“Unicornio”: del ser mitológico al poeta que inspiró la canción más popular de Silvio Rodríguez
Historia de Unicornio, la popular canción del cubano Silvio Rodríguez inspirada en su amigo salvadoreño Roque Dalton, poeta revolucionario que perdió la vida como combatiente clandestino en el Ejército Revolucionario del Pueblo.
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“Mi unicornio azul ayer se me perdió / Pastando lo deje y desapareció / Cualquier información bien la voy a pagar / Las flores que dejó / No me han querido hablar / Mi unicornio azul ayer se me perdió / No sé si se me fue / No sé si se extravió / Y yo no tengo más / Que un unicornio azul / Si alguien sabe de él / Le ruego información / Cien mil, un millón yo pagaré... / Mi unicornio azul se me ha perdido ayer, se fue”, escribía el cubano Silvio Rodríguez en los albores de los años 80, cuando presentó la emblemática canción que puso nombre a la edición de su álbum Unicornio (Ojalá, 1982) junto a otros éxitos de la Nueva Canción Latinoamericana como “La maza”, “Canción urgente para Nicaragua” y “Por quien merece amor”.
Conocida popularmente como El unicornio azul, ya han pasado cuatro décadas del lanzamiento de aquella maravillosa canción, una de las más escuchadas del poeta nacido en San Antonio de los Baños. Eran días en los que el cubano escribía canciones con las preocupaciones puestas en el mar, mientras Estados Unidos realizaba amenazadoras maniobras navales alrededor de la Isla y él seguía con atención los movimientos del Ejército Revolucionario del Pueblo, en El Salvador, que en 1975 había dado muerte a su amigo, el poeta Roque Dalton, en un episodio confuso que nunca se esclareció por completo.
En una carta escrita unos años después en La Habana, Silvio reflexionaba sobre aquellas maniobras navales de Estados Unidos alrededor de Cuba. “El pretexto de entonces era impedir un supuesto apoyo material de nuestro pueblo, el cubano, para la lucha de liberación de El Salvador, y en general, a la secularmente sufrida Centroamérica”. Y seguía: “Yo canto por goce y por conciencia. Disfruto cantando lo que invento. Incluso a veces me parece que vale la pena que cante a los demás algunas de las cosas que se me ocurren. Pero yo soy un hombre con su misión en el mundo, un hombre que ha tomado partido, lo que resulta que estoy invitando a todos a sumarse a mi bando, que es el bando de la revolución y la belleza. En el caso de ‘Unicornio’, el tema que cierra el disco del mismo nombre, todo empezó por un amigo muy querido que tuve. Un salvadoreño llamado Roque Dalton, quien además de haber sido un magnífico poeta fue un gran revolucionario, un compromiso que le hizo perder la vida, cuando era combatiente clandestino”.
Justamente, lo que muchos desconocen es que Silvio Rodríguez escribió la popular canción en honor a su amigo, el poeta Roque Dalton. ¿Y cómo se relaciona aquel poeta con el Unicornio?
Criatura mitológica representada como un caballo blanco con patas de antílope, ojos y pelo de cabra y un cuerno en la frente, las primeras representaciones documentadas de unicornio se remontan a tiempos pretéritos, épocas remotísimas habitadas por criaturas salvajes y fantásticas entre las cuales una se destacaba de todas por su belleza: era el Unicornio.
La búsqueda del poeta
Se trataba de un animal fabuloso, al que los hombres perseguían incansablemente porque, según contaba la leyenda, sus grandes poderes eran mágicos y curativos. Además portaba el poder de la juventud eterna. Pero justamente, por tratarse de un animal mágico, era escurridizo y muy difícil de encontrar, mucho menos de capturar, lo que inspiró innumerables historias fantásticas.
Poco a poco, aquellos seres mitológicos fueron cayendo en el olvido, aunque no así el misterioso unicornio, que permaneció en el imaginario de los pueblos por siglos, siempre con la esperanza de poder encontrarlo para amilanar los males de la Tierra. Los bestiarios occidentales de la Edad Media lo describieron como un animal dotado de un único y largo cuerno, con propiedades de antídoto. Este desarrollo legendario incluso asoció su figura a la encarnación de Cristo, a la imagen del caballero que sufre por amor o como símbolo de la muerte y el pecado.
Pero volvamos al amigo de Silvio Rodríguez, el poeta Roque Dalton. Nacido y criado en el seno de una familia salvadoreña acomodada, en 1953 se radicó en Chile para estudiar Derecho. Allí conoció a algunos amigos marxistas, y según sus propias palabras, de católico conservador pasó a ser un católico progresista, “un social cristiano”. Tiempo después regresó a El Salvador, se acercó al partido comunista y muy influenciado por Pablo Neruda comenzó a escribir poesía en medio de una seguidilla de dictaduras militares que gobernaron El Salvador por aquellos años marcados por la Guerra fría. Fue así que, perseguido, decidió partir al exilio en México, y desde allí visitó diferentes países del bloque soviético.
En una conversación con Mario Benedetti, Dalton señalaba: “Me parece que para nosotros, latinoamericanos, ha llegado el momento de estructurar lo mejor posible el problema del compromiso. En este caso particular, considero que todo lo que escribo está comprometido con una manera de ver la literatura y la vida, a partir de nuestra más importante labor como hombres, que es la lucha por la liberación de nuestros pueblos”, reflexionaba.
“Roquito hacía reír hasta a las piedras, como lo escribió Eduardo Galeano. Hacía reír porque rompía los lugares comunes. Nadie menos solemne que Roque Dalton, nadie más capaz de hacer reír hasta las horas negras, más dispuesto a aventarse a pecho abierto contra el peligro, nadie más accidentado”, lo recordó alguna vez su amiga, la escritora mexicana Elena Poniatowska.
Así las cosas, y luego de su derrotero por México y los países soviéticos, finalmente Dalton había recalado en Cuba, donde iniciaría una amistad con Silvio Rodríguez. Unos años después, ya enrolado en los movimientos del Ejército Revolucionario del Pueblo, en El Salvador, fue asesinado en 1975 en un confuso episodio que nunca terminó de esclarecerse por completo.
“El caso es que Roque tuvo varios hijos –recordaba Silvio Rodríguez tiempo después-, entre ellos Juan José, que jovencito y delgado como era fue guerrillero. Hace poco lo encontré y me contó que allá, en las montañas de El Salvador, andando con la aguerrida tropa de los humildes, trotaba un caballito azul, con un cuerno”.
Aquella historia contada por el propio hijo de su amigo, lo inspiró a Silvio Rodríguez a escribir esos versos para homenajearlo. Lo demás es historia: una de las canciones más populares de su obra, palmo a palmo con “Sueño con serpientes”.
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