Trap latino: el fenómeno detrás de Bad Bunny, el rey de los charts
La pantalla del Luna Park se encendió con un reloj que marcaba cinco minutos en cuenta regresiva y el chillido de los más de 9000 presentes se prolongó mientras aparecían imágenes en blanco y negro del artista latino en distintos escenarios del mundo, en aviones privados en clave documental de estrella de hip hop, acompañado de voces en off de presentadores de televisión que lo anunciaban como la nueva sensación del trap latino, el ritmo que ganó los charts del mundo y la Argentina, y es uno de los más escuchados del momento.
En su segunda visita a la Argentina -el año pasado vino en junio y en septiembre a Buenos Aires, donde llenó el Palacio de los Deportes y el Espacio Quality, en Córdoba-, el Conejo Malo nacido bajo el nombre de Benito Antonio Martínez Ocasio y que hasta hace dos años trabajaba en un supermercado en San Juan, Puerto Rico, agotó rápidamente las funciones de sábado y domingo, y agregó una más anoche, antes de girar con seis fechas más por La Plata, Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán y Corrientes.
Sus videos en YouTube, entre los que aparecen otros colegas como J Balvin, Ozuna y Daddy Yankee (los cuatro artistas más escuchados el año pasado en la Argentina), cosechan más de 200 millones de vistas cada uno. Solo en 2017 fueron vistos por más de 4000 millones de usuarios y colocó 15 singles en los rankings de canciones latinas de Billboard. Algo similar ocurre en Spotify, donde se posicionó como el decimosexto artista mundial más escuchado sin siquiera contar con un álbum completo, dado que el trapero prefiere lanzar sus sencillos de a uno con una frecuencia vertiginosa, donde suele contar con colaboraciones de artistas latinos contemporáneos como Farruko, Maluma, Prince Royce, Wisin y Becky G. Bad Bunny sigue esta estrategia comercial para calmar la voracidad del público y aprovechar su momento en la cresta de los charts.
Con un cinturón de boxeo al hombro, anteojos de pasta blancos y un buzo de lentejuelas violeta, Bad Bunny arrancó el show del sábado con "Tú no metes cabra", "Me acostumbré" y "Diles", en un flow monótono y cargado de autotune (el efecto aplicado a las voces en casi todo lo que se escucha hoy). Chicos de 6 años hasta padres de 40 cantan cada una de las palabras del trapero. Esta nueva corriente musical es furor entre el público joven e hispanohablante de los Estados Unidos, América Latina y España, que eclipsó en popularidad al hip hop por su familiaridad con el lenguaje y las letras, pero también al reggaeton y a la cumbia.
El fenómeno global del trap nació en los 90 al sur de los Estados Unidos, cuando los raperos de Atlanta empezaron a mezclar ritmos y bases de hip hop con música electrónica, y en 2000 se extendió por todo el país, hasta llegar a España y América Latina, de manera masiva. Su nombre surge de la denominación de los lugares donde había trampa o se vendía droga, y sus letras principalmente hablan desde y hacia una generación de jóvenes que no ven una salida a la situación marginal de sus barrios, la violencia callejera y el rechazo social. El sexo, el acoso policial, las drogas como la oxicodona y el escepticismo -con insultos incluidos-, la denostación y la provocación son parte del menú.
A mitad del show y como salido de un acto de David Copperfield, Bad Bunny desapareció del escenario para surgir arriba de la puerta 4.
En una pequeña tarima frente al público de super pullman tocó sus temas más enérgicos y bailables como "Escápate conmigo", "Sensualidad" y "Te boté", que mezcla sonidos del dembow y reggaeton. Interpeló al público, con teléfonos en mano, al cual invitó a usar el hashtag oficial de la gira, y aprovechó la cercanía para cantar "Dime si te acuerdas" y "Solita". La nueva religión de la música latina se mueve en manada y, como el rap y el hip hop, apoya a sus colegas, a los que llama su familia. Así, el trapero invitó a escena al quinceañero de Escobar, Juanchi, una de las jóvenes promesas del trap local, para "Tú no vive así". Luego sumó a Khea, quien ofició de telonero, y al referente argentino de 22 años Duki, para cantar "Loca", junto a la jujeña Cazzu.
Entre las frases y las letras de corte "ganador", Bad Bunny ostenta tener a todas las damas muertas de amor, ser un modelo "nuevo, todavía de paquete, con el que no hacen falta los juguetes", o de terminar relaciones emocionales sin padecimiento ("Tú me rompiste el corazón, sin sentido y sin razón, pero tengo un culo nuevo que me da mucho cariño... Y a tu amiga me la clavé").
La estructura cosificadora del trap se repite en todos los artistas y provocó que en los Estados Unidos, por ejemplo, este tipo de contenido fuera legislado por el Congreso. Es que su "lírica" choca de frente contra cualquier canon feminista actual: de las radios casi no difunden sus canciones para evitarse problemas.
"Nunca vi a un artista desarrollarse tan rápido en el mercado latino", dijo Henry Cardenas, CEO de Cardenas Marketing Network a la revista Rolling Stone.
El desafío para el trap, sin embargo, pendula entre el veloz crecimiento comercial y la adaptación a los nuevos tiempos que corren. O no. Quién sabe.
Ascenso en números
- 4000 millones: Es la cantidad de visitas de sus videos en YouTube
- 16 - en Spotify: Es el lugar que ocupa hoy entre los artistas más escuchados en esa plataforma de streaming
- 3 - Luna Park: A último momento tuvo que agregarse la fecha de anoche por la alta demanda.
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