Sólo cuerdas para un delicado programa
Ficha técnica: FESTIVAL STRINGS LUCERNE / Concertino y director: Daniel Dodds/ Programa: obras de Joseph Suk, Ottorino Respighi, Martin Wettstein y Piotr Ilich Chaikovski/ Organiza: Nuova Harmonia/ Sala: Teatro Coliseo.
Nuestra opinión: bueno
El programa ofrecido por la agrupación que tiene su sede en la ciudad belga se inició con la Meditación sobre el coral de San Wenceslao O p. 35, de Suk, que fue alumno y yerno de Antonín Dvorák, peripecias de la vida que, sin dudas, influenciaron el estilo musical del joven compositor.
Unos instantes después, asimismo, se escucharon algunos pasajes al unísono ciertamente desajustados en la afinación, circunstancia que fue advertida por Daniel Dodds, un muy buen concertino, quien al finalizar la muy delicada composición, pidió específicamente al grupo cumplir con el rito de buscar el sonido de la nota La exacto.
Así continuaron con la Suite de danzas y arias antiguas , de Respighi, subdividida en cuatro movimientos bautizados "Italiana", "Zarabanda", "Siciliana" y "Passacaglia", una recreación de antiguas danzas para laúd del siglo XVII. Luego, se escuchó la obra contemporánea del creador suizo Martin Wettstein, El sueño de Verdi , escrita -según sus propias palabras- en el lenguaje tonal que Verdi hubiera utilizado y que podría ser un sueño del famoso operista o, simplemente, una pesadilla, que por la versión ofrecida de ningún modo lo fue en razón de su muy buena versión, la coherencia de su desarrollo y la originalidad de su paulatino cambio estilístico del lenguaje.
La segunda parte del programa estuvo dedicada íntegramente a la delicadeza e inspiración melódica de Chaikovski, con la "Meditación" de Recuerdos de un lugar querido O p. 42, una transcripción para violín y orquesta de cuerdas del Vals scherzo O p. 34, en cuya ejecución lució muy buenos recursos técnicos y desenvoltura el primer violín, Daniel Dodds.
Como último aporte se escuchó una discreta versión de la delicada Serenata en Do mayor O p. 34, composición llena de encanto y melodía con forma de sonata y movimientos que incluyen un vals con un efecto de las cuerdas muy novedoso y afortunado. Se trata de una elegía serena con un final de sabor profundamente ruso en su clima y dinámica de danza popular, al que Chaikovski le sumó un importante desarrollo, así como pasajes originales e imprevistos, ofrecidos por los músicos con decoro. Pese a ello, llamó la atención la falta de un agregado fuera de programa. Todo quedó dicho.
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