Teatro Avenida: Norma, la obra maestra de Bellini, regresa por una sola noche
La soprano Haydée Dabusti y el director musical César Tello explican la gran influencia de esta tragedia lírica ambientada en la Galia ocupada por el Imperio Romano, que se extiende más allá de la célebre aria “Casta diva”
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Pasó a la historia como la apoteosis del belcanto, la consagración del más puro arte vocal: Norma, del compositor siciliano Vincenzo Bellini, una de las óperas más importantes de la historia del género. Siguiendo la moda de la época que abrevaba en las leyendas de la Galia, el libretista Felice Romani y la soprano Giuditta Pasta – gran diva de su tiempo que además interpretó el rol en su estreno mundial en La Scala de Milán en 1831– convencieron al músico de componer esta tragedia lírica, considerada su obra maestra. Basada en la novela francesa Norma o el infanticidio, la ópera cuenta la historia de la sacerdotisa druida, amante secreta de Pollione, procónsul romano con el que ha tenido dos hijos, que mantiene ocultos. La trama comienza cuando el padre de Norma, Oroveso, líder de los celtas, llama a su pueblo a sublevarse contra Roma y en ella se desatan las contradicciones de sus afectos.
Priman, sin embargo, la fuerza del amor y la súplica expresadas en una plegaria a la diosa de la luna, pidiendo por la paz y la templanza de los espíritus: la famosa “Casta diva”, una de las arias más célebres del repertorio operístico. Entretanto, Pollione se ha enamorado de su amiga Adalgisa. Cuando Norma descubre la traición, llama a su pueblo a la guerra en medio de la furia y siente la tentación de matar a sus propios hijos por venganza (un crimen que, a diferencia de la novela original de Alexander Soumet, en la ópera no se consuma). Atormentada con semejantes pasiones, finalmente confiesa el pecado de haber roto sus votos de castidad con el enemigo y se inmola junto a él, condenado a muerte por los druidas, en la hoguera de los traidores a la patria.
En una única representación, Norma sube a escena en el Teatro Avenida mañana, con la interpretación de la soprano Haydée Dabusti, quien cumple su cuadragésima función en este rol icónico. La acompañan en los papeles principales la soprano María Castillo de Lima como Adalgisa y el tenor uruguayo Nazareth Aufe como Pollione, con puesta de Boris Laures y dirección musical de César Tello.
En clave de belcanto
“Por las capacidades que demanda este personaje que es puro virtuosismo y habilidad vocal —explica el director César Tello junto a la protagonista al cabo del último ensayo-, el desafío de cantar Norma puede ser abordado por muy pocas sopranos. Eso explica por qué, siendo tan bella y conocida, es a la vez una ópera poco programada a nivel local.” “Es una ópera de inagotable belleza melódica y yo he tenido la bendición de poder cantarla y convertirla en el estandarte de mi carrera”, agrega Haydée Dabusti, revelando las claves para apreciar las virtudes del estilo.
–¿Por qué resultan difíciles las partituras de Bellini, en especial la de Norma?
Dabusti: –En primer lugar, por la coloratura, que es un elemento característico del belcanto: notas rapiditas que tienen que ser ágiles, livianas y dúctiles, cantadas muy ligeras para que la voz no se ralente, no se atrase ni se vaya para atrás. Luego, por las frases largas, muy presentes en esta ópera, que requieren de un aparato respiratorio sano con el cual poder respirar y sobre todo administrar el aire en los tempos lentos que solo se sobrellevan si hay un control absoluto de la técnica de canto. Otro componente del estilo son los extremos y los grandes saltos: muchos sobreagudos y notas centrales y graves que implican un registro amplio y parejo, porque la voz se pasea por toda la tesitura. Para poder cantar este rol de principio a fin y terminar con un resto, es necesaria una preparación física y mental que conlleva una musculatura firme, una alimentación sana y el trabajo constante que nos enseña la escuela italiana. Las páginas que escribió Bellini para contar esta historia son extraordinariamente difíciles por la destreza vocal de todos estos elementos combinados, pero son también extraordinariamente bellas por ese arte de melodías sublimes.
–¿Qué resume las enseñanzas de la técnica italiana?
Dabusti: –La colocación de la voz en la altura correcta, lo que permite afinación, pureza del sonido y excelencia en la línea y el fraseo que hacen a la interpretación.
Tello: –La escuela italiana se refiere a una técnica del canto apoyado en el trabajo del diafragma y el manejo del aire. Si un cantante no domina el apoyo y uso del aire, se muere ahogado después de cantar un par de notas, porque es imposible sostener por ejemplo las frases largas con una línea ligada y lenta en las arias, o las partes rítmicas y marciales de las cabalettas, tan propias del estilo donde el canto técnicamente está al límite de todos los recursos vocales: las coloraturas, los sobreagudos, el canto sul fiato, los saltos y los extremos que mencionaba Haydée.
–Además de estos rasgos específicamente vocales, ¿cómo define a nivel dramático un personaje que debe reflejar sentimientos profundos y contradictorios?
Dabusti: –En esa frase del primer acto dice: “Hay muchos afectos que se entremezclan en mi alma. Hay momentos en que amo a mis hijos. Hay otros en que los odio. Sufro cuando los veo y también cuando no los veo” ¿Cómo mostrar en la voz esa revolución y entrevero que habitan el corazón de Norma? Ella. como líder. debe dar el ejemplo y en cambio ha traicionado a su pueblo. Lo sabe y eso es doloroso porque en el fondo se contradicen sus sentimientos como líder, como mujer, hija, madre y amante. Los estados de ánimo y los temperamentos se transforman con los claroscuros de la voz, manejando la apertura de la garganta sin modificar la altura ni el apoyo sino la expresión del texto. El énfasis se da en el peso y el sentido de la palabra. Por ejemplo, cuando ella va con el puñal decidida a matar a sus propios hijos, ahí hay una melodía maravillosa que dice “Tiernos, tiernos mis hijos…” Es uno de los momentos musicalmente más conmovedores de la ópera, en los que Norma cambia de color. O la escena cuando entra Pollione y ella cae en la cuenta de que él la ha engañado con su amiga Adalgisa y canta “¡Oh, non tremare, pérfido! No tiembles por ella. Tiembla por ti, cobarde ¡Y tiembla por mí, teme por mí!” Esas escenas son terribles, pero me encantan, porque me identifico cuando Norma avanza con la verdad.
–¿Cómo logra la orquesta un sonido belcantista?
Tello: –El mayor secreto en la orquesta para este repertorio es la precisión de las dinámicas que no se pueden correr ni un milímetro. Los recitativos acompañados con cuerdas deben ser muy exactos para sostener el clima y el estado de ánimo que expresa la voz expuesta casi a cappella. Luego, el sostén de las arias que son todas de línea: la orquesta apoya con notas simples y ligadas por lo general en arpegios, que mantienen el gran arco melódico que traza el canto. En “Casta diva”, por ejemplo, el color de los clarinetes, fagotes y cornos en notas tenidas cuando la cuerda va haciendo unos arpegios sutiles. Si allí no hay precisión y calidad, el aria decae. Es imposible. También es típica del sonido belcantista la marcialidad de las fanfarrias en los metales y los vientos aportando la energía rítmica de las cabalettas. No es nada difícil para la orquesta a nivel de notas, sino de clima y color. Bellini, ya en la obertura resume este cuento de mitología y drama donde todo está anticipado: el tema de los clarinetes, las arpas con los oboes y los trinos de las cuerdas que nos transportan al paisaje de los bosques, donde la tonalidad de Sol menor nos anuncia la tragedia.
–¿Qué es lo más emocionante de cantar Norma?
Dabusti: –La belleza de sus melodías. Cuando el personaje entra en escena y aparece esa sacerdotisa con su imponente recitativo de entrada, cuando vemos la fuerza extraordinaria de una mujer ante su pueblo cantando esa melodía eterna de la “Casta diva” y la cabaletta que le sigue con los recuerdos del amor de Pollione. Norma queda suspendida como en una burbuja, separada del resto, del coro y de la escena. Hay pocos momentos felices en esta ópera. Un instante del último acto en lo que dura su recitativo conservando alguna esperanza. Los dúos con Adalgisa que son inolvidables y un último pasaje breve en que se arrepiente y pide perdón. Pero si hay algo de lo tanto que me emociona este personaje que me gustaría poder transmitirle al público es la representación de todo lo que ha perdido: a Norma le habían dado el poder supremo para estar al frente de su pueblo. Pero ella lo ha perdido todo y al final, en la hora de la hoguera, es una mujer profundamente sola.
Para agendar
Norma, ópera en tres actos de Vincenzo Bellini. Con Haydée Dabusti, María Castillo de Lima, Nazareth Aufe, Alicia María Cecotti, Cristian De Marco y Nicolás Sánchez. Dirección escénica: Boris Laures. Dirección musical: César Tello. Orquesta lírica y Coro Ars Nova. El sábado 29, a las 20.30. En el Teatro Avenida, Av. de Mayo 1222. Entradas desde 2500 pesos.
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