Sam Rivers, con 80 años y en actividad
Presentó nuevos temas junto a su trío
Aunque no es común, tampoco es habitual que un músico festeje sus ochenta años en el escenario y que además presente música recién compuesta (en la Argentina lo tenemos al "enormísimo" Horacio Salgán) como es el caso del saxofonista y flautista Sam Rivers.
Músico de la vanguardia neoyorquina, se presentó días atrás en el club The Jazz Bakery, en Culver City, California. "No pude presentarme antes (su cumpleaños es el 25 de septiembre) porque no había terminado estas composiciones y no querían que sonasen incompletas", dijo a modo de saludo ante una audiencia eclipsada por su dorada madurez.
Tocó con su trío poliinstrumentista de los últimos años, con Doug Matthews en contrabajo, bajo eléctrico y clarinete bajo y Anthony Cole (sobrino de Nat King Cole) en batería, piano y saxo tenor; y aquí se entiende la preocupación de Rivers por aprovechar las casi infinitas relaciones tímbricas de este eximio combo, que en algunos temas cambian de instrumento. Por su parte, Rivers estuvo en el tenor, soprano, piano y flauta.
Rivers es un músico que supo desarrollar las raíces del blues con la composición y la improvisación. Mientras estaba de gira con el excelente guitarrista T-Bone Walker lo llamó Miles Davis para tocar con su grupo. Ya no volvió al blues, se quedó en Nueva York grabando en el sello Blue Note con Freddie Hubbard, Bobby Hutcherson y otros. Un pie en la tradición y otro en la vanguardia.
"La gente conecta con la improvisación si ésta produce emociones e imágenes profundas" y parece estar definiendo lo que sucede en el jazz argentino, donde una audiencia joven, cada vez mayor en número, con poca o sin relación previa con la música improvisada en vivo se acerca a los clubes.
A comienzos de los 70, Rivers fue uno de los primeros músicos de jazz que ingresó en el campo de la improvisación espontánea. "No era improvisación -aclara-, porque en la improvisación tienes que tener algo sobre qué improvisar, era más bien invención espontánea", dice este músico octogenario que se siente orgulloso de su pasado y presente en la vanguardia.
Radicado en una ciudad tan poco jazzística como Orlando, Florida, explicó a Cuadernos de Jazz por qué armó una big band: "Hay grandes músicos en la organización Disney, con buenos sueldos pero que vegetan, mi música viene a sacarles el polvo".
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