El guitarrista de AC/DC se resistía a ser el centro de la escena. Mientras tanto, creaba los himnos más duraderos del rock & roll
Nunca me sentí como una estrella de pop”, le dijo Malcolm Young a Rolling Stone en 2008. “Este es un trabajo de 9 a 5.” Cuando tocaba con AC/DC, el guitarrista se quedaba atrás, con cara de piedra, sosteniendo el ritmo mientras su hermano menor Angus soleaba y tomaba el escenario con su característico traje de escolar. Cuando los Rolling Stones invitaron a los Young a tocar una zapada de blues en 2003, Malcolm al principio se negó. “Dijo: ‘No puedo’”, recuerda Brian Johnson, ex cantante de AC/DC. “No hubo cosa más graciosa que Keith Richards y Ron Wood tratando de subirlo al escenario. Hizo una parte de la canción, y después se fue atrás, junto a los amplificadores. Así era él.”
Pero Young, que falleció el 19 de noviembre a los 64 años, tras varios años de padecer demencia, era tan integral para la banda como su extravagante hermano. Malcolm co-compuso casi todos los apabullantes himnos de AC/DC con Angus (y con el cantante Johnson o su predecesor, Bon Scott), controlaba su imagen e integridad, e inventó muchos de los riffs más emblemáticos. “Angus era la estrella, pero Malcolm era el más poderoso, y el guitarrista rítmico más infravalorado, punto”, dice Tom Morello. “Esa banda no tiene ningún límite en su energía, y la razón es Malcolm, y la forma en la que tocaba. Es la placa tectónica sobre la que se posa el mundo de AC/DC.”
Malcolm dejó la escuela secundaria a los 15 años y empezó a trabajar de mecánico, cuando los Young se mudaron a Australia desde Escocia. A principios de los 70, se sumó a una banda llamada, curiosamente, Velvet Underground, antes de que Angus y él se juntaran, primero en el grupo de R&B Marcus Hook Roll Band, y luego en la primera versión de AC/DC, en 1973. Aunque Angus luego diría que su hermano podía tocar solos con facilidad, Malcolm se sentía más cómodo jugando el rol de la base sólida, al mismo tiempo que funcionaba como la energía que propulsaba a la banda. Como le dijo Angus a Rolling Stone en 2006, “Malcolm siempre era el que daba batalla. En momentos de crisis, me miraba y decía: ‘Entremos ahí y pongámonos a trabajar... Hagamos unas canciones’. Tenía ese impulso”.
“Malcolm era el catalizador”, dice Johnson, recordando las sesiones de composición para su primer disco con la banda, Back in Black, de 1980, que vendió 22 millones de copias y se volvió el sexto álbum más vendido en Estados Unidos en toda la historia. “Vino a mi cuarto con un casete y un block de hojas y me dijo: ‘Esta es la base de la música. Fijate qué podés inventar’. Yo le dije: ‘¿Cuál es el título?’, y me dijo: ‘You Shook Me All Night Long’. Yo dije: ‘¡Ese título es jodidamente largo!’. Malcolm le dio una piña al rock & roll, una patada en el culo.” Johnson se acuerda de ver a Malcolm tocar “Let There Be Rock” y tener que usar dos púas tan sólo durante esa canción. “Ahí arriba era como una máquina”, dice Rick Nielsen, de Cheap Trick, quien salía de gira con AC/DC en los primeros años. “Era totalmente serio, y no cometía ningún error. Era sólido como una roca.”
La vida personal de Young era menos estable. A fines de los 80, su alcoholismo estaba fuera de control. “Malcolm tenía un problema”, dijo su hermano mayor George (quien lideraba la Marcus Hook Roll Band y falleció en octubre). “En nuestra familia, si teníamos un problema, lo arreglaba cada uno.” Young dejó la bebida y, después de no poder ir a un tour por Estados Unidos, volvió a su trono. Cuando Megadeth salió de gira con AC/DC, Dave Mustaine pudo ver que su vida de camarines no era tan salvaje: “Alguien les dijo: ‘¿Les traigo alguna botella?’, y otra persona contestó: ‘Lo único que hacen es tomar té y fumar cigarrillos’”.
Según Johnson, la demencia de Young comenzó a manifestarse cuando AC/DC empezó a ensayar para la gira de Black Ice en 2008, y Young tuvo que volver a aprender algunas de las canciones viejas. Para cuando empezaron a grabar Rock or Bust, de 2014, ya no estaba lo suficientemente bien como para contribuir. Ese mismo año, entró en una institución en Australia. “Es difícil comunicarse”, dijo Angus en 2016. “Le llevo mensajes. Le hago saber que hay mucha gente que lo extraña.” Al recordar el cierre de la gira de Black Ice, Johnson dice que Malcolm estuvo comprometido hasta el final: “Estábamos en Barcelona la última noche. Malcolm todavía tenía fuego en los ojos, podías verlo a kilómetros. No podías sacarle los ojos de encima”.
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