La familia Roy volverá en breve y lo hará con algunas caras nuevas, como las de Adrien Brody y Alexander Skarsgärd; mientras tanto, recordamos sus dos primeras temporadas con las canciones que acompañaron su historia
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Con una tercera temporada confirmada por HBO sin fecha aún de estreno, la exitosa serie Succession estrenada en 2018 sumará en su elenco (Brian Cox, Jeremy Strong) a invitados estelares a la familia Roy como Adrien Brody y el sueco Alexander Skarsgärd. Este drama millonario producido por el comediante Will Ferrell y el guionista Jesse Armstrong acumula veinte episodios que quitan el aliento en su compleja trama shakespereana de poder y traición con el acompañamiento sonoro de Nicholas Britell (dos Oscar a Mejor Música Original). Pero además suma un soundtrack que recorre la geografía de Manhattan, locación de la serie, desde los tiempos de la canción de protesta al hip hop con cameos de la new wave inglesa y el touch francés. Aquí la música elegida para esperar la tercera temporada.
“Which Side Are You on?” (The Almanac Singers, 1941). Activos entre 1940 y 1943 esta formación por la que pasaron, entre otros, Pete Seeger y Woody Guthrie fue la avanzada del movimiento de canción de protesta enraizado en el folk. “¿De qué lado estás?” es la pregunta frontal y directa que se hace esta tonada de Seeger en favor de la organización gremial de los trabajadores y contra el racismo y la guerra. Fue incluída en el segundo álbum (Talking Union) como parte de su activismo dentro del Frente Popular. En 1942 el FBI los denunció como “comunistas dispuestos a infiltrar la radio” y las contradicciones internas en el Partido Comunista de los Estados Unidos empujaron la disolución del colectivo un año después.
“It’s impossible” (Perry Como, 1971). En el otro extremo de la música popular norteamericana, el soundtrack de la serie presenta a un crooner como Perry Como, mezcla de cantante de jazz melódico y animador de TV que en 1971 obtuvo un resonante hit nostálgico con esta “It’s Impossible” que no era otra cosa que un traducción del bolero “Somos novios”, de Armando Manzanero. El auge de Como se dio en los años 50 cuando ante la emergencia del rock and roll representaba los valores de la música popular encarnados en Sinatra, Dean Martin y los crooners. Al punto que una encuesta de la revista Life lo consagró como “marido ideal” en 1956.
“Message in a Bottle” (The Police, 1979). El hit que consagró a The Police como el grupo número uno de la new wave llegó al número 1 del ranking inglés el mismo día de su lanzamiento como adelanto del álbum Regatta de Blanc: 29 de setiembre de 1979. En el resto del mundo la penetración del sonido Police (que como explicó alguna vez el rockólogo Alfredo Rosso era al reggae lo que Cream al blues en los 60) se hizo esperar un poco más pero fue imparable. La versión pop de un Robinson Crusoe (que no está tan solo) impuso en las radios del mundo la voz de tenor de Sting, cuya fotogenia invadió también las habitaciones adolescentes. Un detalle: en el video de “Message…” al cantante se lo ve de moño tal como lucía siempre el bueno de Perry Como.
“For Those About to Rock (We Salute You)” (AC/DC, 1981). El nombre del segundo álbum de AC/DC con Brian Johnson parecía montarse sobre aquel slogan de una publicidad de tabaco negro: “Los que están en el humo”, o el argot de la contracultura argentina (“los del palo”). Era el manifiesto irreductible de una banda que, inmune a cualquier tendencia de la nueva década, persistía en su esencialismo rocker: Chuck Berry conectado a una central eléctrica capaz de abastecer las demandas de testosterona de las adolescencias del planeta entero. Con esa intro que recordaba a los Who de Quadrophenia, el juramento de AC/DC se completaba con una serie de cañonazos que irrumpían en el estribillo bajo las coordenadas de la musique concrete (algo que a Angus Young no le importaba en lo más mínimo).
“Uptown Girl” (Billy Joel, 1983). También irreductible, pero en otro sentido, era este Billy Joel que dominaba los charts sin vocación de póster pero con una memoria pop infalible que traducía a los 80 la radio y la calle de su niñez y adolescencia. Con una métrica Motown, esta canción dedicada a una chica de la clase alta de Manhattan reproduce un tópico del rock and roll y el pop que parece no tener límite: de “Presumida” (Johnny Tedesco) a “La rubia tarada” (Sumo) hay todo un subgénero de amores no correspondidos de clase. Si la hubiera grabado Elvis Costello estaríamos ante una pieza de culto pero en la voz no del todo legitimada de Joel fue un fenómeno pop en toda la línea: número 1 en Reino Unido y Estados Unidos durante cinco semanas.
“An Open Letter to NYC” (Beastie Boys, 2004). “Brooklyn, Bronx, Queens y Staten, desde Battery a lo más alto de Manhattan/Asiáticos, gente de Medio Oriente, latinos, negros, blancos, New York lo hiciste posible”, le escuchamos cantar por fuera de los auriculares a Kendall, supuesto heredero al trono del gigante Logan Roy. Es la primera canción que se escucha en la serie, aún antes de que la precisa música original de Nicholas Brittell caiga con los títulos. Es una pieza medular de los Beastie Boys maduros para su álbum posterior al 11 de septiembre: To the 5 Buroughs, en cuya tapa se mantienen las Twin Towers en la ilustración del paisaje de la ciudad que los constituyó. Rap modernista de cabo a rabo (la helada abstracción de la estructura contrastada con la “carta de amor”) pero con sensibilidad de tango canción (“Mi Buenos Aires querido”).
“Heads Will Roll” (Yeah Yeah Yeahs, 2009). Más y más Nueva York en la banda de sonido de Succession ahora con el rebrote pospunk del que formaron parte los Yeah Yeah Yeahs liderados por la carismática Karen O, una Siouxsie apta para Vogue. “Heads Will Roll”, incluida en It’s Blitz, el tercer álbum del grupo, es una muestra de disco-punk en la genealogía del “Heart of Glass” de Blondie con una línea de sintetizadores techno bien adelante y pulso de dancefloor.
“I Gotta Feeling” (Black Eyed Peas, 2009). Un himno de fiesta que no hace más que recordarnos la vieja normalidad de cuerpos encimados en el sudor de la pista de baile. Con la participación de David Gueta, los Black Eyed Peas que entronizaron a Fergie como diva hicieron con este hit uno de los mayores aportes al crossover entre el hip hop, el dance y el pop. La estadística es fulminante: 7 meses en el número uno de Billboard desplazando a otro number one propio como “Boom Boom Pow”, algo que solo había ocurrido con The Beatles, Boyz II Men y Outkast. Desde su salida como single (con “Boom Boom Gueta” en el lado B) la canción de Black Eyed Peas vendió 14 millones de copias convirtiéndose en uno de los diez mejor vendidos de la historia (traducidos a 640 millones de clics en la era streaming).
“Nobody Speaks” (DJ Shadow, 2016). Otro aporte del hip hop, desde una perspectiva menos mainstream acaso, al paisaje sonoro de la serie en este track de DJ Shadow, nombre de guerra del pinchadiscos y productor californiano Joshua Paul Davis. Este collage abre con una cita (sample) de guitarra tarantinesca para dar paso al beat y la rima a cargo de Run the Jewels, el supergrupo de rap formado por El-P (New York) y Killer Mike (Atlanta). Está incluida en el álbum The Mountain Will Fall.
“Deadly Valentine” (Charlotte Gainsbourg, 2017). Un toque de dance suave, naturalmente afrancesado, en la voz de la hija que tuvieron dos íconos pop de los 60: Serge Gainsbourg y Jane Birkin. Charlotte susurra en el mismo registro que su madre (como ella es también actriz) sobre una base somnolienta de piano, cuerdas y texturas digitales. Forma parte de Rest, el último álbum de su corta discografía.
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