“Soy pan, soy paz, soy más”, la canción de Piero que musicalizó la vuelta de la democracia y que Mercedes Sosa hizo internacional
Ya tiene más de 40 años de historia y cuando se creía olvidada, una nueva generación se encargó de reversionarla, de Charo Bogarín a Juan Ingaramo
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En plena pandemia, a Juan Ingaramo, cordobés de 35 años, lo invitaron a grabar una canción que confesó nunca había escuchado. El convite lo hizo una amiga de su mamá, quien trabajaba en una escuela popular de Córdoba anclada en la Fundación “Alegría Ahora”. Aceptó sin dudarlo. Ingaramo, que en sus discos suele tomar ritmos latinos y cuarteto cordobés como también pop y trap, grabó una parte de la canción entre otros cantantes, como Guada Gómez, Lore Giménez y Nahuel Barbero, y el video circuló en redes sociales con un fin solidario. “Es hermosa la melodía y no dudé en participar aunque no sea del palo del folklore”, comenta ahora Juan Ingaramo, que luego se conmovió cuando buscó el tema en Google y vio que Mercedes Sosa lo había hecho famoso. Se trata de “Soy pan, soy paz, soy más”.
La escena permite entender una postal de estos tiempos: de ser una canción emblema en el final de la dictadura militar y luego en el comienzo de la democracia, a partir de 1983, “Soy pan, soy paz, soy más”, la histórica canción creada por Piero junto al uruguayo Luis Ramón Igarzábal, permanece en la cultura argentina como una melodía nostálgica de aquella época y parece algo desconocida para las últimas generaciones. Sin embargo, estrofas como: “Hay que sacarlo todo afuera/como la primavera/nadie quiere que adentro algo se muera”; o “Hablar mirándose a los ojos/sacar lo que se puede afuera/para que adentro nazcan cosas nuevas”, siguen sonando como una marca indeleble en la memoria sonora contemporánea, siempre a la mano para una nueva resignificación.
Hace unos años, de hecho, Charo Bogarían grabó una versión desprejuiciada del tema en Legado (2019), un disco notable en el que La Charo aborda en clave electrónica un conjunto de canciones popularizadas por la cantora tucumana. “Mi propuesta fue hacer una Mercedes moderna. Y la estética fue la que yo ya venía haciendo con Tonolec, pero que no se había hecho con Mercedes a fondo, que es pasarla a la era digital”, conceptualizó la cantante formoseña, que en “Soy pan, soy paz, soy más” contó con la colaboración del productor Tremor.
No fue la única. En una versión suavemente acústica, a dos voces, la colombiana Marta Gómez fue invitada por la cantautora Cata Raybaud, que rescató recientemente el emblemático tema de Piero en una interpretación con aires de folk.
Soy agua, playa, cielo, casa blanca/soy mar Atlántico, viento y América/soy un montón de cosas santas, mezcladas con cosas humanas, ¿cómo te explico?/Cosas mundanas. Fui niño, cuna, teta, techo, manta/más miedo, cuco, gritos, llantos, raza/después mezclaron las palabras o se escapaban las miradas/algo pasó, no entendí nada.
Y bajo aquella estela progresista de los 80, en mayo de 2021, la Fundación Mercedes Sosa grabó un video para pedir por la paz en Colombia, tras la escalada de violencia institucional que había dejado más de 40 muertos por la represión policial. Artistas de la talla de León Gieco, Víctor Heredia y el propio Piero cantaron una versión de “Soy pan, soy paz, soy más” evocando palabras de Mercedes Sosa: “La vida del pueblo latinoamericano es la vida de un pueblo sufrido. Es un pueblo de gran pobreza que no nos merecemos. Sin embargo, todos estos países se están levantando”.
Nacido en Italia y criado de niño en Argentina, Piero se asoció en su juventud con el poeta y periodista José Tcherkaski, construyendo una fructífera dupla creativa en el género de la canción “de protesta” con éxitos como “Para el pueblo lo que es del pueblo”, “Que se vayan ellos” o “Mi viejo”. En este contexto, surgió la canción “Soy pan, soy paz, soy más”, aunque con letra de Luis Ramón Igarzábal, docente rural uruguayo. Con un cruce rítmico entre chacarera y guarania paraguaya, de compases pegadizos, Piero incluyó el tema en su álbum en vivo, Calor humano, de 1981.
Pero no fue sino cuando la descubrió Mercedes Sosa que la canción pegó un salto internacional. El guitarrista uruguayo Omar Espinosa acompañó en el exilio a la Negra y en Madrid solía cocinar cuando la visitaban amigos y conocidos de la cultura. Cierta noche cayó Piero. En la sobremesa, le dijo: “Mirá, Negra, tengo un nuevo tema”. Empezó a cantar “Soy pan, soy paz, soy más”. Mercedes agarró su walkman y grabó toda la melodía. Al otro día, tenían un concierto en la Universidad de Madrid. Y a la mañana, en el desayuno, le dijo a su compañero guitarrista: “Omar, agarrá la guitarra, vamos a hacer el tema de Piero”.
Así lo rememora Espinosa: “Empezó a cantar y se embaló, tenía la letra en un papel y la ensayamos varias veces. Después en el medio del concierto, bueno, ella era muy imprevisible, en un momento dado se dio vuelta y me dijo: ´Vamos a hacer la canción de Piero´. Era un ambiente increíble en la Universidad. Después empezó a cantarlo en todos lados; luego se agregó el bajo y la percusión, eso fue fácil”.
De allí en más el tema empezó a instalarse con fuerza arrasadora. Y la voz torrencial de la Negra le dio un tono de confesión único en su repertorio: “Vamos, decime, contame todo lo que a vos te está pasando ahora…”.
La Negra, en efecto, había incluido la canción en los históricos recitales que dio en el teatro Ópera entre el 18 y el 28 de febrero de 1982 -regresada del exilio y aún con la dictadura militar en el poder- con arreglos y dirección musical de José Luis Castiñeira de Dios. Fueron once recitales a sala llena, y la canción nunca dejó de sonar. “Los conciertos funcionaron como una manifestación transversal de géneros y generaciones. Desde la paradoja del halo pacifista de una canción de un peronista prototípico de los setenta como Piero hasta la reconfiguración de ‘Como la cigarra’, un tema que María Elena Walsh había editado en 1973, inspirada en una situación personal y que remitía a los artistas de variedades. En realidad, todo se resignificaba. Mercedes Sosa era interpretada por el deseo de la gente”, explica el periodista Mariano del Mazo.
Para no alejarse de esas dos canciones, frases como “sacar lo que se pueda afuera/para que adentro nazcan cosas nuevas” de “Soy pan, soy paz, soy más” impactaban en esos tiempos como una invitación al coraje. Un coraje ansiosamente anhelado por el público y encarnado en la música.
De esos conciertos quedó un disco doble, Mercedes Sosa en Argentina 1982, grabado en vivo por Gustavo Gauvry, que fue por mucho tiempo uno de los discos más vendidos en la historia argentina. “Soy pan, soy paz, soy más” fue uno de sus hits. “Los artistas que estaban en la Argentina, a los que habíamos invitado al ciclo de shows, temían sufrir represalias por compartir el escenario con Mercedes Sosa. Después de todo, la Mamá venía, cantaba y se iba. Ellos, en cambio, se quedaban”, recordaba Matus.
El mismo Piero, que fue perseguido y sufrió el exilio, contaría varias veces cómo el tema fue encontrando un rumbo que ya no le pertenecía. No era sino con La Negra que encontraba una familiaridad especial, de permanente reinvención. “Una vez en Tucumán con Mercedes cambiamos la mayor parte de la letra de ´Soy pan, soy paz, soy más´ para fraternizar con un público delirante que había hecho del tema una pertenencia, un amuleto contra los malos tiempos, un tesoro de la resistencia interior”, recordó Piero en una entrevista periodística.
¿Qué sería una música que no nos hiciera cantar, bailar ni llorar? Para Francis Wolff, en su libro ¿Por qué la música?, si hay música es en primer lugar por lo que nos provoca. “Y porque nos afecta. Literalmente, afecta a nuestros cuerpos. Metafóricamente, nos conmueve, afecta a nuestra mente”, escribe el filósofo.
Cuerpo, mente y emoción se conjugan en cualquier argentino al escuchar “Soy pan, soy paz, soy más”. Un pasado reciente que cosquillea en la sensibilidad regional. Allí está, en rigor, la versión escurridiza de Eva Ayllón en ritmo de landó, incorporando otra variante en el estribillo: “cuentame” en reemplazo de “contame”. Y la uruguaya Ana Prada expandiendo la canción en la interpretación latinoamericana moderna, en sintonía con la colombiana Marta Gómez. También la dupla de Nahuel Pennisi y Julia Zenko, que la cantaron hace unos años en televisión en uno de los tantos homenajes a Mercedes Sosa. Así también como se la apropiaron jóvenes talentos como Sofía Rei, porque si bien su melodía parece olvidada, dispersa en la melancolía, resurge de pronto con la potencia con la que la corearon miles y miles de personas como grito de rebeldía y renacimiento para dejar atrás los años del horror.
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