Tiempo compartido: un universo musical sin el ego del solista
A todo volumen, Raly Barrionuevo pone en Spotify una lista de reproducción de Los Kjarkas. Lisandro Aristimuño está maravillado por el sonido de los vientos andinos. El estudio de Aristimuño en Colegiales funciona como casa y lugar de ensayo del proyecto Hermano Hormiga, que debutará mañana en la Plaza Próspera Molina de Cosquín. La atmósfera es relajada. "Hermano Hormiga es así, sin presión", desliza el músico santiagueño Raly Barrionuevo. "En vez de irnos de vacaciones a un lugar vamos a tocar, porque nos gusta", acota el patagónico Lisandro Aristimuño.
Los dos solistas más importantes de su generación -uno del folclore y otro del rock- se disuelven en esta hermandad musical con temas propios y del folclore latinoamericano. "Hermano Hormiga no está hecho para laburar, surgió de juntarnos en un asado, agarrar la criolla y tocar. Antes que músicos somos amigos y aunque no toquemos nos vemos. El proyecto surgió después de la amistad. No nos hicimos amigos tocando". Como mochileros, apenas cargados con sus guitarras, un bombo y un cuatro, salieron a la ruta en 2016 y recorrieron pequeñas localidades del país. La gira arrancó en Unquillo (Córdoba), donde reside Raly, y terminó en Luis Beltrán (Río Negro), el pueblo donde vivió Lisandro en su infancia. "Para nosotros es terapéutico, porque cada uno tiene su proyecto y su banda y al ser solista tiene una responsabilidad fuerte, pero Hermano Hormiga expande eso. Somos los dos y ninguno es la figurita. El ego deja de existir en este proyecto. El que se hace el estrellita es anti Hermano Hormiga", bromea Lisandro. "Es un concepto de vida", remata Raly.
-¿Qué peso tiene este concierto en Cosquín para el proyecto?
Lisandro Aristimuño: -Para mí es una novedad. Sé lo que significa para el folclore de nuestro país. La verdad es que lo voy a vivir como un sueño también. Estoy nervioso, pero también tocar con Hermano Hormiga me da mucha confianza. Raly me da como un respaldo. En un punto voy apadrinado por él.
-Vos lo llevás a Cosquín como Mercedes llevó en su momento a un rockero como Charly.
R.B.: -Yo estuve en la trastienda de ese show y me acuerdo que era toda una revolución. Después tocó Divididos y estuvo buenísimo. A fin de cuentas todos los que tocan acá hacen música folclórica. Lo admiro a Lisandro, es una mirada de la música de raíz totalmente original. Creo incluso que cuando artistas como Charly y Cerati hicieron pie en el folclore o en el tango les creí mucho más. No me va la onda de los músicos de rock que juegan a parecerse a los gringos. No aporta a nuestra cultura. A Lisandro siempre le creí. Me parece superauténtico. Y él también me creyó a mí. De ahí viene algo que nos unió.
-¿El espíritu intimista de Hermano Hormiga encaja con un festival como Cosquín?
R.B.: -Es la primera vez que el proyecto se abrirá un poco. Siempre hicimos shows en lugares muy chicos. Cuando nos juntamos en el bar San Bernardo decidimos no ir a ciudades grandes, sino a pueblos. Lo que queríamos hacer se vincula más con el trabajo de hormiga y la hermandad.
L.S.: -No sé en el futuro, pero así arrancó. Ir a lugares que no podíamos antes con nuestros proyectos más grandes. Incluso nos cuesta venir a presentarlo a Capital, nunca está en el plan. Hermano Hormiga es algo más relajado.
-¿Cómo se armó el repertorio?
L.A.: -Las canciones fueron saliendo en los asados. Raly tiene mucha armonía y un diccionario del folclore en la cabeza. El sesenta por ciento de su rígido son letras de canciones. Se acuerda todas las zambas y las chacareras. Se las sabe todas en la viola. Yo no sabía tantas, pero las que me sabía fueron las que empezamos a tocar. Alguien pedía "Zamba del sauce solo" y la hacíamos. Así se armó.
R.B.: -También hay gustos personales, incluyendo temas nuestros, temas que me gustan de él o que me gustaría cantar. Los dos somos admiradores de Carnota.
L.A.: -Son canciones que nos gusta cantarles a los amigos
-Canciones de fogón.
R.B.: - Sí, y como los fogones van a seguir, van a salir nuevas canciones. Yo he sido siempre de compartir mis composiciones, él compone más solo letra y música, pero nos da ganas de componer juntos.
L.A.: -Tenemos ahí un plan que estamos pensando.
R.B.: -Tendríamos que recluirnos un tiempo.
L.A.: -No lo queremos hacer así nomás. Queremos mucho este proyecto y lo cuidamos. Hasta creamos una especie de código Hermano Hormiga. Hacer tal cosa es de Hermano Hormiga. Esto es otra cosa, no se trata de Raly ni Lisandro.
-¿Musicalmente qué los fue conectando?
L.A.: -Los dos somos superfans de James Taylor, Peteco Carabajal, León Gieco, Silvio Rodríguez. Los escuchábamos de pibes.
R.B.: -Me acuerdo de una mañana. Lisandro se había quedado en mi casa. Me levanté temprano y le puse el disco Encuentro, de Peteco [Carabajal], y a él le hacía acordar a su casa.
L.A.: -Mi viejo lo ponía siempre por las mañanas. Ese día que escuché el disco en casa de Raly me pasó como al personaje de Ratatouille cuando prueba algo y vuelve a la infancia.
-¿Tienen personalidades muy distintas?
R.B.: -Venimos de culturas muy distintas. Yo vengo del norte y soy más del "bueno, vamos a ver". No querés quedar mal. Lisandro es sí o no. Eso me hizo aprender mucho. La frontalidad de Lisandro es impresionante.
L.A.: -Yo soy más nocturno. A Raly le gusta levantarse temprano, poner la radio y hablar con sus perros. Todo al revés.
-Su formación musical también es diferente. Uno viene del folclore y otro del rock. ¿Cómo funcionan esos opuestos?
R.B.: -Cuando nos pusimos a tocar ya estaba todo. Por ahí si toco con alguien del palo folclórico no tengo tanta conexión como con Lisandro. Su musicalidad encastra justo con la mía. Nuestras diferencias nos potencian un montón. Ya sea en la amistad o en la música.
L.A.: -La forma que tenemos de tocar la guitarra es muy distinta. Es la misma viola, pero sonamos diferente. Ponele que yo rasgueo en un tiempo y él en otro. Cuando todo eso se junta, emociona.
-¿Van a seguir o tiene un final Hermano Hormiga?
L.A.: -Esto siempre va a seguir. No tiene fin. Mientras estemos vivos y con ganas, lo haremos.
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