Trueno y sus tres noches en el Luna Park: de una transmisión mundial al cierre ideal para uno de los solistas del año
El rapero que sorprendió al subirse a cantar con Gorillaz en el Quilmes Rock debutó en el Luna Park con tres shows con invitados como Dante Spinetta o Mosca de Dos Minutos
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La argentinidad tiene una cita en el Luna Park. Dress code: camiseta celeste y blanca. Anfitrión: un chico de barrio con un sueño. Así se define una y otra vez Mateo Palacios Corazzina, ese rapero de 20 años que descubrió la música en el barrio de La Boca, donde nació, y dio sus primeros pasos entre batallas de freestyle en las plazas de Buenos Aires. Trueno, su nombre artístico, abraza sus raíces y sale a escena en el mítico estadio porteño.
Una DJ “pincha” el Himno Nacional y el famoso audio en el que Diego Maradona, en su despedida en la Bombonera, dice: “Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”. El público responde a la arenga futbolera y así se completa la transición perfecta para pasar de la euforia por la clasificación a cuartos de final que acaba de alcanzar el seleccionado nacional en el Mundial de Qatar 2022 a la adrenalina del último show del Bien o Mal World Tour de Trueno en el Luna. Ya llevó esta gira a Europa, Estados Unidos y distintos rincones de América Latina, pero -según resalta- “todo fue un entrenamiento” para cantar en su tierra.
Mateo aparece con un pasamontañas en la cara y entona los primeros versos de “Hoop hoop”, la canción que eligió para dar comienzo a esta cita. ”Entre el bien y el mal / Desde Argentina, Buenos Aires, la República Popular de La Boca / Desde Catalina Sur al Barrio Chino / Marcando el camino, construyendo el destino / En un barrio fino pero ladino / Dulce pero asesino / De artistas y malandrinos / Nació un Trueno”.
La fuerza del rap y el hip hop marca el pulso de este recital que se transmite en vivo para todo el mundo por el canal de Twitch de Amazon Music. Entonces, el anfitrión, que sabe que el planeta entero lo está mirando, aprovecha para dar algunos mensajes. “Este es el sueño de un niño de barrio que sin su gente no es nadie. Para mi mamá: todavía no bajamos la luna, pero estamos en el Luna”, dispara. La sensibilidad de sus palabras al hablar. La garra de su potencia al cantar. La intimidad y la rebeldía.
En el show, Trueno recuerda sus orígenes acompañado por un conjunto de músicos arrasadores, entre los que hay batería (Gustavo Nicolás Taranto), percusión (Carlos Salas), guitarra eléctrica (Pedro Pasqualle), bajo (Julián Gallo), teclados (Augusta Durañona), vientos (Marcelo Alejandro Schinder, Ezequias Alejandro Aquino, Christian David Terán, Patricio Hernán Martel, Lucas Andrés Gire, Mario Nazareno Cácere y Marcelo Javier Andrada) y coros (Felipe Herrera, Valentina Ziino Colanino y María Armellin).
La apuesta artística es total: un frontman con personalidad y una banda talentosa y versátil que eleva la propuesta. Así es como la calidad del vivo se potencia en temas como “Lo Tengo” o “Mamichula”, la canción que cambió su vida y la de Bizarrap y Nicki Nicole. También hay lugar para una cuota de rock y esto se da con “Sudaka”, junto a Dante Spinetta. “La familia Spinetta pisando el Luna una vez más”, resalta Trueno, que también invitó a otros artistas al escenario, tales como 2 Minutos, con quienes hizo “Ya no sos igual”, o Peces Raros, con los que cantó “Cicuta (Remix)”.
En el último tramo, viste un conjunto albiceleste, y canta “Argentina”, la canción que hace con Nathy Peluso, en la que se refiere al reclamo por la soberanía en Malvinas, al decir: “Las islas me cantan tango / siempre fueron y serán nuestras”. Tras ello, sentencia: “Hoy tenemos la oportunidad de poder llevar este show a todas las partes del mundo y con el mismo orgullo que digo que soy argentino y que amo a mi país y a mi tierra, digo que acá en Latinoamérica no nos olvidamos de toda la gente que mató a nuestras familias. Somos el triple de fuertes, pero no nos olvidamos”. Dicho esto, se saca la campera que lleva puesta para mostrar una remera que tiene la inscripción “nunca más” y cierra: “En frente de todas las cámaras: Pinochet, Porfirio Díaz, Videla y Massera. Nunca más. Memoria y recuerdo para todos los desaparecidos. El pueblo está en la casa”. Su discurso parte de sus canciones, y se nota en “Tierra Zanta” -sí con zeta; el tema que comparte con Víctor Heredia y en el que dice que “Latinoamérica no llora, canta”-, o cuando simula que lo reprime la policía para, luego, hacer temblar al Luna Park con “Fuck el police”.
Trueno se despide con “Dance Crip”, aquella canción con la que trató de hacerle un homenaje al hip hop y que terminó por catapultar su carrera. “Es ese hip hop que escucho desde que estoy en la panza”, cuenta, y resalta cómo la Argentina transformó en “un himno” a aquel tema que remite -también- a su Comuna 4, la cual está integrada por los barrios de La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya.
Vuelve a ser Mateo, se para unos segundos en silencio al borde del escenario, contempla el lugar al que llegó y pronuncia unas últimas palabras: “Para esa cámara que nos está viendo desde todo el mundo, de Europa o del continente que sea, si querés conocer al mejor público del mundo, venite a la Argentina y te hago dar una vuelta. A veces crecemos con la idea de que no tenemos oportunidades, pero las oportunidades las hacemos nosotros mismos. Yo soy un pibe de barrio. Persigan sus sueños, que todo se puede. Ustedes hicieron posible el nuestro y nosotros vamos a estar ahí para los suyos”.
Se prenden las luces y ahora es el turno del público de cantar por sus sueños: “Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar / quiero ganar la tercera, quiero ser campeón mundial”. El orgullo argentino, en lo más alto.
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