Un huracán al que llaman Zaz
La cantante francesa debutó en Buenos Aires; regresa en octubre
Zaz tiene los ojos bien abiertos y una sonrisa generosa de oreja a oreja. Hace minutos bajó del escenario de Niceto Club y aún está procesando internamente el shock del primer concierto en Buenos Aires y la devoción de un público que cantó junto a ella los hits "Je Veux" y "On Ira". Por la tarde, en la entrevista que mantuvimos en el hotel donde se hospedó durante su estadía porteña, ella había dscripto como "completamente surrealista" todo lo que venía sucediéndole desde que sacó su primer disco. Ahora, a su álbum de recuerdos memorables puede sumarle el calor de nuestro público.
Sus músicos deambulan por el lado B de Niceto -improvisado como espacio de relax, brindis y cena- con distintas bebidas en mano. Ella, Isabelle Geffroy -tal el nombre del que se desprendió no bien optó por Zaz-, prefiere una taza de té. La noche previa al debut porteño no durmió y al día siguiente le espera otro concierto antes de seguir on tour. "Pero hoy también me va a costar dormir -cuenta más feliz que resignada-. Fue increíble el debut aquí, sentí que fue amor a primera vista. Te cuento algo, voy a volver en octubre."
En menos de cinco días esta voz que se presentó a Francia y al mundo diciendo que no es el dinero lo que la hará feliz, sino el amor, la alegría y el buen humor, agotó las entradas para sus dos funciones en Niceto Club. Desde que sacó su primer disco solista, en 2010 (Zaz), la cantante de 33 años vivió un sinfín de impactos similares y aún no tuvo tiempo de asimilarlos. "Llevo casi cuatro años de gira. Quiero tomarme un año para descansar y pensar en lo sucedido. El éxito en Francia y en el extranjero fue increíble. Mis amigos creían que iba a hacer conciertos para 100 personas, pero rápidamente la cosa se me fue de las manos. Fui a Bulgaria y había 1000 personas esperándome; llego a Chile y me encuentro con 60 fans en el aeropuerto. Es shockeante. Siento que tanto en Europa del Este como en América latina me recibieron con el corazón abierto. Para mí es más fácil salir a escena en el extranjero porque me puedo abrir y no me juzgan tanto como en Francia. Y al cantar en otra lengua la comunicación pasa por la emoción y la energía."
Pura energía
¿Que cómo es Zaz en escena? Un huracán, una Sole de Arequito o, mejor dicho, de Tours, la ciudad que la vio nacer. La francesa contrapesa el gipsy-jazz y la balada que viste a buena parte de su repertorio con un despliegue digno del rock. En el segundo tema, el peinado con el que salió a escena desaparece y el sudor la invade. Baila, instiga al público y a su guitarrista que sorprende con solos incendiarios y maneja los climas y los tiempos como veterana.
La música de Zaz es orgánica y palpable. En un momento de su vida, esta joven que estudió jazz y se unió a un colectivo musical en el país vasco, ganó unos cuantos euros tocando en la calle en París y en Internet hay varios videos que la muestran «dans la rue», con su contrabajista y una percusión mínima. "El hecho de cantar en la calle tiene que ver con reunir músicas populares del mundo, como los sonidos de los Balcanes y la música gitana, y de hacerlo ahí, cerca de la gente. Mi segundo disco (Recto verso) tiene que ver con la integración de los pueblos y esos videos en la calle son para demostrar que estos sonidos siguen vivos, vigentes."
Isabelle no da con el physique du rôl de la cantante francesa y ella bien lo sabe ("¿No te parezco sexy?", dirá entre risas y amenazará con descargar en el cronista su botella de agua mineral). Es más, dice que esto le produjo varios dolores de cabeza. "Pero siempre tuve en claro lo que quería hacer y cómo lo iba a hacer. De chica estaba segura de que iba a ser una persona conocida. Yo quería cambiar el mundo y con el tiempo me di cuenta de que para hacerlo primero tenía que cambiar yo. Trato de que el dinero no me corrompa, de seguir teniendo los pies sobre la tierra. Una decisión que tomé es que lo recaudado con mi merchandising fuera destinado a Colibrí (una ONG francesa). Eso sí, la solución no pasa sólo por donar dinero si no por comprometerse a fondo con una causa y yo creo en el movimiento Colibrí (www.colibris-lemouvement.org). ¿Viste esa gente que espera el retorno de Cristo? Bueno, yo pienso que Cristo está en nosotros y somos nosostros los que tenemos que hacernos responsables de lo que sucede, reaccionar y producir un cambio, primero individual y luego social.ß
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