Shirley Manson, cantante de Garbage: “El patriarcado hizo un gran trabajo para hacernos sentir inseguras"
Invitada al país por el British Council –en conjunto con Futurock y The Selector– para hablar sobre feminismo e inclusión en la industria de la música, Shirley Manson, ofreció una charla en el Espacio Xirgu Untref junto a la cantante chilena Francisca Valenzuela (creadora del encuentro Ruidosa Fest), en el cierre de la temporada de Goza Tour, una serie de encuentros por todo el país que buscan generar un espacio para conectar e intercambiar experiencias entre mujeres músicas, artistas y trabajadoras del sonido, para debatir y superar el machismo en el rock y aportar a la construcción de un nuevo camino para las mujeres en la industria musical. Un día después de la charla, la cantante de Garbage compartió un desayuno con LA NACION, en el estudio de grabación de Barbi Recanati, impulsora del ciclo.
Shirley Manson echó su cabeza rojo escarlata para atrás mientras abría la boca gigante y soltaba una carcajada estruendosa que rebotaba en la sala del Espacio Xirgu Untref y contagiaba a todas las presentes: fans, trans, lesbianas, periodistas y todas aquellas personas que se acercaron a San Telmo para escucharla.
Su risa es tan fresca y escandalosa como su presencia en el rock alternativo. A los codazos y con mucha tenacidad, la líder de Garbage supo hacerse su lugar en los noventa junto a otras artistas como Gwen Stefani o Brody Dalle en lo que se consideraba "El Club de los muchachos". En sus palabras, todas fueron "hardcore motherfuckers" con una gran personalidad, pero hoy reflexiona, en sintonía con la artista chilena Francisca Valenzuela, y dice que no todas las mujeres en la industria tienen por qué tener la misma personalidad para hacerse un lugar.
La cantante escocesa instalada desde hace años en Los Ángeles cerró el Goza Tour junto a Barbi Recanati, artista y fundadora del sello feminista Goza Records, y Francisa Valenzuela, música y creadora del festival y la plataforma Ruidosa, pionera en visibilizar la asimetría de géneros sobre los escenarios.
La visita de Shirley a la Argentina cerró el viernes con un encuentro inédito con periodistas mujeres –por expreso pedido de Recanati–, al cual llegó de camisa blanca, jeans y botas, y con su pañuelo verde atado a la cartera, como muchas jóvenes del país. En una charla que duró casi dos horas, en la que habló de su experiencia en la música, de nuevas referentes y activismos, contó cómo se vinculó con el movimiento feminista #NiUnaMenos: "En mi última visita, las chicas me tiraban sus pañuelos al escenario y después de eso empecé a seguir muy de cerca el movimiento a través de Instagram; las mujeres argentinas tienen una pasión y compromiso muy profundos con todo lo que es político y creo que, en parte, tiene que ver con luchar contra el poder que la Iglesia Católica tiene sobre la sociedad y sus cuerpos", expresó.
Si bien Manson no se considera una activista, sino una "música al 100 por ciento con privilegios de mujer blanca que tuvo la suerte de viajar por todo el mundo y conocer distintos modos de pensar", habló acerca de la importancia de ver al feminismo de manera transversal, involucrando a todas en la conversación: mujeres trans, negras, mestizas, indígenas y personas con capacidades diferentes. "La comunidad LGBQTI+ es nuestra gran guía para cambiar nuestra forma de pensar. El pensamiento no binario es una de las movidas más inteligentes que podemos tomar como sociedad y me interpela profundamente", dijo acerca de cuánto está aprendiendo de las nuevas generaciones y agregó que la única forma de llamarse a sí mismas feministas es incluyendo a todos los colectivos sociales. También, para evitar que la lucha por los derechos se banalice o se transforme en un cliché, "es menester seguir con la acción, ser inexorable, tenaz y continuar con el debate". Tras esta definición, Francisca Valenzuela señaló que no existe una sola forma de ser mujer y exitosa en la industria, e invitó a pensar desde la pluralidad.
Sobre la edad y la belleza
Susan Sontag decía que no está mal ser bella, que lo que está mal es la obligación de serlo, y Shirley Manson lo sabe y profesa: "Hay un sistema dispuesto a pisarle la cabeza a la mujer", comentó la artista con más de 25 años de trayectoria que, si bien admite haber sido lo suficientemente tenaz para ignorar los obstáculos, ha llorado una buena cantidad de lágrimas en el camino. "El patriarcado hizo un gran trabajo para hacernos sentir inseguras, para que la mujer no fuera ambiciosa, y así asegurar los puestos de trabajo para los hombres".
De manera instintiva, casi como "un animalito tratando de abrirse paso en aguas pantanosas", Shirley aprendió a obtener su lugar en una industria donde la construcción de la imagen femenina era (y es) a partir del deseo masculino, y romper tabúes que tanto incomodan a la gente. "Me saca de quicio la representación de la mujer híper-sexualizada, presionada para verse mejor y no para sentirse mejor. No tengo ningún problema con la desnudez, ni con el cuerpo de la mujer, lo que me molesta es la falta de paridad. No existe un balance en la representación masculina", y agregó que por eso ella buscó siempre ser fotografiada en poses raras, tragándose el puño o haciendo pis de parada, para subvertir las imágenes trilladas y representativas de la mirada masculina.
Cuando Shirley cumplió 30 años, en la industria musical le dijeron que ya era demasiado vieja para cantar en la radio, para ser creativa, y le aconsejaron que se dedicara a la moda. "Se nos enseña a valorarnos por cuán lindas y c... somos, lo cual es ridículo. Cuando una es más grande y tiene independencia económica aprende a valorar otras cosas, como los vínculos, la amabilidad, la inteligencia y la consideración", manifestó la líder de Garbage (proyecto que comparte con los músicos y productores Duke Erikson, Steve Marker y Butch Vig) y comentó que, aunque las discográficas le resultan "corporaciones nefastas", las ve como la estructura que le facilitó poder distribuir su arte y conectar con otras personas que pudieran sentirse identificadas.
Con una trayectoria de más de 25 años (en la que editó seis álbumes de estudio con Garbage, además de trabajos en vivo y compilaciones), Manson no pierde las esperanzas de progreso y evolución. Deposita su confianza en el trabajo de las nuevas generaciones de artistas y activistas como Greta Thunberg, Rihanna, Lizzo, la adolescente Billie Eilish y la artista trans Laura Jane Grace. "El hecho de que sean tan jóvenes y distintas hace que los demás escuchen lo que ellas tienen para decir. Son todas pioneras y verdaderas referentes que convocan a masas de una manera que no hubiera funcionado hace décadas cuando nosotras irrumpimos en la escena".
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