Sexo, drogas y rock & roll: Tequila, la banda pionera del rock en castellano en España, sus éxitos y los trágicos excesos
En el festival de cine Bafici se estrena un documental narrado por Cecilia Roth sobre este mítico grupo español de finales de la década del setenta
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“Vamos a tocar un rock and roll a la plaza del pueblo. Alguien que relate en una sola frase lo que estaba haciendo un pueblo entero, es un genio, tío”. El comentario es del consagrado cantante español Miguel Ríos y corresponde al documental dedicado a la banda Tequila, que se verá el próximo fin de semana en el festival Bafici.
Es solo cuestión de buscar la ubicación temporal y su circunstancia. Segunda mitad de la década del setenta. Primeros años posteriores al final del franquismo y una España que quería (o necesitaba) despertar. En ese contexto aparecía una banda de rock que cantaba en español, algo que no era habitual hasta entonces en España. Estaba integrada por tres españoles -Julián Infante (guitarra), Felipe Lipe (bajo) y Manolo Iglesias (batería) - y dos adolescentes argentinos que querían ser los Rolling Stones y habían llegado a Madrid escapando de la dictadura argentina -Ariel Rot (guitarra) y Alejo Stivel (voz)-. Las balas les habían pasado cerca. Especialmente a Alejandro. Su padrastro, Paco Urondo, había sido asesinado y, meses después, también mataron a la hija de Paco, Claudia. Los Rotemberg habían llegado con sus hijos, la actriz Cecilia y el guitarrista Ariel; junto a ellos había viajado la actriz Zulema Katz y su hijo Alejo Stivel.
Ariel y Alejo eran dos inquietos muchachitos de 16 años. Salían por las noches a escuchar música hasta que dieron con una banda y les propusieron crear otra. En realidad, ellos terminaron en ese grupo hasta que luego, con un cambio de integrantes y las canciones que traían los argentinos, terminó siendo Tequila. Si bien los recién llegados aterrizaron en la Península Ibérica casi en la misma época que Moris o el grupo Aquelarre, eran de otra generación.
Terror de madres, padres y abuelos, eran un combinado sub 20 que dominó la escena de rock español desde la edición de su primer álbum, Matrícula de honor, en 1978, hasta la disolución del grupo, en 1983. Banda stone, pero en castellano, que llenaban las salas donde tocaban con su música y con el griterío de sus fans, un público mayoritariamente femenino. Tequila publicó cuatro discos de estudio y vivió intensamente cada día, hasta su último día. Representó el arquetipo rockero consagrado en la trilogía sexo, drogas y rock and roll. De hecho, la película que lleva la firma del experimentado director Álvaro Longoria se llama simplemente así, Tequila: sexo, drogas y rock & roll.
El quinteto vivió los excesos al ritmo de todos sus éxitos. Tuvo un final un tanto intempestivo y, a la vez, desangelado, poco acorde a la efusividad de sus modos. Rot decidió que debía abandonar el proyecto y el resto decidió no seguir adelante. Los excesos tuvieron sus secuelas, más de una década después. Felipe Lipe abandonó la música definitivamente. Manolo Iglesias nunca pudo controlar sus adicciones y falleció en 1994 y Julián Infante, que en los noventa tuvo un segundo romance con el éxito al haber sido parte del grupo Los Rodríguez (junto a Rot y Calamaro), murió en 2000.
Tras la disolución de Tequila, a Stivel le costó reacomodarse hasta que lo hizo en la producción musical, donde acertó varios logros junto a bandas y solistas del rock y el pop español. Hoy es un señor de sesenta y pocos que está de paso por la Argentina, a propósito del estreno local del documental y con la idea de tocar por primera vez en nuestro país. No tiene acento español a pesar de que lleva 46 años radicado en Madrid, aunque ostenta ciertos modismos. Alejo dice que hay algo psicológico detrás de eso. Explica que hay gente que habla como los españoles a los seis meses de haber pisado sus tierras. Es una manera de insertarse. No fue su caso, aunque es justo decir que escribió y cantó lo que los españoles querían escuchar. Y que eso que querían escuchar, para salir de aletargamiento luego de décadas de franquismo, puede tener un correlato con lo que sucedió en el rock argentino a partir de 1983, con muchas bandas más decididas a explotar al máximo esa primavera democrática que en quedarse sacando cuentan sobre el pasado reciente.
La manera que encontraron Ariel y Alejo para ser parte fue hacer sonar al rock en castellano: “Sí, sin duda. Tengo un estudio de mercado hecho. Te diría que el primer año de alguien que llega es de inadaptación. A partir del segundo comienza la adaptación. Yo lo que tuve fue una suerte mágica. Escapaba de la Argentina con una familia muy castigada por la dictadura y me exiliaba solo con mi madre, dejando todo mi mundo. El primero fue un año duro, con tristeza y depresión. No soy creyente, pero si lo fuera te diría que en el segundo Dios me quiso compensar por todo ese sufrimiento que me había dado. Creo que las fuerzas del universo se complotaron para que, a un año de llegar, tuviera una banda de rock exitosa, dejara el secundario, que era lo que más odiaba, y me pusiera a girar por España con esa banda de amigos y a ganar dinero. Teníamos facilidad para socializar con muchas chicas. Cuando volvía a Madrid de una gira e iba a visitar a mis amigos que todavía estaban en el colegio, durante el recreo largo, algunos me decía: ‘cabrón, tu estás allí pasándolo bomba y nosotros en clase de geografía’”.
La supervivencia tal vez también estuvo relacionada a cierta arrogancia adolescente y argenta. “Bueno, puede ser. Hoy eso es algo que me causa rechazo pero quizás es parte de mí. Ahora lo veo de afuera. Pero seguramente tuvo que ver con esa mezcla. Una de las razones por las que llegó el éxito. Estábamos muy convencidos. Fuimos rockstars antes de serlo. Cuando llegó el éxito no me sorprendió porque era parte del plan. Y sí que puede haber un componente de prepotencia. Ahora me chirria un poco. Trato hoy de no dejarla salir.”
En los testimonios del documental se descubren detalles de la banda al mismo tiempo que se la interpela. Y es por esto que más que preguntas, se podría construir un cuestionario para Alejo a partir de esas declaraciones, incluso las de Rot y del propio Stivel.
Miguel Ríos: “Alguien que relate en una sola frase lo que estaba haciendo un pueblo entero, es un genio”.
Stivel:-“Creo que estábamos en estado de gracia en todo sentido -sostiene Stivel-. Compositivo, como intérpretes, de conexión astral con la masa. A la gente le gustaba cada cosa que hacíamos. Y era casi por una generación espontánea. No sabíamos nada de España ni de sus costumbres. No es como ahora que uno viaja a un país y con las redes tiene una información brutal. Te vas a Lituania y ya tenés cuatro amigos lituanos antes de llegar. Nosotros no sabíamos ni por donde caminar. Para explicarlo tengo que apelar a eso que digo: un estado de gracias casi mágico. Todo lo que salía de nuestra imaginación tenía la propuesta indicada para ese momento. Era libertina, desaforada, evasiva y fiestera. Era un país que se desperezaba. Estaba, como decía Machado, entre una España que muere y otra que bosteza. La gente esperaba algo y veníamos con esa actitud. Se enamoró.
Cecilia Roth: “La industria del rock, los contratos y las drogas no son juegos de niños”.
Stivel:-No solo llegamos con algo diferente, hay un punto de rompehielos porque no había gente de nuestra edad en esa época. Eran todos más grandes, aunque también caerían en las trampas. Sin dudas, pagamos un precio más alto por abrir caminos.
Gay Mercader: “La de Tequila es una historia de ‘demasiados’”.
Stivel:-Mercader es como si aquí te dijera Daniel Grinbank. Es el promotor de conciertos antológicos, amigo de Keith Richard, Sting y de todos los rockstars. El que organiza los conciertos en estadios de fútbol. El, cuando nos vio, se quedó loco. “Quiero ser manager de esto”, dijo. Y es cierto lo que dice en la película. Como dicen los americanos: “too much, too soon”. Fue demasiado, demasiado pronto. En un período muy corto nos pasaron un millón de cosas. Quemamos etapas a lo loco.
Ariel Rot: “Tequila éramos los cinco a tiempo completo”.
Stivel:-Éramos realmente un bloque muy sólido tanto sobre el escenario como abajo. Y como estábamos de gira todo el tiempo casi no había vida fuera de la banda. Si no estábamos grabando, estábamos ensayando, componiendo o haciendo promociones. No había mucho más que eso en nuestra vida. No recuerdo si eso está en el documental, pero teníamos un léxico interno. Era una mezcla de lunfardo argentino con palabras españolas argentinizadas y palabras de Argentina españolizadas. Con eso no nos entendía nadie más que nosotros. Podíamos estar delante de otra gente y decirnos algo sabiendo que no iban a entender los demás. Era genial. Y como dice Ariel, eso de Tequila a tiempo completo produjo una saturación. Imaginate estar todo el tiempo con tu pareja. Esta era una pareja de cinco.
Stivel: “Fuimos jubilados del rock a los 23″
Stivel:-Sí, eso es lo que digo en la película. Cuando acabó Tequila yo estaba totalmente perdido por ese microclima constante. Ariel siguió con Julián, haciendo un grupo. Yo me quedé perdido. No tenía ganas de hacer otra banda. En la biografía, esa que algún día escribiré, serán “los dark years”. Me dedicaba básicamente a salir todas las noches hasta las siete u ocho de la mañana. Bebía y me drogaba todo lo que podía. Como me conocían en todos lados, casi siempre era gratis. No tenía que invertir dinero en esas experiencias. Y luego, dormía todo el día. Eso duró un par de años hasta que decidí ponerme en marcha en la producción.
Benjamín Prado: “Todo lo hicieron bien. Desde el punto de vista del romanticismo, dejaron un bonito cadáver”
Stivel:-Nunca sabremos si nos retiramos en el momento justo. Son todas suposiciones. Los cubanos tiene este dicho: “Lo que sucede conviene”. Dejamos un bonito cadáver. No sé si lo que hubiera venido habría sido decadencia o discos tan buenos como los que hicimos. Soy incapaz de analizarlo.
La primera función y el show
El próximo sábado, a las 23, en el Teatro Astros (Corrientes 746) se exhibirá el documental Tequila, sexo, drogas y rock & roll y luego habrá un recital de Alejo Stivel con las canciones de la banda.
“Nunca toqué en la Argentina. Cuando del Bafici me dijeron que querían presentar la película les dije: Vale, voy a presentarla. Y cuando me preguntaron si quería tocar les dije que sí, que me encantaría debutar en la Argentina. Estoy entusiasmado y nervioso. Cagado como si fuera la primera presentación de mi vida. Voy a salir frente a un público que no conoce las canciones ni me conoce a mí.”
Alejo llegó con un músico de su confianza, el director de su banda, Julián Kanevsky, también guitarrista de Andrés Calamaro. “Y también tengo otros amigos como Fernando Samalea, que me dijo que venía a tocar la batería. Será la primera vez con esta banda armada especialmente y en la Argentina. Me doy el lujo de seguir haciendo cosas por primera vez. Hace unos años saqué mi primer disco en solitario. A los cincuenta y pico. Eso me da alegría, emoción y miedo”.
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