Skrillex le cumplió el sueño del pibe a Bizarrap y Lil Nas X mostró su “gran protesta pop”
Dos de los shows más importantes del último día del festival dejaron mucho material para repasar
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La medianoche del domingo le pisa los talones al fin de semana y Skrillex está poniendo a rebotar a los miles de cuerpos que, después de tres jornadas de música en vivo, todavía quieren (y pueden) un poco más. Fue una fecha acechada por un pronóstico de tormentas eléctricas aisladas incumplidas que permitió que la grilla se complete de manera íntegra. Así llega el final de un domingo que fue una panzada de música en vivo: mientras Billie Eilish termina su show en el escenario principal del festival, los chicos y chicas que esperan por el DJ estadounidense se sorprenden al escuchar, a todo volumen, la voz de Mercedes Sosa cantando “Gracias a la vida”, que ahora hace las veces de intro del set del californiano.
“¿Qué onda, guachos?”, dice el productor de 35 años, nacido bajo el nombre de Sonny John Moore, al subirse al escenario. De la cantora de folklore argentino al brostep de Skrillex en un santiamén. En una primera parte del set suenan “Leave me Like This”, “RATATA” y “Butterflies”, de Quest for Fire, uno de los dos álbumes que el DJ y productor lanzó algunos días atrás. Fue un detalle singular y en algún punto lógico: después de casi diez años de Recess (2014), Skrillex publicó no uno sino dos álbumes juntos.
Sobre las razones que tuvo escribió en su cuenta de Twitter en enero último. “Como tantas otras personas, en 2022 tuve el año más duro de mi vida. Literalmente me encontré sin impulso ni propósito por primera vez”, dijo antes de señalar que en el último tiempo se dedicó a “trabajar en sí mismo”. “Encontré una nueva sensación de paz. Ha costado mucho trabajo y sacrificio llegar hasta aquí”, sostuvo. Dos meses después de esos tuits, el 17 de marzo, lanzó Quest for Fire. Y al día siguiente, el 18 de marzo, publicó otro álbum más: Don’t Get Too Close.
El show avanza y nada en el público indica que solo se administran los restos de energía de un fin de semana extenuante. Pero en determinado momento, las luces se apagan y el escenario queda iluminado por una llama de fuego. Le quedan unos 15 minutos a este set —a este fin de semana, a este festival— cuando las luces vuelven a encenderse y ahora es Bizarrap, vestido con una camiseta de Messi, el que se encuentra detrás de las bandejas. Skrillex, por su lado, regresa envuelto en una bandera de Argentina.
El ida y vuelta entre los productores alterna entre “Rumble”, del estadounidense y fragmentos de algunas de las sessions que lo hicieron popular al productor local, como la de Villano Antillano, Snow tha product y, obvio, la más reciente y multicelebrada grabada junto a Shakira. No es la primera vez que ambos comparten escenario: el viernes de este mismo fin de semana, Skrillex dio un sideshow en el Complejo C Art Media, en la ciudad de Buenos Aires, junto al británico Fred Again, e invitó a dos referentes locales: Bizarrap y Anita B. Queen.
“Gracias por estar acá y por invitarme, sos el mayor ídolo de toda mi vida”, dijo Bizarrap en el cierre del show, para luego coronar el set con la sesión que grabó junto a Quevedo. La participación de Skrillex en Lollapalooza le devolvió la credibilidad a los meteorólogos en un verano desconcertante: el cierre a cargo del ícono del dubstep se convirtió en lo más próximo a una tormenta eléctrica que ocurrió durante el festival.
Lil Nas X
Hay shows internacionales de Lollapalooza que son especialmente una incógnita. Por más información que se tenga disponible en la web (lista de temas, videos de fans y hasta sets enteros subidos por los propios artistas), no siempre se sabe a ciencia cierta si replicarán aquí la misma puesta, si cambiarán la lista de temas o el nivel de entrega para un público no necesariamente conocedor a fondo de la obra. Por eso, cuando todo se alinea de forma positiva, lo que se percibe tiene aires de revelación y grata sorpresa. De modo similar al de Doja Cat el año pasado, eso sucedió con el show de Lil Nas X en Lollapalooza, en el que fue su debut en la Argentina.
Aunque nacido artísticamente inmerso en el hip hop y la música urbana, lo de Lil Nas X en vivo tiene más que ver con la diversidad el pop y la música electrónica. Vayamos a “Rodeo”, uno de sus máximos hits. La intro tuvo fragmentos de “Pump It”, de los Black Eyed Peas y el cierre lo tuvo al cantante entonando versos de “Something In The Way, el clásico de Nirvana que volvió a cobrar relevancia luego de la última película de Batman. Un pastiche sonoro que remite a propuestas electrónicas como las de Diplo circa 2012. Todo enmarcado en coreografías, plumas y una puesta que incluía esculturas gigantes de formas indefinidas.
Para un afroamericano rapper que declaró públicamente su homosexualidad hace tres años, todo parece tratarse de celebrar la diversidad, como si sus shows resultaran una fiesta queer pop de altísimo presupuesto. “MONTERO (Call Me By Your Name)”, una canción que juega desde el título con el apellido del cantante y también con la película de 2017 que trataba sobre una relación gay, dejó bien en evidencia los aires de electropop y reggaetón que se repetirían en varios de la performance. De hecho, el interludio fue un popurrí de reggaetones (“Gata”, de Anitta y “Perra”, de J Balvin) y hits R&B (“S&M”, de Rihanna y “Deja Vu”, de Beyoncé) disparados desde una pista para que dos bailarines se hicieran cargo de una coreografía frenética mientras Lil Nas X se cambiaba de vestuario detrás de escena. Como si allí, en esa fugaz despersonalización que implica que una estrella pop se ausente por uno minutos del escenario, se jugara también a diluir algunos límites y cristalizaciones, siempre con el nulo dramatismo que implica una entrega de pop maximalista.
“Estuve muy asustado por lo que podía pasarme, pero tenía voces, ángeles en mi cabeza, que me decían: ‘Dale, vamos para adelante’”, dijo antes de “DON’T WANT IT”, un trap juguetón en el que alternó su voz de crooner narcótico y su versión más nasal. En medio, la voz de un noticiero repasaba los números conseguidos por hits pasados. Hacia el final de su show, “INDUSTRY BABY” volvió a exponer los modos de producción de la industria con dos nuevas citas nada inocentes: “Beat it”, de Michael Jackson y “All of the Lights”, de Kanye West. La forma en la que la industria de la música ha tratado a sus estrellas afroamericanas siempre fue y será polémica y Lil Nas X vino a decirlo entre pistas de baile y clima de fiesta, porque así es la gran protesta pop.
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