Un paseo poético con el Cuarteto Cedrón
Recital del Cuarteto Cedrón. Con Juan "Tata" Cedrón (composición, guitarra, voz), Miguel Praino (viola), Román Cedrón (contrabajo) y Miguel López (bandoneón). Obras de Homero Manzi y Miguel Angel Bustos, con músicas de Juan Cedrón. En el Club Atlético Fernández Fierro. Próximas funciones. Desde esta noche al domingo 5 de abril, a las 21.
Nuestra opinión: buena
Cuando Juan Cedrón volvió a radicarse en Buenos Aires, luego de una estada de varias décadas en París, regresó solo, sin su histórico conjunto. El resto de los integrantes del Cuarteto Cedrón, incluido el violista Miguel Praino uno de los fundadores del conjunto, se quedaron en Francia. Sin embargo, cada vez que vienen de visita aprovechan para juntarse con el guitarrista, cantor y compositor para dar algunas presentaciones. De hecho, da la sensación de que Cedrón los espera ansioso para ensayar y tocar y luego salir de gira por Europa.
Pero ya habían pasado dos o tres años del último show del cuarteto en Buenos Aires. De ahí la necesidad de presentar un ciclo de 8 funciones (cuatro la última semana y cuatro ésta). Por un lado, una serie de poemas de Miguel Angel Bustos que se repite en la segunda parte del espectáculo durante las ocho actuaciones; por otro, temas con letras de Homero Manzi grabados en el disco Frisón, frisón , (en los primeros cuatro shows) y canciones sobre poemas de Raúl González Tuñón, (para la tanda de recitales que comienza esta noche).
De esta primera serie de actuaciones la presentación en vivo de Frisón, frisón -a pesar de que el disco llegó a las bateas hace un par de años, recién ahora se pudo presentar en grupo- fue el momento más alto de este espectáculo. La vivacidad de los valses, las densidad de algunas milongas, la construcción sonora que el cuarteto consigue con una viola, una guitarra, un bandoneón y un contrabajo, tiñe con melancólica evocación a esos versos de Homero Manzi que quedaron guardados por largo tiempo y que un día el hijo del poeta se los dio a Cedrón para que éste los musicalizara.
Desde "Palabras sin importancia", que el cantor comenzó a interpretar bastante tiempo antes de que el CD fuera publicado, hasta las inquietantes "Mala estrella" o "Espejito de agua", canción que por primera vez tocaba en vivo en Buenos Aires, ese primer bloque mostró al Cuarteto en muy buena forma y con la capacidad intacta de sumergir a su público de lleno en esa parte del universo Manzi.
En cambio, el segundo bloque no pareció estar a la misma altura. Y eso no representa un juicio de valor sobre la obra de Miguel Angel Bustos sino una objeción a la elección de temas para este espectáculo. Cedrón optó por piezas poéticas que ya dicen bastante con sus títulos: "Canción del niño triste", "Canción del niño solo", "Canción del niño travieso". Suenan a canciones para chicos y no parecen tener en el lugar donde se escuchan el mejor ámbito. Además, con los techos altos del Club Atlético Fernández Fierro (no debe ser fácil "domar" el sonido ahí) y la interpretación enfática del cantor y a veces poco nítida no resultó sencillo asimilar el trabajo en su totalidad. De todos modos, esta serie de shows (que esta semana cambiará Manzi por Tuñón) es una muy buena oportunidad para escuchar al Cuarteto.
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