La canción fue editada por el músico en 1983 y por mucho tiempo se especuló acerca de quién fue la musa detrás de la composición que tiene una insólita conexión con Diana de Gales
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El hombre del piano quería aludir a una dinámica de pareja que reflejara dos mundos opuestos, el vínculo entre una mujer de clase social alta y un hombre “del downtown”, habituado a un estilo de vida de clase trabajadora. De ese concepto partió Billy Joel para la composición del segundo single de su noveno álbum de estudio, An Innocent Man, editado en agosto de 1983. El proceso de escritura nunca fue algo que el neoyorquino precisamente disfrutara. Por el contrario, había cierto temor al abordar esa parte esencial al momento de gestar una canción. Muy pocos músicos admiten sus debilidades, pero Joel es uno de ellos. “Cuando tengo que escribir empiezo a dilatar ese momento lo más que pueda. Puede ser muy extenuante”, declaró en dialogo con Howard Stern.
“A veces miro el piano y se convierte en una bestia enorme y negra de 88 dientes que me quiere arrancar los dedos, y lo cierto es que la inspiración no siempre viene de la nada, no siempre tenés ese instante prometeico en el que surge algo como ‘New York State of Mind’”, explicó, para luego ser más tajante. “Me gusta el resultado, pero odio escribir”, manifestó. Sin embargo, trata de no sucumbir al pánico que se desprende de ver la hoja en blanco o a esa bestia negra que lo mira desde un costado. Billy siempre se sienta al piano. Billy siempre escribe. “Luego, las canciones que más me gustan no siempre son los singles, en realidad disfruto mucho más de los temas que están en el fondo de mis discos”, apuntó.
La decisión de hacer de “Uptown Girl” el segundo single de An Innocent Man -tras el lanzamiento de “Tell Her About It”- tenía sentido, aunque su factótum, con su mirada nostálgica sobre su legado, prefiera otras canciones de su inconmensurable catálogo. El hit, producido por Phil Ramone es, efectivamente, una canción pegadiza, irresistible, editada un 29 de septiembre de 1983 como parte de la promoción de un disco bisagra para Joel, quien había adquirido un estatus de rockstar del que no renegaba.
“De repente, tras mi divorcio (de Elizabeth Weber, su primera esposa y exmanager), me sentí como un adolescente de nuevo”, expresó el músico en relación a cómo su vida privada generó un gran interés por sus constantes salidas con diferentes mujeres. Asimismo, An Innocent Man también, como muchos de sus trabajos, es un homenaje a su Nueva York natal, de la que muestra apenas una viñeta en la portada del disco, en la que se lo ve sentado en unas escaleras de la calle Prince, en pleno Soho.
En sintonía con ese leitmotiv, “Uptown Gil” emerge como una composición casi cinematográfica, con una estructura de comedia romántica, con un meet-cute de un hombre y una mujer que se conocen y se enamoran en una intersección, como la intersección que vemos en esa tapa en la que la calle Prince se entrelaza con la calle Mercer.
El misterio detrás de la “uptown girl” y la versión del músico
SI bien Joel se ocupó de desmentir que An Innocent Man fuera un álbum cien por ciento autorreferencial (“es un disco de historias, de personas”, declaró, en relación a ese tinte cinematográfico), “Uptown Girl” es la excepción a su propia regla. En 1983, el artista, como él mismo explicó, estaba en un período de “efervescencia adolescente” y su gran hit es la viva prueba de ello. “Cuando escribís canciones, lo hacés desde el sentimiento más profundo que te está atravesando en ese instante”, aseguró y añadió: “No quise pelearme con lo que me estaba pasando y por eso el material apareció muy rápido, muy fácil, me divertí muchísimo haciendo el disco, estaba como reviviendo mi juventud y, en seis semanas, ya había terminado de escribir los 10 temas”.
El frenesí por el mundo nuevo que se le presentaba tiene a “Uptown Girl” como punta de lanza, como ese cometa Halley que le permitió repetir ese rapto de inspiración prometeica que no surgía con frecuencia. Si lo logró con An Innocent Man fue porque escribió desde un lugar de conocimiento cabal sobre sí mismo, desde el fragor de la intensidad de los vínculos que estaba entablando, desde el autodescubrimiento. De repente, las 88 teclas del piano eran una invitación a la catarsis y no una razón para alimentar su ansiedad. Billy Joel estaba en un período de transición que disfrutaba, siempre entregado a lo incierto.
Entre esos vínculos que disfrutó en esa época estaba el que vivió con Elle Macpherson, por lo que se especuló que esa “uptown girl” de la que habla en la canción era la modelo, actriz y empresaria australiana. Sin embargo, en ese momento también conoció a quien sería su esposa, Christie Brinkley, quien además es parte del video. “Vivíamos juntos cuando empezó a salir con ella”, contó Macpheron sobre la superposición de relaciones. Billy, en cierto modo, le dio la razón. “La idea del tema nació de ambos lugares”, expresó en diálogo con Howard Stern, en el que remarcó cómo este pretendía reflejar esa suerte de incredulidad del protagonista por haber podido enamorar a dos mujeres tan bellas, ambas figuras rutilantes del mundo de la moda de los 80.
Así, su vida personal se inmiscuía en su composición. “El hecho de que yo haya podido atraer a una mujer tan hermosa como Christie es algo que debería poder darle esperanza a cualquier hombre feo del mundo”, bromeó. En el video, dirigido por Jay Dubin, Joel interpreta a un mecánico que ve a una mujer hermosa (Brinkley) llegar al taller en su Rolls-Royce.
Un video lleno de clichés con un Billy que no quería bailar
El concepto del correlato audiovisual se entrega sin concesiones a los clichés, los aprehende con autoconciencia, con humor. A fin de cuentas, el punto neurálgico del tema es un lugar común en sí mismo, un tropo clásico. Entre los guiños que notamos en el videoclip se halla un afiche de la modelo pegado en una pared del garage en el que lo vemos Joel y al resto de los mecánicos que lo acompañan en su básica rutina coreográfica, además de una publicidad para los apócrifos “Cosméticos Uptown”. Sobre el final, llega esa intempestiva partida de los protagonistas arriba de una moto.
La “uptown girl” ya era parte de ese otro mundo, con el cambio de vehículo como figura simbólica (sí, otro gran cliché). De esta forma, las conquistas de Joel de ese momento fueron su fuente de inspiración, aunque la figura de Brinkley cobró una importancia significativa.
“El video de ‘Uptown Girl’ no me enloquecía”, reconoció luego el músico. “Me propusieron bailar y eso no me entusiasmaba, pero lo terminé haciendo medio sin ganas. Lo filmamos en los dos días más calurosos de Nueva York de ese año y todo el mundo le gritaba a Christie”, recordó Billy, quien se casó con la modelo en marzo de 1985. En diciembre, le daban la bienvenida a su hija, Alexa Ray, cuyo segundo nombre representaba un homenaje a uno de los grandes ídolos de Billy, Ray Charles.
La relación entre el músico y la modeló duró casi una década. El 26 de agosto de 1994 ya estaban firmando los papeles de divorcio. No hubo final feliz con una escapada en moto por Nueva York. El frenesí había pasado y Brinkley fue muy cándida al respecto: “Siempre lo adoré, solo que ya no soportaba seguir viviendo con él”, declaró años atrás, cuando fue vista en un recital de su exmarido, con quien mantiene una gran amistad. De hecho, la modelo fue una de las invitadas a la boda del músico con su tercera esposa, la chef Katie Lee, de quien también se terminó divorciando.
De Lady Di a Olivia Rodrigo: el impacto cultural del tema
Una de las anécdotas más interesantes vinculadas a “Uptown Girl” tiene como protagonista a Lady Di, quien bailó el tema en la Royal Opera House como manera de sorprender a su marido, el entonces príncipe Carlos. El episodio tuvo lugar en diciembre de 1985 en Covent Garden, popular barrio de Londres, cuando “la reina de corazones” se subió al escenario con el bailarín Wayne Sleep para hacer una rutina al ritmo del hit de Billy Joel, dedicada a su esposo y con motivo de su cumpleaños. “Le encantaba la libertad que le brindaba el baile”, declaró Sleep tras la muerte de Diana sobre un momento que recordaría para siempre y que fue recreado por la actriz Emma Corrin en la cuarta temporada de la bioserie de Netflix, The Crown.
Por otro lado, la boy band irlandesa Westlife, hizo un exitoso cover del tema en 2001 y, 20 años más tarde, la ascendente estrella pop Olivia Rodrigo mencionaría el hit en una canción de SOUR, “Déjà vu”, como manera de interpelar a su exnovio. “Supongo que ella conoce a Billy Joel porque vos le tocaste ‘Uptown Girl’, la están cantando juntos y supongo incluso que le dijiste que la amabas justo entre el coro y el verso”, canta Olivia, quien cumplió el sueño de interpretar “Uptown Girl” a dúo con Joel el año pasado, en uno de los shows que brindó el músico en el Madison Square Garden.
Así, la vigencia del tema con el paso del tiempo se vuelve irrefutable. Para Joel, el tema era sinónimo de liberación y, curiosamente, para Lady Di, también. “Diana siempre supo que quería bailar con ‘Uptown Girl’”, sumó su partenaire. “La rutina tenía un poco de todo: jazz, ballet, incluso kickline. En un momento, hice una pirueta y ella me empujó hacia abajo; luego la subí y la llevé por el escenario. Recuerdo haber pensado: ‘¡No dejes caer a la futura reina de Inglaterra’. A ella le encantó. Estaba muy emocionada por bailar esa canción”, añadió sobre cómo la efervescencia de un tema que surgió de esa “vida juvenil” de su compositor tuvo un efecto similar a posteriori.
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