solista en diferentes conciertos sinfónicos.
Este ex niño prodigio (ofreció su primer concierto a los 7 años) logró mantenerse en el competitivo mundo de la música clásica a fuerza de talento y administrando cuidadosamente su tiempo: ofrece no más de setenta conciertos anuales.
Violines históricos
A la hora de tocar, Uto Ughi cuenta con la posibilidad casi única de poder optar entre dos históricos violines construidos por dos casas legendarias: Guarneri y Stradivari. De los primeros constructores tiene un instrumento de 1744. De los segundos, el violín, de 1701, que porta el apodo de "Kreutzer" porque fue tocado por el eximio instrumentista al que Beethoven le dedicó la Sonata N° 9.
Ughi suele explicar cuenta que alterna el uso de estos centenarios instrumentos, en parte para darles un descanso a las trajinadas maderas y también en función del repertorio que vaya a interpretar, ya que tienen caracteres complementarios. "Cada uno tiene su personalidad -comentó Ughi sobre sus dos incunables en su anterior visita-. El Stradivari tiene un sonido terso, apolíneo, ideal para el repertorio italiano de Vivaldi, Tartini y el clásico como Mozart, porque tiene gran claridad. En cambio, el Guarneri es como un cuadro de Rubens, permite hacer más claroscuros. Es más dionisíaco y lo suelo usar para Brahms, pero también para Bach."