Al frente de Garbage, la cantante acaba de editar No Gods, no Masters, el álbum más político del grupo
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No importa cuándo leas esto, el último álbum de Garbage, No Gods No Masters, desgaja y da en el clavo de cada uno de los abusos de la época: la misoginia, el racismo sistémico estadounidense, la brutalidad policial y el abuso de poder de quienes gobiernan bajo un manto denso y gótico que domina los climas y letras del séptimo disco de estudio lanzado el pasado junio, producido en los albores del verano de 2018 en el desierto de Palm Springs e inspirado por el estallido social chileno de fines de 2019.
“Este es un disco que debía hacer”, dice Shirley Manson, la cantante escocesa de la banda que surgió para revitalizar la música de los noventa (integrada también por los guitarristas Duke Erikson y Steve Marker junto con el baterista y productor Butch Vig), del otro lado de la videollamada desde su casa en Los Ángeles, Estados Unidos, donde aparece en el Zoom con su boca y melena corta rojo fuego y una remera pintada a mano.
En una gira por Sudamérica donde Manson fue parte de un ciclo de charlas junto a Barbi Recanati y Francisca Valenzuela, la música vivió en primera persona las protestas estudiantiles que lograron poner en jaque al gobierno de Sebastián Piñera y cambiar la Constitución pinochetista. Sobre el disparador del nuevo álbum, que lleva de nombre el lema anarquista, comenta: “Justo estaba de visita en Santiago de Chile y fue de las experiencias más conmovedoras que vi en mi vida. Las imágenes de los movimientos de mujeres argentinas y chilenas, de pie frente al Congreso con los puños en el aire exigiendo un cambio son imágenes que van a quedar grabadas en mi memoria para siempre, porque nunca viví manifestaciones tan concurridas. Eso me emocionó y, en sí, ya es evolución, cambio y progreso”.
Casi 30 años después del exitoso debut homónimo y multiplatino de 1995, los pioneros del rock alternativo vuelven a la carga con otro álbum de tapa rosa, pero mucho más político y desafiante que los anteriores. Shirley Manson se pone en la piel de una viuda negra para salir, con los middle fingers en el aire a cargarse a los responsables de esta pesadilla retratada. Todo bajo una elegante banda de sonido de film noir contemporáneo, influenciada por Blondie, Roxy Music, Talking Heads, Gary Numan y The Human League. Aún cuando las referencias sintéticas del new wave y post punk aparecen a primera escucha y se teje con baladas tristes y desesperanzadoras, No Gods No Masters logra sonar como el Garbage de los primeros discos.
-¿Cómo fue el proceso de armado del disco en plena pandemia?
-Si bien las canciones estaban casi terminadas antes de que el aislamiento detuviera el proceso de grabación, las temáticas que plantea el disco son vigentes al horror que estamos viviendo. La pandemia sólo amplió el foco en el machismo, el racismo y los desequilibrios de poder en manos de hombres blancos. El tono de No Gods... es muy audaz y estridente. Comenzar la primera línea diciendo que los hombres que gobiernan el mundo la cagaron ya plantea cómo va a seguir. Es un disco muy indignado y que no pide disculpas.
-¿Por qué tomaron la decisión de crear una obra tan política?
-Alrededor del mundo tenemos gobiernos predominantemente masculinos y ha sido así durante siglos y estamos en un momento desastroso, de absoluto desequilibrio de poder a nivel mundial, de crisis económica, climática, de odio y los machos blancos están atrapados y se han quedado sin ideas. Era hora de decir basta, de desafiar al statu quo y de empezar a juntar todas las voces marginadas, las más brillantes mentes que podamos reunir y emplear un nuevo pensamiento. Necesitamos traer más voces a la mesa: voces femeninas, trans, gay, indígenas, negras, marrones. Necesitamos representación para todos porque de ahí van a surgir las nuevas ideas.
-Y por primera vez, en “Waiting For God”, recogés el guante del racismo en los Estados Unidos.
-Esa es probablemente la canción que más significado tiene porque pude explicar algo tan grande y aborrecible de manera simple. Fue escrita mucho antes del asesinato de George Floyd y surgió tratando de expresar mis sentimientos sobre el asesinato de Trayvon Martin, un joven de 17 años que fue asesinado por la espalda por el policía George Zimmerman y me conmovió terriblemente porque me hizo despertar. Varios amigos y activistas expusieron ante mi propia ignorancia sobre el racismo sistémico, porque yo estaba en mi propia burbuja silenciosa, un poco ajena a lo que pasaba, y tengo que confesar que fue una fuente de gran vergüenza y dolor por no haberlo visto. Pero no era capaz, ni tenía la educación para entenderlo. Cuando llegó el momento de componer el disco, se sintió inmoral dejar algo que estaba en mi mente tan presente todo el tiempo porque una vez que ves el problema ya no te podés hacer la distraída. Creo que como blancos y privilegiados tenemos la responsabilidad de ser parte de las soluciones de estas desigualdades.
-Si bien es un disco estridente y político, entre “The Creeps” y “Uncomfortably Me” dejás entrever un espacio de vulnerabilidad femenina.
-Es que también puedo ser vulnerable. Cometo errores y no sé cómo arreglarlo todo. Tuve esas letras guardadas durante 12 años y retrata un momento crucial en mi vida cuando estaba a punto de cumplir 40 años en una industria que no tolera el paso del tiempo en las mujeres y estaba totalmente devastada. Interscope Records justo había rescindido mi contrato y mientras manejaba por Los Ángeles, en una venta de garaje estaban vendiendo un póster mío enorme a tres dólares y pensé que era el punto más bajo de mi vida. No podía parar de llorar. Llega un momento en el que la industria musical ya no te considera cogible, ni interesante ni viable como entretenedora. Como mujer y artista, no te podés dar el lujo de escuchar estas voces porque destruyen tu creatividad. Pero fue un momento bisagra en mi carrera porque tomé la decisión activa de seguir siendo artista por fuera de la mirada de la discográfica, la banda o los fans. Tuve la fortuna de crecer con íconos femeninos como Debbie Harry, Patti Smith o Stevie Nicks que me mostraron que se puede envejecer en la música y tener una carrera artística longeva, que somos nosotras las que determinaremos cuándo queremos terminarlas y no desechadas por la edad.
De gira con las chicas
“Tenemos un año por delante de giras con mujeres icónicas”, dice Manson animada por volver a los escenarios para poder tocar en vivo el séptimo disco de Garbage. El entusiasmo viene de comenzar un sinfín de presentaciones en Estados Unidos, de agosto a octubre, junto a Alanis Morissette y Liz Phair, para luego telonear en noviembre a Blondie -uno de los modelos a seguir en la carrera de la artista- en su gira Against The Odds, por el Reino Unido.
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