Teatro Colón 2020: una temporada musical más austera, a la que no le faltan estrellas
Así como la temporada del Teatro Colón de este año tuvo su principal singularidad, su punto fuerte, en los "grandes intérpretes internacionales", la de 2020–que se presentó este mediodía–resulta, por simple comparación, más austera. La austeridad se refiere aquí en principio a los costos, pero hay también una austeridad artística que no puede imputarse únicamente a la voluntad de reducir los costos. Las estrellas no faltan (ahí están para probarlo Martha Argerich, el contratenor Phillippe Jaroussky y Gustavo Dudamel), pero los relieves de esta temporada son menos marcados. Esto se nota ya en la propia temporada lírica, que es un poco la vara general.
Son en total ocho títulos (doce, si se suma una obra en versión de concierto y la programación de la ópera de cámara) que, en ciertos casos, refuerzan la cantidad de funciones (llegan a ocho) cuando son óperas más celebradas. El año empezará el 17 de marzo con Nabucco, en una nueva producción del régisseur italiano Stefano Poda y dirección musical de Renato Palumbo. En mayo, llegará El cónsul, de Gian Carlo Menotti, con dirección escénica de Rubén Szuchmacher, con el brasileño Leonardo Neiva como John Sorel y un elenco bien local que completan Carla Filipcic Holm, Adriana Mastrángelo y Alejandra Malvino. Vendrán después (en mayo) Los pescadores de perlas, de Georges Bizet y, en junio, Tosca, de Giacomo Puccini, claro que en la producción ya vista de Roberto Oswald. La sorpresa wagneriana es, en agosto, El oro del Rin, que tendrá como director musical a Enrique Arturo Diemecke, y como director de escena a Arnaud Bernard. No se informó si hay planes de completar la Tetralogía. El final tendrá, en septiembre, Lucia di Lammermoor, de Gaetano Donizetti, y Xerxes, de Georg Friedrich Handel, con puesta de Alejandro Tantanian y Verónica Cangemi en el papel de Romilda. De Manuel de Falla, se escuchará La vida breve.
Da la impresión de que se volvió a optar por la prudencia de los títulos conocidos y más o menos probados, pero aun en la prudencia hace falta una dosis de audacia, y eso se extraña. Una obra de Menotti como único título del siglo XX suena a decepción. E incluso en el caso de Puccini habría sido deseable algún aire más nuevo.
En el plano de las visitas internacionales, la noticia más relevante es el regreso de Charles Dutoit. El maestro jugará como una especie de battidore libero de la temporada, por lo general con la compañía de Martha Argerich. En principio, va a ser la piedra angular de las cuatro fechas del Festival Beethoven, dedicado a conmemorar los 250 años del nacimiento del compositor. Los primeros días de noviembre, alternativamente al frente de la Estable y de la Filarmónica, Dutoit dirigirá los cinco conciertos para piano de Beethoven: el primero, con Argerich como solista y Annie Dutoit, la hija de los dos, como recitante; en el segundo y el tercero, las solistas serán Arta Arnicane y Dong Hyek Lim; en el cuarto, llegará Lars Vogt, y el quinto correrá por cuenta de Homero Francesch.
Más espectacularmente, Dutoit dirigirá para el Abono sinfónico-coral Le Noces, de Stravinsky, con los cuatro pianos en las manos de Argerich, Dong Hyek Lim, Iván Rutkauskas y Marcelo Ayub. No será el único Stravinsky de Dutoit: en la temporada de OFBA dirigirá El pájaro de fuego, en un programa que incluye el Concierto para piano n°3 de Prokófiev, una vez más con Argerich.
A propósito de la Filarmónica de Buenos Aires, se escucharán a lo largo del año las nueve sinfonías de Beethoven (el cierre será desde ya la Sinfonía n° 9) a cargo de diferentes directores. Entre los solistas invitados para la temporada de la OFBA hay que señalar, en septiembre, a la violinista Midori (en los conciertos para violín de Bach) y a la pianista Ingrid Fliter, en octubre, que tocará el Primer concierto, de Chopin.
Con programas que todavía no fueron anunciados, el abono de Grandes Intérpretes Internacionales traerá a la violinista Viktoria Mullova, a las sopranos Mariella Devia y Pretty Yende, a Philippe Jaroussky, el maravilloso contratenor francés que había actuado ya en el Colón en 2014, invitado entonces por el Mozarteum Argentino. Completan el año Dudamel (en julio) con la Mahler Chamber Orchestra, la agrupación que fundó Claudio Abbado, y la Tokio Geidai Philarmonia Orchestra.
Ausentes masivamente, las piezas contemporáneas vuelven a ser la cenicienta de la temporada. Con todo, resultan insoslayables el Concierto para violín de György Ligeti por Francesco D’Orazio (en mayo) y la monumental Sonata Concord de Charles Ives por Joonas Ahonen (en diciembre), ambos en Colón Contemporáneo. El Centro de Experimentación prevé por su lado, en marzo, un homenaje a Gerardo Gandini, que incluye el estreno de Los trabajos y los días, la película de Juan Villegas: una manera de recordar los tiempos en que el querido maestro creó, a instancias de Sergio Renán, el CETC en una época muy distinta de la nuestra.
Tres imperdibles
- Argerich & Dutoit
Juntos, por separado y con su hija Annie, ocuparán casi por completo el mes de noviembre de 2020.
- Philippe Jaroussky
Son pocos los contratenores y, entre ellos, no hay ninguno como él. Vendrá con el director Julián Chauvin y Le Consert de la Loge. El sábado 10 de octubre de 2020, a las 20
- Sonata Concord
La obra clave de Ives se toca rara vez, por su complejidad y las demandas que tiene el ejecutante. No sabemos cuándo se repetirá. El miércoles 2 de diciembre de 2020, a las 20
Mirá el programa completo de la temporada 2020
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