El romanticismo pop de Sam Smith
Sam Smith trae su puñado de hits y su irresistible simpatía. Es su primera visita al país y el cantante británico lo sabe, por eso hace todos los comentarios pertinentes para encantar a su público que celebra uno a uno todos sus temas, incluso los que tienen un tempo más lento y tienden a la ensoñación melódica.
Desde su debut en 2014, Smith vendió millones de discos y ganó varios premios, entre ellos: 4 Grammy, 1 Oscar, 1 Globo de Oro (los dos últimos por el tema "Writing's on the Wall", de Spectre ) y tres Billborad. The Thrill Of It All (2017), su segundo trabajo, debutó en el número uno en el Billboard 200 y también encabezó las listas de éxitos en los Estados Unidos.
Puntual, como todo inglés, Sam arranca el show 20:30 y lo hace con uno de sus últimos hits, "Dancing with a Stranger", el tema en el que colaboró con Normani. Con bases R&B, aportes pop y uno sonido bien ochentoso, el tema no solo fue una gran carta de presentación para Smith sino que fue la primera muestra de esa poderosa voz puesta en función de temáticas cotidianos. Por caso, sobrellevar la soledad y el amor perdido.
Con una camisa negra y blanca semiabierta, Smith está liberado. El blanqueo de su romance con el actor Brandon Flynn terminó de relajarlo en escena. Las cientos de personas lo aclaman y él no los hace esperar y los llena de cumplidos. "Buenos Aires, ¿cómo están? No puedo creer cuánta gente hay hoy. Es una locura. Nosotros con mis amigos, que están conmigo en el escenario, estamos tan emocionados de estar acá por primera vez... Siempre quise venir a la Argentina desde que era chico", dice antes de presentar otro de sus clásicos. "Quiero escuchar a cada persona cantar con nosotros", pide, entre resoplidos de emoción. Y vuelve a arremeter con "I'm Not The Only One", de su primer disco In the Lonely Hour (2014). Ahí, justo ahí, aparecen ellas, las tres espléndidas coristas y en plan gospel.
El británico afina la voz para sumergirse en las estrofas a capella de "Lay Me Down", un tema que escribió a los 19 años, según dice. El recital cambia de tono y se pone más calmo. "Hace tres meses que no hago shows. Estuve descansando en Londres con mi familia", cuenta y le da respiro al setlist bajando la intensidad, para luego volver a darle protagonismo al bombo y levantar la noche de sábado. Su sonrisa sigue intacta y, junto a su ajustada banda, poco a poco hace aparecer su faceta más soul y funk. Sigue con "Nirvana" y cambia de vestuario: pasa de la camisa a una remera apretada.
Cerca del final llegan los temas mas hiteros: "Too Good At Goodbyes" es el que mejor le sienta. Entre su prosa nostálgica y su voz apesadumbrada, Smith va llevando la canción hacia el explosivo estribillo. Hay chasquidos y pasos simpáticos. Ya pasó más de una hora y falta poco para que en el Main Stage 1 suba Artick Monkeys. Muchos empiezan el peregrinaje al otro extremo del Hipódromo de San Isidro. Pero el británico tiene más para aportar.
Smith se va del escenario y reaparece con un saco a lo Elton John: negro, con lentejuelas doradas. En este último bloque se lo nota totalmente distendido y es el momento adecuado para arremeter con su éxito: "Stay With Me", el segundo single de su álbum debut. Y así, entre el funk y el romance, Sam Smith se despide del público. Hasta la vuelta.
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