La reconocida intérprete acaba de lanzar Natural, material en el que vuelve a transitar un repertorio más autóctono; su vínculo con Lionel Messi y los escollos de trabajar con su marido son algunos de los temas que abordó con LA NACION
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“Este disco es parte de mi esencia y creo que, ahora eso se ve más claro”. Soledad Pastorutti recibe a LA NACION en un apartado de un exclusivo restó de Palermo Chico para pensar en voz alta algunos de los disparadores de Natural, su nuevo álbum. El disco acaba de ser editado por Sony Music y se presentará con una serie de conciertos que arrancarán el 15 y 16 de julio en el teatro Coliseo porteño, puntapié inicial para un amplio tour nacional.
La Sole hace cuentas, ya que, formalmente, este material sería el número 19, aunque la cantante duda de tal cifra ya que la misma incluye algún DVD y una placa con recopilaciones. “Supongamos que es el 19 y que esperamos el 20 como excusa para festejar”, sostiene la cantante, simpática y predispuesta a la charla, como siempre. Desde hace mucho es una gran estrella de la música popular argentina, sin embargo, jamás se subió a ningún artificio de esos que suele convidar la fama.
Mantiene la misma frescura de sus inicios, cuando, siendo una niña, hizo explotar la Plaza Próspero Molina de Cosquín, en una noche inolvidable del festival folklórico más importante de nuestro país. Fue el 26 de enero de 1996 y, tal fue el impacto que causó la jovencita de quince años, que se consagró como revelación del festival, llevándose el premio Cosquín de Oro.
Aquella velada era la consecuencia de una vocación férrea. Sí, en la infancia, prematuramente, se puede tener bien clara la vocación y el sueño de un destino imaginado. Y, si no, hay que preguntarle a Soledad.
Ensayo y error
“Después de mis primeros tres discos, me embarqué en una búsqueda musical un poco por la necesidad de permanecer y, otro poco, por mi curiosidad y para mostrar algo más amplio. Hoy, la sensación que tengo es que no quiero demostrar nada. Este nuevo disco es mi expresión más natural de este presente y que me representa mucho más a nivel estético, combina a aquella niña agreste, esa esencia está, pero hoy se muestra revolucionada, fortalecida”.
Natural es un material que muestra a Soledad Pastorutti con sonidos estilizados, pero, a la vez, con una clara impronta folklórica tradicional. Una Sole en estado puro y atravesada por su madurez y estética actuales.
-Has conocido el éxito grande desde muy pequeña, siendo una niña. Entiendo que el miedo a la permanencia no existe, ya que llevás una trayectoria muy sólida y extensa. Sin embargo, ¿hay alguna incertidumbre ante la salida de un nuevo proyecto?
-Los miedos tienen que ver con no poder lograr los objetivos artísticos que uno se pone. Hace rato que estoy buscando un sonido homogéneo en mi música, y en mi banda, y creo que, en ese sentido, este disco es el inicio de un camino más claro. Creo que se trata de una búsqueda de identidad, aunque mi voz es un signo de identidad muy fuerte.
Soledad Pastorutti es de esas artistas que no se duermen en los laureles. Ha probado y desandado caminos, pero siempre hubo un sello propio identitario, tanto en sus grabaciones como en las presentaciones en vivo. Incluso cuando se animó con cierto pop, sonidos melódicos o la canción más romántica. ¿Por qué no se lo iba a permitir? Hoy, la búsqueda parece ser otra. Un regreso a lo más primigenio.
“Mi pretensión con este disco es permanecer en el tiempo musicalmente y no estar sonando en los charts, ni siquiera creo que tengo chances de eso, aunque nunca se sabe. En los noventa, ´A don Ata´ sonaba en las FM”. Hoy, la apuesta es otra, aunque los millones que la siguen a sol y a sombra seguramente encontrarán en los temas del nuevo material aquello que están buscando. “Es un disco que voy a escuchar dentro de veinte años y me va a gustar”.
-¿Existen canciones de tu repertorio que ya no te gustan o no te representan?
-Por supuesto, hay temas que, después de una temporada, ya no interesan, pero, en los últimos años, eso no me ha sucedido. Lo que pasa es que no somos iguales a lo largo del tiempo, uno va cambiando.
-La industria o el sello, ¿te piden determinado tipo de materiales? ¿Existe una exigencia al respecto?
-Definitivamente, no. La industria no te dice que hagas tal o cual cosa para llegar al éxito, porque el éxito sigue siendo un misterio y eso es lo bueno, nadie tiene la fórmula. Más allá de todo eso, cuando algo se hace con verdad y le llega a otro, se queda a vivir con ese otro para siempre.
Vaya si la música de La Sole aplicó pregnancia en sus seguidores de Argentina, Latinoamérica, Estados Unidos y algunos mercados de Europa. Y, si bien la artista no deja de lado su mirada romántica a la hora de escoger qué decir y cómo decirlo, también es consciente del lugar que ocupa en el mercado: “Esto es un trabajo que me permite vivir a mí y a toda la gente que está conmigo, entonces, que me vaya bien es necesario para poder reinvertir, dar trabajo y seguir haciendo lo que me gusta, que es subir a un escenario o entrar a un estudio de grabación”.
Tiene muy claro que el arte tiene esa otra cara. El lado b que va más allá de una melodía. Sin embargo, y a pesar de la dinámica del trabajo, siempre fue fiel a sí misma: “Creo que nunca me traicioné y eso es de lo que más me enorgullezco. Siempre fui cabeza dura y, a veces, fui a destiempo y por eso hice cosas que no se entendieron, aunque después, sí”.
-¿A qué te referís?
-Cuando grabé mi primer disco en Miami fui a destiempo, me tocó hacerlo en un momento donde no era normal eso. Hoy, lo hace todo el mundo y no pasa nada.
La Sole siempre revolucionó. Lo hizo cuando, a partir de su impulso -y luego acompañada por otros colegas como Luciano Pereyra, Abel Pintos- millones de jóvenes comenzaron a disfrutar del folklore, la “música de viejos” que los empezaba a interpelar antes de tiempo o, mejor dicho, en el tiempo justo. Abrió caminos y le dio a la tradición nativa bríos nuevos y a la música popular una manera de hacer.
Enarboló el poncho y luego lo intercaló con escotes prudentes y sexies. “Fui la primera en muchas cosas, pero hoy me doy cuenta que no estuve tan errada. Me enorgullezco de todo eso y me puedo dar el lujo de hacer un disco que parece que no es de estos tiempos, que es disruptivo en este presente. Lo hice con cariño y certezas, no tengo dudas de este disco, no me importa lo que pase, lo estoy disfrutando yo”.
Realidades
“Los paisajes” es un punto alto del disco, en el que está acompañada por Nico Mebriani: “Es un gran payador joven, que hace una música medio olvidada, pero, para mí, es el freestyler del folklore”. En ese tema, en el que Soledad es coautora, uno de los fragmentos dice: “sueño que haya pan y trabajo, que a nadie falte un techo, creo que ser feliz es nuestro derecho”.
-”Los paisajes” es un tema de una profunda filosofía.
-Son cosas que repetimos todos los días, como un cantito, de memoria, pero, lamentablemente, no están ocurriendo. Siento que vivimos en una sociedad que defiende muchas cosas desde la palabra, pero, desde los hechos, cuesta horrores. Tenemos gente cada vez más triste, incluso gente joven que tiene todo un futuro por delante y a la que siento desilusionada y desganada, por eso quiero que mi mensaje les llegue a ellos desde un lugar más esperanzado. En primer lugar, porque yo lo viví, fui una nena que nació en el interior y que, si rebobinamos mi película, ni vos, ni yo, ni nadie hubiera apostado nada por todo lo que pasó después, por eso quiero ser, de alguna manera, ese ejemplo de ‘se puede’, y siendo fiel a uno mismo. A veces, hay gente que lo tiene todo y no es feliz, pero en esta canción hablo de cosas esenciales tan necesarias.
-La vivienda es una de ellas.
-Techo, trabajo, comida y todo eso ganado con las propias manos, porque eso nos da la libertad de no deberle nada a nadie.
-Y la dignidad.
-Es la dignidad.
-Recorrés el país permanentemente. ¿La gente te acerca pedidos, te cuenta sus problemas?
-Antes me acercaban el problema y ahora vienen en busca del abrazo, lo cual es más preocupante, porque es como que me dijeran: “no sé cuál es mi problema, pero estoy mal”. Te lo digo y me emociono, porque me pasa todo el tiempo. La gente me abraza, me da besos y me agradece cosas que yo no hice por ellos. Hay una gran falta de amor, de cariño...
Soledad se emociona. Las lágrimas comienzan a correr un maquillaje perfecto y sobrio. Hace una pausa. Sólo ella sabe cuáles son esos mil y un rostros que llegaron a sus retinas. “Este disco está trabajado en equipo, porque ese contagio que se genera es muy fructífero. Cuando alguien hace algo en pos de un proyecto, por más chiquito que sea, para mí se legitima el proyecto. A nosotros nos falta legitimar el proyecto de país”.
Dice que la gente le agradece cosas que ella no hizo por ellos. Sin embargo, es el espejo de tantísimos. De aquellos que, nacidos en pueblos muy pequeños, se espejan en ella, que trascendió desde, y sin olvidar, a su Arequito natal. Y cómo no le van a agradecer sus canciones. “Sí, pero este es mi trabajo, por eso me emociona mucho que la gente vea más allá de eso, que se sienta cerca de la persona que soy”.
Tal es el vínculo de la artista con su público que ella misma se encarga de seguir las historias de algunos de ellos en las redes. “Me abrazan como si nos conociéramos de toda la vida y nos miramos a los ojos, que son el reflejo de todo, de la alegría y del sufrimiento”.
Ofrecimientos
-Imagino que, de uno y otro lado del sesgo ideológico, te habrán ofrecido formar parte de la política.
-Sí, siempre están ahí dando vueltas.
-Y de ambos lados de la grieta.
-Es que la gente no sabe bien a dónde pertenezco y eso es parte de mi trabajo. En realidad, no pertenezco a ningún partido, pero entiendo que, cuando alguien tiene que candidatearse, por una cuestión de orden y de equipo, debe pararse en algún lugar. Es muy difícil arrancar con un partido nuevo de un día para el otro. A veces, la gente no entiende como una persona está en un lugar y luego en otro, pero, si se trata de hacer el bien, hay que ir encontrando los espacios y luego demostrar con las acciones.
-Nunca aceptaste ninguna postulación.
-Me ofrecieron cargos políticos, pero cantar es lo que sé hacer. Si me buscan, no creo que sea serio, es verdad que la gente me quiere, pero, ¿eso me haría una buena dirigente?
-A la política y los políticos les seduce el caudal de votantes que vos podés acarrear.
-Pero si hago un buen disco no significa que la gente me compre la entrada para el show.
-A vos te la compran.
-Bueno, pero no hay que confundir los datos. Si me convocan es para algo del momento, no es serio. Por otra parte, creo que el político pierde mucho, expone la cara y, aunque mucha gente no esté de acuerdo con ellos, he visto a muchos políticos envejecer rápidamente y enfermarse. Ser político es difícil, es una profesión en donde está clarísimo que una gran parte de la gente queda al margen de las decisiones que se toman, porque no existe la decisión ideal. No quisiera estar en los pantalones de nadie. Como integrante de la sociedad, me gusta ser crítica, analizar la realidad, pero también tener mucha esperanza. Siento que el presente, que es tan difuso, va a decantar en algo más claro y ojalá podamos salir de la situación actual que no la vive sólo la Argentina, sino el mundo.
-¿No te convocaron para candidatearte como intendenta de Arequito?
-No, la verdad que no.
“La Pastorutti”, como la llamaban en su pueblo, jamás se desarraigó. Allí vive en un predio en las afueras del casco urbano, junto a su marido, Jeremías Audoglio, y sus hijas Antonia y Regina, que estudian sin moverse del terruño natal. La mayor va al primer año del secundario y la menor cursa la escuela primaria. “Seguir viviendo en Arequito fue una de las mejores decisiones que tomé. Además, hoy, con las redes sociales y la comunicación, nada queda tan lejos”.
Arequito es reconocida como Capital Nacional de la Soja, todo un orgullo, junto con la idolatría a La Sole, la gran embajadora de este lugar, distante 82 kilómetros de Rosario.
Honores
En el 2013, Soledad cantó en la Jornada Mundial de la Juventud realizada en Río de Janeiro, de la que participó el Papa Francisco. “Siento que la música me llevó a transitar lugares totalmente impensados, algo que agradezco mucho”. En plan de pensar en aquello para lo que su vocación fue llave, recuerda haber cantado con Diego Armando Maradona; haber sido la conductora del segmento de entrega del Person of The Year de los Grammy; haberse presentado junto a celebridades como Joan Manuel Serrat o que Carlos Santana haya grabado con ella.
-¿Pudiste conversar con el Papa Francisco?
-Sí, pero muy poquito. No fue el día en que canté en Río de Janeiro, sino que me lo crucé cuando fui a probar sonido. El se aparecía sin avisar y la gente se le acercaba para saludarlo. Yo estaba con mi beba Regina, que en ese momento tenía cuatro meses. Él la bendijo y yo le pude regalar el poncho. Como había tanta gente, tengo la sensación que nunca supo quién era yo.
-¿Sos religiosa?
-Vivo la religión desde otro lugar, no me vas a ver todos los domingos en misa, pero, cuando las papas queman, es el lugar donde me aferro.
-Con la Selección Nacional y Lionel Messi también tuviste un acercamiento.
-Lo conocí cuando se presentó el Cirque du Soleil en Barcelona y fui una de las artistas invitadas. Cuando terminó el cóctel, la mayoría de la gente se fue y los que nos quedamos armamos una zapada.
En el grupete estaban René de Calle 13 y Nathy Peluso, y muchos argentinos como Lionel Messi. “Me quedé charlando con él y con Antonella un montón. Es un tipo súper sencillo y coprovinciano mío. Es un orgullo que haya elegido mi canción”. Soledad se refiere al posteo que hizo el astro del fútbol, donde se la veía cantando “Brindis”, una plegaria a la vida sumamente profunda y emotiva escrita para ella por Afo Verde. “Fue un regalo hermoso que me hizo Messi”.
Lionel Scaloni, DT de la Selección Nacional, oriundo de Pujato, sitio muy cercano a Arequito, le contó que “Brindis” es un tema que canta el equipo en la intimidad de entrenamientos, concentraciones y giras desde la Copa América. Y, desde ya, durante la estadía en Qatar. “Esa canción me puso en un lugar muy especial dentro de la música argentina, fue un hermoso regalo de Afo (Verde) cuando cumplí diez años de carrera, me dijo ´te hice una canción con todo lo que vos me contaste´, porque charlábamos mucho y yo le contaba siempre qué me iba pasando”, reconoce la artista que ha cosechado múltiples nominaciones al Grammy y Latin Grammy y que, a lo largo de su carrera, recibió dos Premios Diamante, además de múltiples Discos de Oro y Platino. Alguna vez se atrevió con el cine, cosechando millones de espectadores. Todo lo que toca, lo convierte en oro y en emoción.
En un homenaje que le hizo la Conmebol al capitán del equipo argentino, la cantante se sumó con una versión acústica del tema icónico del seleccionado. Y todos se emocionaron.
¿Todos a la mesa?
En las últimas horas, corrió la versión que el programa La Peña de Morfi, que fuera creado por el fallecido Gerardo Rozín, sería levantado de la grilla de Telefe. En alguna oportunidad, Soledad Pastorutti participó de la animación del mismo en carácter de invitada y, este año, luego del desplazamiento de Jey Mammon, volvió a recuperar fuerza la versión que indicaba que sería la nueva líder del programa.
“Cuando comenzó a correr la noticia que aseveraba que iba a conducir el programa, yo estaba de vacaciones y nadie había hablado conmigo”, explica.
-¿Nunca te llamaron?
-Hace poco hubo una conversación, pero no sé si tuvo que ver exactamente con Morfi, mi relación con Telefe es muy cercana desde hace años, siempre estuve en La Voz y en otros programas, ellos siempre tienen ganas que estemos cerca.
-¿Conducirías La peña de Morfi?
-Por los proyectos que manejo este año, se me hace muy difícil. Es un programa que adoro y quiero, y creo que tiene que seguir estando en el aire, los músicos necesitamos de esa pantalla, pero no creo que dependa solo de mí.
-No me respondiste si te lo ofrecieron.
-Te vuelvo a repetir, hubo una charla en la que no participé, ya que estaba terminando el disco. Aún no me junté con mi manager para hablar.
-Imaginemos que te lo proponen formalmente y Telefe te pide que seas la conductora de La Peña de Morfi en la segunda parte del año.
-En este presente, para mí es muy difícil. Cuando lo hice, fue muy importante, porque significaba acompañar a (Gerardo) Rozín que no estaba bien; no podía decir que no, pero es complejo, porque trabajo todos los fines de semana.
Regreso al pago
Con producción del joven y experimentado Nico Cotton y arreglos de un referente como Leo Sujatovich, el álbum Natural es un regreso a la raíz latinoamericana. Toda una apuesta que no por ello deja de mostrar a Soledad en un tono bien actual.
El material contempla clásicos de la canción popular del continente como “La del Olvido”, “La llamadora” -junto a Raly Barrionuevo- y “Bañado norte” -con la participación de Chango Spasiuk-. Pero también buceó en su búsqueda más profunda y compuso varios temas que ven la luz hoy. El primer corte es “La Paloma”, canción escrita junto a Claudia Brant y Loli Molina, que es toda una celebración de la belleza poética. Junto a ellas trabajó en la autoría de varios temas.
“Claudia Brant es mi curadora de canciones. Le digo ´Claudia, escribí esto, ¿qué te parece?´, cuando me dice ´gol´, ya estoy contenta. Ha sido muy generosa, por eso la invito. Me gusta escribir con mujeres, hay un deseo de escribir cosas que me pasan a mí y otras tantas chicas. Con Claudia y Loli conformamos el tridente de varias canciones”.
El folklore suele ser un ámbito colaborativo y, en su caso, siempre generó el diálogo con otros artistas. En Natural también aparece el arte de Jorge Fandermole o del siempre recordado Mario del Tránsito Cocomarola y el ineludible apellido Carabajal influenciando por ahí: “Hay nombres muy clásicos del folklore mezclado con canciones nuevas”.
“La Paloma” es el bellísimo primer corte de Natural, un álbum que apela a letras, muchas de ellas con autoría de Soledad, de raigambre profundamente filosófica. La Sole creció, es madre de dos hijas, cruzó los cuarenta y con una voz intacta desnuda un interior maduro, no por ello exento de lo festivo. “La forma de decir las cosas no es la misma de hace veinte años, aunque es una radiografía de todo este tiempo, pero que ahora se ve y se expresa de manera más clara”.
-Nombrabas a Raly Barrionuevo, con quien hiciste una bellísima versión de “Luna cautiva” en Cosquín.
-Cuando nos juntamos, ocurre una magia. Él sabe domar a la fiera.
-¿Quién es la fiera?
-Yo.
Que el nuevo álbum de la cantante se denomine Natural es toda una definición que va más allá de lo musical. A lo largo de los años, con naturalidad, Soledad dejó de ser una niña y se transformó en una adolescente. Luego llegó la juventud y hoy la adultez. Su vida pasó delante de la vista de todo un país, sin que su intimidad fuera expuesta o transformada en un reality.
Jamás pisó en falso, nada la mareó y siempre fue coherente con su ADN. “Creo que una de las claves fue haberme quedado en el pueblo y transitar esa vida con normalidad. Este no es un trabajo igual que cualquier otro y, cuando se apagan las luces, si no construiste una familia y un hogar, se pone difícil. Mi decisión siempre fue ser la que soy y no otra”.
-Algo que no todo artista logra.
-Yo creo que es más difícil cuando uno se inventa un personaje y miente, y tiene que estar pensando qué dijo antes para no pisarse. A veces leo o escucho cosas que dije diez años atrás y son coherentes con las que digo hoy.
-Trabajás con Jeremías, tu marido. ¿Es complejo compartir la actividad con la pareja?
-A veces, sí. Soy una persona súper audaz y me lanzo, soy instintiva, y él es más racional. En cuestiones artísticas soy yo la que decide, porque soy la que se defiende arriba del escenario. Creo que no podría tener una pareja que no forme parte de mi equipo…
-No entendería tu estilo de vida.
-Él sabe de mis cansancios, no le tengo que explicar nada.
Lejos de los divismos, se reconoce una mujer con los pies sobre la tierra. Con iguales temores que cualquier mortal. “Sólo soy una persona que tiene un deseo, que es un deseo común a todos los seres humanos”. Natural. Así es La Sole Pastorutti.
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