Tremor y Micaela Chauque se presentan gratis en el Centro Cultural Recoleta
El proyecto experimental de Leonardo Martinelli se une a la folklorista para mostrar su EP, Corazón de agua
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Cantora, compositora, aerofonista, formada en el folklore en la universidad, Micaela Chauque tiene un recorrido en la música ligado al noroeste argentino, que incluye discos, conciertos en muchos lugares del país y algunos premios. Leonardo Martinelli, multiinstrumentista y productor musical, es una parte fundamental de Tremor, un proyecto que experimenta con las músicas tradicionales argentinas y recursos digitales y que comparte con Camilo Carabajal en bombo legüero y Gerardo Farez en teclados y melódica. Tremor y Micaela Chauque se unieron para producir y editar un EP de tres piezas al que bautizaron Corazón de agua y que estarán presentando este viernes 7 en el Centro Cultural Recoleta, Junín 1930, a las 20.30 y con entrada gratuita dentro del Ciclo Raíz y el próximo lunes 10 en Misiones, en el marco del “Festival de arte sonoro indígena” de Puerto Iguazú.
“Este es un proyecto que no viene de la cabeza de un productor ni de un sello”, dice Martinelli en el comienzo de la charla con LA NACION. “Con Mica nos conocimos hace unos 16 años en Tilcara, pegamos mucha onda y desde ese momento nos hemos juntado a grabar y a hacer pruebas cada uno con su bagaje. Hay mucho de juego y de lúdico. Yo soy cien por ciento porteño. Vengo de una familia muy melómana y tengo fascinación por la música de raíz y por las músicas aborígenes. Siempre sentí curiosidad sobre cómo asociarme con esas melodías antiguas desde mi lugar y con mi propia historia. A Mica la veo como políglota culturalmente. Tiene eso de primera mano por su familia y por su historia, pero a la vez se interesa por las nuevas tecnologías, no tiene prejuicios, es abierta al juego”.
“Son muchos años de compartir con Leonardo y con los Tremor y cuesta resumirlo en pocas palabras cuando nos preguntan de qué se trata este encuentro. Pero quizá podría decirse que es producto de la curiosidad, de la búsqueda del conocimiento. Con ellos encontré algo que yo imaginaba muy lejano. Eso más allá de que en lo personal porque Leo es un gran amigo y eso excede a la música”, cuenta Micaela Chauque
-¿Se lo plantean como un proyecto puramente artístico o también con algún costado antropológico?
Leonardo Martinelli: -El aspecto antropológico siempre me alucinó y alguna vez tuve un coqueteo con eso aunque no tengo título de nada. Eso se unió a la parte melómana de mi casa. En Tremor siempre hubo algo experimental y nuestro encuentro con Mica es nuestro resultante más dulce; porque solos quizá somos bastante más áridos. Con ella, compartimos el interés por el juego, la relectura, la emotividad. Y viceversa. Nosotros no tenemos canciones así que esto es un modo de probarnos otro ropaje.
-Micaela, ¿sentís aún prejuicios de tu gente o tus colegas en esta asociación con lo electrónico?
Micaela Chauque: -Sí. Hay gente a la que todavía le incomoda este tipo de suma. Cuando nos encontramos con Leo yo estaba en una etapa en que tocaba regularmente todas las noches en peñas en Tilcara. Cantaba con caja, sikus y quena. El público eran 20, 30 o 50 turistas y veía que había algo en la gente que escuchaba, para la que era un hecho turístico; como quienes van a ver cómo vivían los indios en el Pucará, como algo autóctono. Sabía que, si seguía así, mi música iba a permanecer por décadas en el mismo lugar, porque lo veía en mis colegas más grandes. Ellos mantenían a sus familias tocando “El Humahuaqueño” o “El Cóndor pasa” para los contingentes. Pero yo no podía aceptar ese panorama como mi futuro. A la vez, veía proyectos artísticos fuera de eso, como los de Uña Ramos, o Jaime Torres. Con los chicos, descubrí entonces es ese recorrido de la raíz al escenario, a la producción musical. Todo eso tuve que aprender estando en Buenos Aires. Si me hubiera quedado en Jujuy no hubiera podido desarrollarlo. Aún estaría tocando para los turistas y sosteniendo mis clases como docente. Pero a la vez, curiosamente, esto me permite volver a mi origen, que siempre fue la música, el arte, las canciones con las que siento que doy un mensaje. Sé que no respondo a los modelos que esperaban algunos pero no me gusta ser condescendiente.
-¿Del EP pasarán a un álbum?
Martinelli: -No hay planes por ahora. En pandemia nos planteamos terminar algunas cosas que estaban dando vuelta hace años; y eso hicimos. Y ahora estuvimos ensayando, preparando los shows que tenemos que hacer, que es algo bien distinto a lo de cada uno por separado. Armamos otros arreglos para tocar, pero no me imagino que en seis meses aparezca un álbum. Además, Mica y nosotros seguimos con nuestros proyectos por separado. Por caso, estamos terminando un disco nuevo de Tremor.
- Y vos Micaela, ¿qué es lo tuyo personal?
Chauque: -Tengo fechas propias estos días inclusive metidas entre las fechas compartidas. Convivo con ambas cosas y jugando con la agenda para poder llegar a todo. El 8 toco en Moreno en un Festival de las provincias, el 9 estoy en Tecnópolis, el 10 viajo a Puerto Iguazú para tocar con Tremor. Así va a ser de acá a fin de año.
- Esta diferencia de estilos y orígenes, ¿se siente en el momento de grabar?
Chauque: -Leo analiza, escucha y reescucha las grabaciones, disfruta de ese proceso del estudio. A mí me pasa lo contrario. Mis dos primeros discos los grabé en una sola toma y el tercero nos llevó 4 días pero por problemas de horario en el estudio. Yo le doy más valor a la foto, y por eso me gusta grabar en vivo. Y por eso, mi próximo disco será también en vivo. Ahí hay sentimiento, emoción.
- ¿Dónde irá quedando guardado ese registro de tanta música que cada vez se graba más y se sube a plataformas que parecen infinitas?
Chauque: -Es la gran pregunta de este tiempo. Dónde queda la memoria. En la zona andina sigue estando bien claro: transmitiéndose en nuestras familias.
Martinelli: -Es curioso que habiendo más información que nunca al alcance de la mano haya menos profundidad. Hay más música pero menos discos porque se escuchan temas y no álbumes. Hay una especie de sobredosis y se busca la satisfacción inmediata. Yo trato de mantenerme abierto a lo nuevo y tomar lo bueno de lo nuevo. Igual, lo que me desconcierta a veces es esta falta de profundidad. Eso de escuchar 30 segundos y si no me gusta voy a otra cosa. No sé cómo vamos a seguir madurando porque la historia de la cultura siempre se construyó en base a personas que nos desafían a ir un poco más allá.
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