
Un DJ y su mamá que pincha discos
Dr. Trincado convocó a su madre para pasar música en el hall del San Martín, como una reflexión sobre el origen de sus gustos

Hay buenas propuestas artísticas que, por entramados extraños y fascinantes, pasan casi inadvertidas, silenciadas u opacadas por el zigzageante, conflictivo y ancho mundo de la cartelera porteña. Acá mismo, sin ir muy lejos, no debe haber más de 30 personas cuando, a pocos pasos, cruzando las puertas; por la avenida Corrientes pasan cientos, miles de coches, personas y colectivos en medio de un cálido sol invernal. Pero adentro del hall del Teatro San Martín no somos muchos. Es más, de contar a algunas personas de la sala, de contarme a mí mismo; creo que exagero un poco con el cálculo de 30 personas. Hay otra manera de pensarlo: ¿seremos los elegidos?
"Mamá, si fueras un DJ, ¿qué nombre te pondrías", pregunta DJ Dr. Trincado (o Cristian, simplemente) a su mamá. "DJ Rita, totalmente", contesta ella, Rita, frente a una bandeja, unas disqueteras, un amplificador y varios CD que ambos seleccionaron para esta sesión que Trincado ha dado en llamar Back to Back con mi mamá. La experiencia forma parte del ciclo "Música al Mediodía" que Trincado está programando hasta fin de mes.
Arranca Rita porque es la dama y porque en este árbol genealógico ha sido fundamental en la trayectoria de este famoso disc jockey también conocido por buscar otras formas que estén por fuera de cierto rito nocturno y electrónico. Chocha con la situación, y muy por fuera de todo ritual, mamá Rita arremete con Angelitos negros. Ese tema que comienza diciendo "Pintor que pintas con amor, ¿por qué desprecias su color?". Entre el poco público hay tres abuelas que tararean la canción como si les perteneciera. El, el doctor devenido en DJ, dialoga con la propuesta de su madre contestando con "Hoy corté una flor", de Leonardo Favio. Ahí, otro señor, se suma a ese leve movimiento de cabeza y manos que persiguen un ritmo. A su manera, estoy seguro, se larga a pensar tantas cosas bonitas, (como dice Favio).
En medio de ese viajecito, dos pibes jóvenes se acomodan en eso que alguna vez debe haber sido un puff y que ahora, después de tantas horas de uso, tiene más pinta de trapos que está redefiniendo su identidad. Otro llega con su tupper dispuesto a transformar a la alfombra en un lona en donde sentarse sobre esa especie de pasto urbano.
Dr. Trincado y Carla Tintoré, figuras clave de la escena electrónica de los noventa, en un biodrama de Vivi Tellas entraban en trance y exploraban "el mundo estroboscópico en el que se mueven desde hace [más de] veinte años", decía la info de prensa del Complejo Teatral cuando, en 2008, se estrenó ese trabajo. Aquella hermosa propuesta lo marcó. De hecho, comenzó a transitar experiencias que no pasan por la típica cabina de un DJ. A partir de ese sendero y de esa bifurcación habría que entender esto de estar pinchando discos con su mamá.
Genealogía a mis espaldas
Sus padres eran asiduos organizadores de fiestas en su casa. En el living había un combinado CBC Columbia con una bandeja, un selector de radio y un amplificador. Cuando llegaban los asaltos, el combinado llegaba a la terraza para musicalizar fiestas inolvidables. De aquella terraza ahora están los dos, madre e hijo, arriba de una tarima en pleno hall del San Martín.
Rita vuelve a la bandeja. Se larga con un clásico de clásicos: La flor de la canela, by Chabuca Granda. Su hijo le contesta con otra exquisitez: Fina estampa, por Caetano Veloso. "Sabés las veces que habré bailado estos temas con tu padre...". Quien hace este comentario es mi mamá, Susana. De buenas a primeras, como los otros pocos que andamos por aquí, comienza a cantar bajito el tema como en un mágico proceso íntimo y colectivo.
Dr. Trincado, en una nota publicada hace unas semanas, confesaba: "Con Back to Back con mi mamá quiero revalorizar a mi mamá como mi cuna musical. Creo que las fuentes musicales de cada uno hay que ir a buscarlas en la familia y en la infancia. Antes de empezar a hablar de música con alguien, yo siempre le pregunto qué discos tenías de chico en su casa. Ahí está la base de todo". En sintonía con esa idea es mi mamá quien me recuerda que en casa, en un equipo que tenía un megamueble que pagaría lo que no tengo para recuperarlo, había un discos de Caetano.
De chico, DJ Trincado tenía en su cuarto un Winco. Con el tiempo, guardaba sus discos preferidos en una caja marrón. Como no conocía las letras del abecedario el parámetro para ordenar el desorden estaba dado por los colores de las etiquetas a las cuales él agregaba marcas o stickers. Varios de esos temas etiquetados suenan ahora. Claro que si de chico su madre era la que le pasaba música, ahora es él quien le pasa música a su mamá porque todo el tiempo intenta ir en sintonía con el gusto de su madre. "Me sentí como un babysitter total", dirá minutos después en esa extraña reversión de roles que se produce en el vínculo entre padres e hijos a medida que avanza el tiempo.
Antes de comenzar, Cristian (o DJ Dr. Tincado, como quieras) estaba con un nudo en el estómago. Desde hace dos días venía escuchando discos con Rita para ponerse en onda. "¡Cristian, qué cortito que se hizo todo", le susurró ella a su Ricardito después de haber visitado, durante una hora, temas de Aretha Franklin a Mina pasando por Sandro y un fado (bueno, por lo menos eso dijo mi mamá cuando escuchó un tema que yo no reconocí). Horas más tarde, después de haber cerrado el Back to Back con un tema de Liliana Felipe, el DJ recuerda el viajecito musical de mediodía con estas palabras: "Fue una devolución amorosa/musical con mi vieja".
Los últimas islitas de tranquilidad en medio del trajín del centro tomarán forma del martes al viernes, de 13 a 14. Para el jueves, por ejemplo, la gente puede llevar su disco simple en una especie de back to back retro/performático. ¿Llevará Rita un simple de su viejo combinado?
De cuidados mínimos
¡Qué endeble es todo! Es una obviedad, lo sé. En medio de set Back to Back con mi mamá un caballero de fina estampa de más de 80 años circula por el lugar. Allí hay una instalación en las columnas centrales del hall del San Martín "cubiertas por tubos y fibras por los cuales circulan líquido, aire y luz; a la manera de vasos sanguíneos", dice un programa de mano. En términos espaciales, la propuesta está precedida por una taburete ubicado en el piso. Justamente la misma estructura, el mismo escalón que el señor no vio. ¿Consecuencia? Un buen golpe que dañó sus propios vasos sanguíneos en medio de una escenografía que generaba una extraña sincronicidad. Al rato, en un hospital, lo curaron y la cosa no pasó a mayores.
Claro que si el espacio hubiera estado señalizado siguiendo el más simple de los sentidos el caballero de tan fina estampa no tendría que haber pasado la tarde del viernes en un hospital.