
Tras el mito del Zorzal Criollo
Se hizo popular con su personaje en "Glorias porteñas"; ahora canta a Gardel
Brian Chambouleyron no necesitó demasiadas excusas para involucrarse con la obra de Carlos Gardel. Sus trabajos en "Recuerdos son recuerdos" y "Glorias porteñas", donde encarnaba a los cantores nacionales de la década del 20 y su participación en el proyecto "Patio de tango" junto a Lidia Borda y Esteban Morgado, lo transformaron en un especialista de la estética de los cantores criollos. "Antes había realizado como tratados antropológicos para estudiar esa forma de arte, pero ahora busqué la modernidad musical que hay en el sonido de Gardel", cuenta Brian en el clásico bar El Banderín, de Almagro, donde una foto del Zorzal parece mirarlo de reojo.
Chambouleyron es un cantor, guitarrista y arreglador de extrema sutileza. En su primer disco solista decidió homenajear a la escuela gardeliana de varios cantores de su generación. Reunió todas las piezas compuestas por Gardel y durante dos años seleccionó, entre cien obras, las dieciséis canciones que formarían parte de "Chambouleyron le canta a Gardel". El desafío no lo dejó dormir. Enfrente tenía versiones imbatibles de temas como "El día que me quieras", "Volver", "Arrabal amargo", "Golondrinas" o "Lejana tierra mía", que se transformaron en la banda de sonido del siglo XX.
"No buscaba, obviamente, superar las versiones, sino tratar de profundizar en la parte compositiva de Gardel y en la creación de ese imaginario que logró con sus interpretaciones. Gardel forma parte de la aparición de la modernidad en la música popular. Forma parte de esa mezcla de criollos e inmigrantes y marca la integración en su repertorio de temas folklóricos, tangos y hasta canciones en francés", cuenta el intérprete, que presentará el material del disco, mañana, a las 20.30, en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín y durante un ciclo, los sábados de agosto, en La Vaca Profana.
Cuando comenzó con el proyecto del disco, Chambouleyron se encontró con varias señales que lo llevaron por un itinerario que le permitió eludir el mito para terminar rastreando el origen musical y la minuciosa construcción de esas piezas antológicas que Gardel compuso con Le Pera. "Me puse a escuchar de todo y allí encontré ese melodismo, la belleza y la perfección en las formas. Son obras que cierran, tanto desde la lírica, la música y la tensión dramática que tienen. Yo opté por las que eran más creíbles para mi carácter interpretativo y disfrutar del placer de cantar ese repertorio."
-¿Cómo lo tomaron las "viudas" de Gardel?
(Risas) -Tuve la oportunidad de presentar parte de este trabajo en la Casa Museo de Gardel junto a varios tradicionalistas y la verdad que me fue muy bien. Es que no pretendo imitarlo. No apunto al personaje ni al mito, sino al Gardel músico. Por eso me centro más en la posibilidad de hacer arreglos para una formación de cuerdas y de recobrar ese repertorio ecléctico que él hacía. Hacer desde valses criollos, milongas y hasta una canción en francés, con la misma solidez interpretativa".
-Muchos cantores de tu generación tienen una propuesta revisionista ¿Qué pasa con los tangos nuevos?
-Creo que seguimos en la búsqueda de una identidad. En los años 40 el tango era la cultura popular. Pero a partir de los ochenta hay un intento por recuperar lo propio y esa identidad perdida. También durante muchos años hubo un desprecio por esta música y entonces hubo una necesidad de revisar sobre nuestra historia para saber quiénes somos. Ya irán saliendo nuevas melodías. Desde mi lugar trato de hacer un pequeño aporte sumando otro color instrumental.
Brian tiene pasaporte francés. Nació en París y vino a vivir de chico a Buenos Aires: "Igual que Gardel", acota al pasar. Como hijo de exiliados llevó una adolescencia errante. Conoció diferentes países y se topó con otras músicas. Pero en su pasado habitan los recuerdos de una infancia tanguera. "Yo también viví el desarraigo de la tierra y el tango siempre estuvo. Tengo recuerdos de mi abuelo que era un pianista aficionado y me ponía en el combinado los discos de Troilo y Piazzolla. Pero en la adolescencia tuve mi banda de rock en México, y en Brasil toqué música clásica."
-¿El trabajo con la compañía teatral Recuerdos son Recuerdos fue lo que te ancló en el tango?
-Lo que pasó con ese grupo y con esa obra fue muy especial porque cuando me convocaron me tuve que dedicar a rastrear ese ambiente de los veinte, cómo eran los cantores, sus gestos, repertorios y formas de hablar. Fue como hacer una tesis para mi personaje. "Glorias porteñas" fue un fenómeno aparte. Fueron cinco años, del 98 al 2003, en los que viajamos, nos presentamos en festivales y vivimos cosas muy fuertes. Pero artísticamente es una etapa concluida, aunque la recuerdo con cariño.
Edición de Random Records
- En el disco "Chambouleyron le canta a Gardel", editado por Random Records, el cantante se despoja de cualquier pose gardeliana. Con una interpretación austera y un repertorio criollo, de esos trovadores rioplatenses del 20, el cantor apuesta a encontrar una voz propia.
Los arreglos para cuerdas son el sostén musical de estas versiones de canciones emblemáticas de Gardel, como "Golondrinas", "Lejana tierra mía", "Arrabal amargo", "Por una cabeza" o "Volver". La propuesta cobra vigor en el sonido criollo de las guitarras de Roberto Calvo, César Angeleri, Daniel Yaría y Javier Amoretti y el fraseo de Brian, que brilla en tangos y milongas como "Duelo criollo", "Criollita de mis amores" o "Guitarra mía".
Los arreglos más cercanos a la belleza de la canción en "El día que me quieras" o el aporte de un tema propio como "Aquel zorzal", a lo Zitarrosa, forman parte de un disco donde también hay espacio para la chanson francesa "Parlez moi d´ amour".