Terminó el Quilmes Rock: el filoso comentario de Iván Noble, la confesión del Mono de Kapanga y el anuncio de Los Piojos
La edición 2025 del festival finalizó con un show de tres horas de la banda liderada por Andrés Ciro Martínez y una asistencia total de 240.000 personas; la última jornada y el balance en números
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El Quilmes Rock 2025 cerró su edición en un domingo soñado, con un sol que acompañó la tarde y una noche agradable. Los Piojos, con un show de tres horas, tuvieron a su cargo el gran final del festival.
Los Piojos
“Desde lejos no se ve”, “Chac tu chac”, “Babilonia” y “Yira yira”, así en continuado, marcaron el inicio de una noche que sería muy extensa y abundante en emociones. Bajo una brillante y perfecta luna llena y ante un océano de banderas flameando entre la multitud, la banda nacida en El Palomar fue edificando un concierto pleno de música y algunas palabras. Un escueto “¡Buenas noches Quilmes Rock!” en boca de un Andrés Ciro Martínez de impecable saco largo de color rojo fue el primer contacto verbal con el público piojoso para después dedicarle “Civilización” a la ciudad de Bahía Blanca que aún se recupera del temporal y de las inundaciones de las que fue víctima hace poco tiempo atrás.
“Vine hasta aquí” y “Luz de marfil” continuaron elevando la temperatura del encuentro y luego, con el guitarrista Piti Fernández a cargo de la voz, llegó el momento de “Entrando a tu ciudad”. Generando un constante ida y vuelta con un público que jamás dejó de entonar todas y cada una de las canciones que dieron vida al listado elegido para la ocasión, “Te diría”, “Ay ay ay”, “Pistolas” y “Ando ganas” prepararon el terreno para una vibrante versión de “Tan solo” con Ciro y Luli Bass descendiendo del escenario para cantar y estrechar las manos de los afortunados que lograron ubicarse bien cerca del vallado.
Acompañada por una impactante puesta en escena y un dinámico juego lumínico, la agrupación dio espacio también a varios homenajes. El primero de ellos estuvo dedicado a la propia banda, presentando un video histórico que desgranó imágenes de sus primeros años musicalizados con una versión en piano de “Ruleta”. Más tarde, el recuerdo de Gustavo “Tavo” Kupinski (guitarrista de Los Piojos fallecido en 2011) se hizo presente mediante una sentida versión de “Sudestada”. Y finalmente, The Rolling Stones y Moris, dos de las principales influencias del grupo según confesó el propio Ciro, sonaron en la noche de Tecnópolis a través de la versión en castellano de “It’s only rock’n roll (but I like it)” y “Sábado a la noche” respectivamente.
Tras un breve paréntesis y reapareciendo en escena luciendo lentes negros y batas de boxeo, los integrantes de Los Piojos dieron vida así a un segundo tramo del show que, a esa altura, ya había alcanzado ribetes de ritual con certeras versiones de “Como Alí”, “Ruleta” y “Pacífico”.
Surfeando las aguas del pop, el rock, la balada, el blues y destilando su reconocido costado rioplatense con sus incursiones tanto en el tango como en el candombe, en escena la banda se mostró por demás versátil y sumamente afiatada, como si la década y media sin tocar juntos jamás hubiera existido. Sebastián “Roger” Cardero y Dani Buira desde sus respectivas baterías, junto a Facundo Farías Gómez (percusión), conformaron una sólida base rítmica que se completó a la perfección con el gran trabajo de la bajista Luli Bass, la integrante más nueva del grupo que tomó el lugar del histórico Micky Rodríguez con un aplomo y una seguridad asombrosas. En tanto, los teclados de Chucky de Ípola y Juan Emilio Cucchiarelli, sumados a las guitarras de Juan Manuel Gigena Ávalos y el ya citado Piti Fernández, completaron el andamiaje adecuado de una maquinaria esta vez ampliada por una refrescante sección de vientos.
Por delante de todos ellos, llevando la voz cantante y las riendas del concierto, un exultante y por demás movedizo Andrés Ciro evidenció una vez más sus dotes de avezado frontman, recorriendo el escenario de una punta a la otra, “invadiendo” el escenario contiguo que horas antes había correspondido a El Plan de la Mariposa y amagando en reiteradas ocasiones con que el próximo tema sería el último de la velada.
Tras los últimos acordes de “Bicho de ciudad”, Ciro tomó el micrófono y señaló: “Si los futbolistas fueran pintores, nueve de los diez mejores cuadros serían de Messi pero el primero sería de Diego”. Esta declaración sirvió como introducción no sólo a una furibunda versión de “Maradó” sino también al tramo final de una velada cercana a los 30 temas, que se completó con “Muévelo” (con varios fans bailando junto a la banda sobre el escenario), “El farolito”, “Cruel”, “Y quemás” y el habitual epílogo instrumental en armónica con el “Himno Nacional Argentino”. De este modo, llegaba a su fin una nueva e histórica edición del Quilmes Rock de la mano de una agrupación que ya escribió bien grande su nombre en la historia del rock argentino y que cerró la noche con un especial y sorpresivo anuncio: el 24 de mayo en el Parque de la Ciudad brindará el último concierto de este tan exitoso y multitudinario regreso que sumó más capítulos de los esperados.
La Delio Valdez
Tras celebrar sus primeros 15 años de trayectoria con un contagioso show en el estadio de Ferro y en vísperas del lanzamiento de El desvelo, su sexto álbum de estudio, La Delio Valdez impregnó al ambiente de Tecnópolis con su reconocido y colorido aroma tropical.
A lo largo de 9 temas, y abriendo un significativo paréntesis en medio de una velada decididamente rockera, el multitudinario combo trasladó con maestría y enorme buen gusto al público hacia una imaginaria isla caribeña donde lo único importante parece ser bailar y pasarla bien.
“La cancioncita”, “De un tiempo a esta parte” y “Adiós amor” abrieron el juego de este atractivo proyecto cooperativo, independiente y autogestivo que atraviesa sin dudas un auspicioso presente y parece desconocer su techo.
Black Rodriguez Méndez fue el encargado de ponerle voz y onda a “Corazón cumbiambero” y a una versión latina y con mucho sabor de “Porque yo te amo”, el clásico de Sandro. En tanto, la sensual Ivonne Guzmán le aportó todos sus brillos, su carisma y sus pasos de baile a “Inocente”, uno de los puntos más altos y festejados de la noche.
Más allá de un desempeño instrumental muy parejo y lucido de todos sus componentes, cabe destacar la fundamental labor de la base rítmica y percusiva como así también de la sección de metales que asoma como el mascaron de proa de esta gran orquesta que navega con comodidad por las aguas de la salsa, el jazz y obviamente la cumbia, estilo que le cae como anillo al dedo.
Antes de que Cruzando el Charco se apoderara del escenario contiguo, La Delio cerró su contagiosa participación en el Quilmes Rock arengando a la audiencia para que elevara sus manos al cielo al son de “El paso final” y con la satisfacción del deber cumplido.
Los Caballeros de la Quema
“Buenas tardes, monada. Estamos debutando en el Quilmes Rock. Mirá que hay que debutar con cincuenta y pico de años. Un poco ‘virgos’. ¿Cómo se dice ahora? Incels, un poco Incels. Falta que hagamos un video con inteligencia artificial donde el Ministro de Economía sea un espartano, un guerrero”, soltó Iván Noble luego de que Los Caballeros de la Quema dieran rienda suelta a un show plagado de puro rock barrial, preparando la cancha para el número final de Los Piojos. “Pejerrey”, “Todos atrás y Dios de 9” y “Patri” fueron los encargados de abrir una presentación donde abundaron clásicos, a los que luego se sumaron “Malvenido” y “Fulanos de nadie”, con el fiel coro y agite del público presente.
“Memoria. Como decía María Elena Walsh, en el País de Nomeacuerdo, damos tres pasitos y nos perdemos”, expresó Noble, nuevamente, luego de una versión de “Rajá rata”, que tuvo leves cambios en la letra ajustados a la realidad política actual (“Calentita la Rosada, ¿no, señor sultán? / Qué bien que la lustran usted y sus perritos”). Hacia el final, no faltaron los infalibles: “Sapo de otro pozo”, “Avanti Morocha” y “Oxidado”.
El Plan de la mariposa
El show de El Plan de La Mariposa comenzó como si fuera un ritual poderoso capaz de gestar lo que estaba por ocurrir. “Un mal delito entre confiar o morir” y“ Mar argentino” fueron los primeros en abrir una presentación que resultó una genuina combinación de rock y psicodelia, con la que la agrupación nacida en Necochea hipnotizó por un rato a su público, creando con sus canciones y rítmicas ambientales distintos climas y atmósferas.
“Qué alegría que estén acá, estamos muy contentos esta noche. ¿Saben quiénes eran los Quilmes? Fueron un pueblo que vivió en esta tierra antes de que esta tierra se llamara como se llama y fueron el pueblo que más resistió en los valles calchaquíes; resistieron 120 años. Hoy vamos a invocar su fortaleza para el proyecto que cada uno tenga adentro”, manifestó Sebastián Andersen, antes de entonar “La vida cura”.
Las danzas magnéticas de su hermana Camila, los abrazos fraternales entre ellos y la intensa energía que transmiten en combo con la banda completa dan cuenta del disfrute y la calidez con la que se desenvuelven en vivo.
Con “Es por ahí” y “Tesoro escondido”, donde Camila tomó el mando de la voz principal, se pusieron en un tono más electrónico, hasta llegar a los ya clásicos de la banda “Túnel de la vida” y “Romance con el desapego”, en el que fueron acompañados en escena por la Sapa Pipe Band, una banda de gaiteros.
“Gracias por apoyar este viaje y esta historia. De paso les quiero contar que el 18 de octubre vamos a tocar en la cancha que lleva el nombre más bonito, Diego Armando Maradona, en Argentinos Juniors. Nos vemos ahí, los vamos a estar esperando”, anunció hacia el cierre Sebastián, antes de un explosivo final con “Pulpo” y “El riesgo”. Y así, el ritual fue concretado para dar lugar al otro, el que llegaría luego con Los Piojos.
Kapanga
Indiscutida animadora de grandes festivales, una banda como Kapanga no podía estar ausente del Quilmes Rock. Y como es habitual en cada una de sus presentaciones, aportó el clima de fiesta, desprejuicio y diversión que la caracteriza.
En un día soleado aunque un tanto ventoso, el sexteto de Quilmes arrancó su set con los aires hiphoperos de “Fumar” y el pulso ska de “Rock”. “En el último festival que estuvimos, a esta misma hora y antes de cantar este tema casi me muero”, señaló el Mono Fabio como introducción de “No me sueltes” y haciendo referencia al infarto que sufrió en septiembre pasado y del cual se recuperó notablemente. Con el aplauso del público en señal de apoyo, sin dudas esta canción ha cobrado un significado especial no solo dentro del repertorio de Kapanga sino también para la vida personal del cantante.
El clima giró 360 grados con el rabioso impulso punk de “Roban y nadie grita”, seguido de “Ramón”, con imágenes animadas del célebre integrante de la vecindad de El Chavo desde la pantalla de video que ofició como telón de fondo.
De zapatillas, bermudas de jean, una colorida y holgada camisa y luciendo la máscara del clásico personaje de Titanes en el ring, el Mono Fabio, Maikel y sus muchachos ofrecieron una feroz versión del “Tema del Caballero Rojo” para luego convertir al predio de Tecnópolis en una enorme pista de baile de la mano de “El universal”, “La crudita” y “Me mata”.
Al grito de “Esta noche nadie duerme” y continuando con sus festejos por sus primeros 30 años de trayectoria, Kapanga cerró su intenso y siempre humorístico set de la mano de “El mono relojero”, un clásico de su discografia al que se sumó un público muy entusiasta a modo de gigantesco coro.
Luego, en medio del show de Massacre, Walas contó que se había olvidado su documento y que debió hacer malabares para ingresar al predio. Por suerte para su público, lo logró y pudo subir al escenario.
Massacre
Massacre es ya una presencia obligada en los festivales de rock argentino. Y ellos se plantan sin variar sus maneras. Walas dirá “Somos los Massacre, un beso” como marca de agua, también dirá cosas sin contexto como “Ibuprofeno 400″ y dirá que las autoridades de pueden ir “a la p... que los parió”. Tocarán, por supuesto, “Plan b: anhelo de satisfacción”, “La reina de Marte”, “Tanto amor” y “La octava maravilla”.
En esta presentación, además versionaron “Crua Chan”, de Sumo y samplearon a modo de separador la voz de Diego Maradona diciendo, con dolorosa vigencia: “Hay que ser muy cagón para no defender a los jubilados”. Un día más en el áspero y colorido universo de Massacre.
Los Tabaleros
“¿Quién dijo que en el Quilmes Rock no hay folklore?”. La arenga de Los Tabaleros bien podría leerse de manera oblicua: ¿no es el rock argentino un folklore? Pero a ellos las preguntas parecen no importarles demasiado, porque su presentación en la carpa Enigma, repleta de público, fue todo lo contrario a una duda.
Plantados con guitarras (criollas y eléctricas) y bombos, casi como lo que la Fernández Fierro es al tango, Los Tabaleros fueron por todo. “Cacique” y “Azúcar y algodón” dejaron sentadas las bases de un set a puro baile y enjundia. “Penumbras”, de Sandro, fue el primer cover de la noche. Y enseguida uno de los momentos más sentidos del festival. “Somos un grupo que trae el folklore en la sangre”, dijo José Martínez. Y sentimos el rock muy especialmente, por eso queríamos hacerle un homenaje con esta canción” y entonces se largaron con una versión a guitarra y voz de “Homero”, el clásico de Viejas Locas. De ahí en adelante, todo fue ganancia. Para el público y para Los Tabaleros.
Sobre el final, el Mono de Kapanga (y padre de Tobías, miembro del grupo), subió para “El amor no existe”.
Jóvenes Pordioseros
Si el rock no fuese, sobre todo, contexto. Si no fuese una cultura y un sistema simbólico antes que un sonido y una técnica, entonces el repaso por el show de Jóvenes Pordioseros debería centrarse pura y exclusivamente en la incapacidad vocal de Toti Iglesias para sostener siquiera una estrófa. Pero se juegan otras cosas. Su pasado de excesos, su carácter de ícono del rock barrial de principios del siglo XXI, su regreso como antihéroe sobreviviente de su propia autodestrucción.
Todo eso sumó a que el show tenga mucho de homenaje a sí mismo. Con su hijita en el escenario para “Descontrolado” como pico máximo de ternura, Toti Iglesias descansó en el sonido de una banda impecable y en el agite de un público que se acercó con banderas a brindar aguante en su versión más fraternal. Una versión de “Espadas y serpientes”, de Attaque 77 y dos bien conocidas de cosecha propia como “Nunca me enseñaste” y “Cuando me muera”, fueron de lo más celebrado por el público. Este último, fue el primer tema de Jóvenes Pordioseros que sonó en la radio, cuando Totiaún trabajaba en una fotocopiadora. Muchas cosas pasaron bajo el puente desde entonces, y Toti Iglesias aún está vivo para contarlo.Una versión de “Espadas y serpientes”, de Attaque 77 y dos bien conocidas de cosecha propia como “Nunca me enseñaste” y “Cuando me muera”, fueron de lo más celebrado por el público. Este último, fue el primer tema de Jóvenes Pordioseros que sonó en la radio, cuando Totiaún trabajaba en una fotocopiadora. Muchas cosas pasaron bajo el puente desde entonces, y Toti Iglesias aún está vivo para contarlo.
Hijas y herederas del rock en las primeras impresiones de la tarde
Así como ayer Mía Folino, la hija de Hilda Lizarazu fue una de las primeras en abrir la tarde haciendo honor a la tradición familiar pero defendiendo lo propio, algo similar ocurrió hoy con Wayra Iglesias (hija de Gabriel “Tete” Iglesias y a la vez sobrina de Jorge “Tanque” Iglesias, bajista y baterista de La Renga, respectivamente). Con look setentoso, pantalones animal print y cadenas en la cintura, la joven cantante impregnó su set de actitud, soltura y estilo a lo Janis Joplin, con una poderosa combinación de rock and roll, soul y blues. “Todo el día”, “Este juego” y “Huir” fueron algunos de los temas elegidos del show, en el que recorrió La suerte de encontrarme, su álbum debut, acompañada por una banda sólida y afilada.
En la misma línea de continuar la herencia musical familiar con color personal, Julieta Rada (hija de Rubén Rada) desplegó una cálida fusión entre el soul y el pop, y Manu Martínez (hija de Andrés Ciro Martínez) se encargó de dejar su impronta indie rock en el escenario Quilmes, por donde más tarde pasará también su padre. Con un traje bordó y guitarra acústica cargada sobre los hombros, comenzó su show intercalando canciones de Diecinueve y Día de verano, sus dos discos solistas hasta el momento. “Ya será”, “Azul” y “Manantial” fueron algunas de ellas, además de un cover de “Eres para mí” de Julieta Venegas.
El festival, en números
- 240.000 personas acudieron a los cuatro días del Quilmes Rock
- 7000 personas trabajaron en el festival en todas sus áreas
- 500 artistas se presentaron, entre bandas y solistas
- 5 escenarios recibieron a las 170 bandas que tocaron en el festival
- 3 millones de personas siguieron la transmisión del festival vía Flow y Disney+
“Tenemos que estar orgullosos porque esta edición del Quilmes Rock va a quedar en la historia. Volvimos después de tres años y 240.000 personas coparon Tecnópolis, un número que habla de lo que la música, nuestra música, nos genera a todos los argentinos. Y ni hablar de los momentos inolvidables que vivimos, como la vuelta de Los Piojos al Quilmes Rock, el “Ji Ji Ji” ricotero por La Berisso y colaboraciones entre artistas que cruzan generaciones como el homenaje de Serú Girán con Trueno, la aparición de Lali con Miranda!, Turf reversionando “Pasos al costado” con Milo J o los Cadillacs con Pablito Lescano”, comentó Guido “Chapa” Lofiego, director de marca Quilmes.
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