Samalea-Kabusacki-Mango, Los Salieris de Charly: la relación con “el jefe” y el proyecto alrededor de la obra de García que los reunió
Colaboradores históricos de Charly García, los tres músicos se unieron para darle forma a un proyecto que no busca abordar la obra del autor de “Yendo de la cama al living” en clave de cover, sino su costado menos visitado
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Un seleccionado de músicos de extensa trayectoria encabezado por Fernando Kabusacki, Matías Mango y Fernando Samalea encara desde hace unos meses uno de los más creativos homenajes a la obra de Charly García. Como su nombre lo sugiere, Los Instrumentales de Charly es un repaso por el costado menos transitado de la obra del autor de “Desarma y sangra”, con el foco puesto en las canciones no cantadas desde La Máquina de Hacer Pájaros en adelante.
“Para nosotros no solamente es un lindo desafío, sino que es muy enriquecedor, es un aprendizaje porque es desmenuzar con muchísimo respeto y dedicación esas composiciones, patinar en ese terreno tan lindo que produce tantas sensaciones”, dice Fernando Samalea sobre el espectáculo, que desembarcará este martes 1 de octubre en Café Berlín, Avenida San Martín 6656, Devoto.
“Es una alegría estar haciendo algo que hace falta hacer. No es que somos una banda de covers que salimos a tocar ‘Cerca de la revolución’, ‘Rezo por vos’ o ‘Fanky’. Es como lo opuesto a eso, es una banda de discovers”, dice Fernando Kabusacki para intentar definir el espíritu detrás de la banda que completan Bruno Malinverni, Ramiro Cáceres y también su propia hija, Uma, como vocalista. “Queríamos hacer ‘A los jóvenes de ayer, que es un tema que tiene voz, entonces se nos ocurrió que cante la hija de Kabu, que al ser joven tiene una visión más despojada de lo que es Charly”, explica Matías Mango, para explicar la salvedad de que, si bien el grueso del show está compuesto por canciones instrumentales, decidieron también sortear esa limitación repasando algunas canciones que están por fuera del canon más conocido de la obra de García.
La semilla de este proyecto puede rastrearse en la National Film Chamber Orchestra, la propuesta creada por Kabusacki (por la que pasaron con frecuencia Mango y Samalea) para musicalizar clásicos de cine mudo en plan de improvisación permanente. Para el baterista, la asociación entre un mundo y otro parece estar más que presente: “Lo que más me entusiasma cuando vamos a ensayar es que me viene una sonrisa. Lo veo un poco como fotogramas en celuloide, a nivel simbólico pienso en estas músicas y se me viene a la cabeza una sala de cine”. En este caso, la idea concreta partió de una idea de Mango: “Siempre que tocábamos, yo le decía a Kabu que teníamos que hacer un show con los instrumentales de Charly, porque hay mucho tributo con las canciones, pero nadie destaca la parte instrumental de la cual soy netamente fanático”.
Una vez establecido el formato, la tarea siguiente fue la de armar el repertorio que, de acuerdo a Mango, fue ensamblado “a puro capricho”. “Hicimos mucho de Pubis angelical, pero también agarramos la parte de Serú Girán y La Máquina de Hacer Pájaros, que tiene los instrumentales más largos y copados. Empezamos a meter temas indiscriminadamente, así que hay un poco de todo”, explica el tecladista. Lo que le siguió fue un análisis pormenorizado de la obra, que dejó sorprendidos a Kabusacki y Samalea, colaboradores acérrimos de García en su carrera solista. “Es un poco redundante, pero sus composiciones son realmente brillantes. Hay cosas que son Satie, otras que son Chopin, Mozart o Sakamoto”, reflexiona el guitarrista. En una línea similar, Samalea detalla los entramados de melodías y métricas para detallar cómo sigue vigente su asombro a la hora de abordar cada tema: “Nada termina siendo convencional, todo tiene un toquecito de genialidad que lo emparenta con los grandes creadores, de Gershwin a Da Vinci. Hay algo muy metafísico en su forma de componer, que hace que niños y niñas caigan en su magnetismo tanto como gente de otras generaciones”.
“Yo le decía a Kabu que son obras clásicas. No queríamos quedar como unos tribuneros y nos parecía increíble poder tocar estos temas como una orquesta de tango toca los clásicos de Piazzolla”, completa Mango, que fue el encargado de hacer la selección del trazo fino para Los Instrumentales de Charly. “Arrancamos con la parte progresiva y después se sumaron canciones de Pubis angelical, La hija de la lágrima y Terapia intensiva, que era de una obra de teatro de Antonio Gasalla y tiene motivos musicales que después fueron parte de otras canciones, con melodías que repitió a lo largo de los años”. Samalea, colaborador de Charly desde mediados de los ochenta, esboza también su propia lectura: “La veo siempre como una música que no parece haber sido inventada, sino que existió desde siempre, un poco con vida propia. Él siempre dice, un poco en broma y un poco en serio, que su música estaba compuesta de pedacitos de todas las músicas que le habían gustado en la vida y por eso justamente las hacía más populares”.
La primera prueba del repertorio de Los Instrumentales de Charly fue en julio, cuando la banda se instaló en Bebop para hacer un show con una convocatoria que, según Mango, fue de menor a mayor. “La primera vez vinieron ochenta personas, y ya después las otras tres funciones llenamos, se corrió la bola. Esto es compartir algo que nos encanta a nosotros y se ve que algunas personas están ávidas de compartir eso también”. A su manera, Samalea coincide con la apreciación, y destaca el trabajo realizado junto a sus compañeros: “Íbamos muy amparados en ese repertorio, entonces el terreno más difícil ya estaba superado, que sería que la gente reconozca las melodías. Lo principal estaba dado, era encender la fogata y que el entramado de instrumentos fuera lo más vivo posible. Es un repertorio tan hermoso y son melodías tan voladoras, que ya desde el vamos contamos con esa ventaja”, plantea.
Antes de llevarlo al escenario, Kabusacki informó de esta idea al propio García, que no dudó en darle su visto bueno. Tanto él como Samalea fueron piezas claves en la creación de La lógica del escorpión, y la aparición del disco después de siete años de silencio vuelve a abrir el interrogante de cuál será el próximo movimiento de su creador. “Él nos tiene acostumbrados a la sorpresa, y por eso es mejor justamente atenerse a las reglas del juego y esperar que nos sorprenda”, sostiene Salamea. Luego, agrega: “Mi intuición me dice que perfectamente puede venir pronto un nuevo trabajo de estudio, y con cosas que incluso no entraron en este disco que pueden dar el puntapié inicial a una nueva obra futura. Su vida es música, él está aquí para hacer música y la va a seguir haciendo”.
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