El cantante adelanta el concierto que la emblemática banda de cumbia santafesina brindará junto a J Mena y Antonio Ríos en el estadio porteño de GEBA y la inédita gira que realizará por Estados Unidos
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“Vamos a aportar nuestro granito de arena para un público muy importante”, adelanta Rubén “Cacho” Deicas, la voz y uno de los integrantes históricos del grupo santafecino de música tropical Los Palmeras, banda que revolucionó el género con hits como “El bombón asesino”, “Soy sabalero” y el vallenato “Olvídala”. Son temas que se instalaron fuerte no sólo en quienes cultivan el gusto por este género, sino también en una audiencia multitarget, conformada por un cruce transversal de clases sociales y grupos etarios.
Deicas se entusiasma al imaginar el concierto que brindarán Los Palmeras el próximo 22 de marzo en el Estadio GEBA, donde la banda compartirá la noche con Antonio Ríos y J Mena. Luego, el 29 de marzo, el grupo tocará en la primera fecha de la nueva edición de Baradero Rock. “Es muy buena la diversidad de público”, sostiene Deicas, quien lidera la agrupación junto a Marcos Camino.
Con medio siglo de historia, Los Palmeras han hecho un culto de la ruptura de barreras tocando en festivales que exceden el género tropical y grabando una innumerable cantidad de temas con colaboraciones, a primer oído sorprendentes, con Soledad, Marcela Morelo, Coti Sorokin, Axel, el Chaqueño Palavecino o Los Nocheros, por citar algunos ejemplos. “Es una gran satisfacción que un festival de rock como el de Baradero haya incursionado en la música tropical y nos elija a nosotros para ir a tocar”.
-No es habitual ese cruce...
-Nos llena de orgullo, incluso hemos llegado a grabar un tema del Indio Solari.
El músico se refiere a “La bestia pop”, un clásico del repertorio de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. “Son saltos al vacío que hacemos, pero que la gente recibió muy bien. Se trata de tener una visión más amplia de lo que es la música”.
-También Andrés Calamaro realizó una colaboración con Los Palmeras en el tema “Asesina”.
-Fue hermoso, me llamaba a las once o doce de la noche y nos quedábamos tres horas charlando. El tema lo eligió él. Entramos al estudio, cantó dos veces la canción y quedó. Son cosas que uno piensa que no pueden suceder en la vida, pero suceden.
-Con una trayectoria de cincuenta años, Los Palmeras reúnen a varias generaciones de público.
-Es algo muy lindo que se puede ver en los conciertos, donde las familias enteras van a ver el espectáculo. No podemos creer que la gente se sepa del primer al último tema. Es inmensa la alegría que uno recibe en cada show.
-Sos casi fundador de la banda...
-Tengo 47 años... dentro del grupo.
Rubén “Cacho” Deicas bromea, mientras saborea un suculento café con leche en un bar de Palermo. El plan promocional del concierto en GEBA lo lleva de un lado para el otro en una Buenos Aires inabarcable y diferente a Santa Fe, la ciudad donde nació hace 72 años y en la que sigue viviendo. “Cada tanto me voy al campo para descansar”, afirma el músico, quien suele recurrir a curas de sueño de más de doce horas seguidas para compensar una vida trajinada, con una agenda sobrepasada de conciertos que lo lleva a habitar el ómnibus de gira más que el dormitorio de su casa.
-Está claro que ya no tocás por dinero.
-Ahora es por puro gusto.
-¿Cómo se hace para que la llama del deseo por subirte a un escenario no se apague luego de 47 años cantando en la misma agrupación?
-Las ganas de cantar y de, en estos momentos difíciles que vive el país, poder llevar un poco de alegría, de eso también se trata. La gente absorbe eso, le gusta. También lo puede hacer con otra música, pero, en nuestro caso, se trata de lo tropical. Desde arriba del escenario se ve muy positivo.
Un gran susto
En 1998 protagonizó un momento muy duro que casi le cuesta la vida, cuando, mientras miraba televisión, padeció un ACV. “No te avisa”, sostiene.
-¿Cómo fue?
-Estaba en mi habitación, en la cama, viendo un partido y, cuando escucho que me llama mi mujer para ir a tomar unos mates a la cocina, noto que las piernas no me responden. No sentía ni las manos ni la boca. Es una cosa que no tiene explicación, es horrible, perdés el sentido de todo. No podía hablar.
Como pudo, se acercó a la escalera para bajar hasta la planta baja, algo que no logró. Su familia lo rescató y lo llevó con urgencia a un sanatorio. “Empecé el tratamiento y lo pudieron frenar”.
-¿Quedó alguna secuela?
-Ninguna, gracias a Dios.
-El estrés habrá hecho lo suyo.
-El médico me pidió que bajara un cambio, porque vivía nervioso, dormía y comía mal, no paraba de trabajar. El cuerpo pasa factura.
-¿Cambiaste el ritmo de vida?
-Sí, las locuras tienen sus límites, hoy hay que ser más sedentario.
-En el mundo de la música y de la noche, ¿hubo muchas tentaciones a las que tuviste que decirle que no?
-Hay que tener mucho cuidado. Cuando uno ve a los chicos víctimas del alcohol y de las sustancias que aparecieron en los últimos tiempos, te da mucha pena, son jóvenes que se están arruinando la vida. En mi caso, no fue un problema, siempre estuve lejos de eso.
Canción con todos
-¿Intuís cuando un tema tendrá destino de hit?
-Todas las canciones son hits, ya que tienen buenos autores.
Sin embargo, reconoce que “El bombón asesino” era el track número cuatro del disco que lo lanzó a la popularidad. “Las fichas estaban puestas en otra canción, pero los medios y la gente apuntaron a ´El bombón...´, entonces, hay que cantarlo. Uno puede proponer algo, pero quien dispone es la gente”.
-También debe suceder lo inverso...
-Nos pasó con el disco Sus amigos, con temas de Centroamérica, Uruguay, Colombia y el único que pegó fue “La Chola”. Nunca se sabe, es un misterio.
Como al pasar, Rubén desliza en torno a “El bombón asesino” que “sus autores son Juan Baena, un muchacho que vive en Coronda y el Chino Volpato, de los Midachi, algo que nadie sabe”.
-¿El Chino Volpato?
-Sí.
-¿Hay temas que ya no querés cantar más, pero que el público pide con insistencia?
-Sí, por supuesto, la gente va decidiendo y uno no se puede equivocar con eso. Los clásicos que están en el corazón del público son muy difíciles de olvidar y hay que seguirlos haciendo.
Sacrificios
Los Palmeras no han dejado de vender su música en plataformas y cosechar récords de escucha, así como “El bombón asesino” logró nada menos que 500.000 bajadas de ringtones a las pocas horas de haberse lanzado.
En 2017, grabaron un disco recopilatorio con la Orquesta Sinfónica de Santa Fe, donde se pueden apreciar variaciones en torno a la música de la banda, “algo que parecía que no se podía unir, se unió, lo hicimos sonar”, cuenta Rubén. Dos años después, la agrupación se presentó en la ceremonia de apertura de la Final de la Copa Sudamericana de Fútbol, donde Colón, equipo de la ciudad de Santa Fe, disputó la final. El Concejo Deliberante de su ciudad los declaró Ciudadanos Ilustres, debido a su nutrida trayectoria y por ser “embajadores” de la identidad provincial.
Menos grato fue el revuelo que se generó cuando se viralizó “Macho lindo”, un tema antiguo del grupo en homenaje a Carlos Monzón, el campeón de boxeo que fue preso por el femicidio de Alicia Muñiz, su pareja y madre de uno de sus hijos. La política tampoco les fue ajena y, en 2003, su tema “Soy parrandero” fue adaptado para convertirse en el jingle de campaña de Carlos Saúl Menem.
Los Palmeras no supieron de pausas y, cuando ciertas modas iban relegando el gusto por la cumbia, supo reinventarse con nuevos hits. En la última década se convirtieron en la banda de cumbia de moda, que, incluso, logró insertarse en sectores acomodados de la sociedad. Todo ese derrotero no estuvo exento de sacrificios. “Nos hemos privado de cumpleaños, navidades, fines de año con nuestras familias. Dos días antes del 31 de diciembre, les decíamos ´feliz año´ y nos íbamos de gira. Era horrible tener que dejarlos, no era lo mejor, pero había que cumplir con el trabajo; somos muy responsables”.
El trajín de la carrera artística suele no llevarse bien con la estabilidad familiar. No fue su caso. “Llevo cincuenta años de casado. María Rosa, mi mujer, entendió cómo era mi trabajo, hizo de madre y padre, llevó a los chicos a estudiar, se encargó de todo, porque uno siempre estaba fuera de casa, de gira en gira. Gracias a Dios salió todo bien”.
Deicas tiene cinco hijos (“siento un orgullo inmenso de esos hijos y de mi mujer”). Cristian, el mayor, toca en una banda y, según el criterio de su padre, “es un excelente guitarrista”. La postal familiar se completa con diez nietos.
“Cuando estoy en Santa Fe me hacen hacer el asado para veinte personas”, dice con una queja que se vislumbra como una felicidad absoluta. “El nieto más chico tiene siete años y me pregunta: ‘¿cuándo comemos asadito?’. Y yo le respondo que no se puede porque está muy caro”.
Cuando se le elogia las bondades de la costanera y del Teatro Municipal 1 de Mayo de su ciudad, no duda en remarcar: “No te olvides de la cancha de Colón”.
Con el astro
En no pocos casos, las obligaciones les depararon a los integrantes del grupo algunas satisfacciones inusuales. En la Navidad de 2022 tocaron para Lionel Messi y su familia, animando una velada privada que para todos resultó inolvidable y que se llevó a cabo en una propiedad del astro, en las afueras de la ciudad de Rosario. “Fue muy especial, ¿quién no quiere estar con Messi?”, interpela Deicas con sentido común.
-¿Cómo resultó la experiencia?
-Esperamos mucho ese día para poder charlar con él. Es un tipo común, sencillo, buena persona, humilde, algo fundamental. Lo pasamos muy bien y él disfrutó de nuestra música, se puso a bailar arriba del escenario.
También Los Palmeras tocaron para Lionel Messi en un importante hotel rosarino, antes de su partida para jugar en el Inter de Miami. “Pronto estaremos haciendo una gira por Estados Unidos, así que lo vamos a invitar a que nos venga a ver”.
-Con respecto a Santa Fe, ¿es diferente la recepción del trabajo de la banda en el público del Conurbano bonaerense?
-Cada lugar tiene su particularidad y su música pero, en nuestra provincia, está puesto el sentimiento de la gente. En Buenos Aires convivimos con la cumbia local, en Córdoba con el cuarteto y en Entre Ríos con la chamarrita. La música le da identidad a cada provincia.
Orígenes
Para ayudar a su familia, Rubén Deicas trabajó de lechero siendo un niño de diez años. “Lo hice por necesidad, mi viejo era ferroviario y nosotros éramos tres hermanos. No había sueldo que alcanzara, así que los hijos ayudábamos a sostener la familia. No me arrepiento de haber hecho esos trabajos, ahí aprendí lo que es ganarse el pan de cada día”.
-¿Recordás con alegría tu infancia?
-Sí, fue una niñez feliz, de trabajo y estudio.
-También trabajaste en una metalúrgica.
-Sí, porque me gustaba tener mi platita en el bolsillo, por eso le daba mucha importancia al trabajo. Ayudaba en mi casa, pero también me podía comprar mis zapatos, mi saco.
-¿Cuándo comenzás a trabajar en el mundo de la música?
-Primero lo hacía con los muchachos del barrio, actuábamos en fiestas, para los amigos.
Esa primera agrupación fue Los Dandy (“también lo hacíamos para salir de casa y manguear en los cumpleaños”). Luego llegó Los Búfalos, una banda que hacía baladas, hasta que Czeslav “Yuli” Popowicz, cantante de Los Palmeras, se fue del grupo y Marcos Camino convocó a Deicas. “Me gustó su propuesta, pero los primeros dos discos no tuvieron aceptación”.
Rubén Deicas reconoce que “es muy difícil cambiar la primera voz de un conjunto, ya que está muy pegada en el oído de la gente”.
-¿Cuándo te empieza a aceptar el público de Los Palmeras?
-En el tercer disco que grabo se incluyó el tema “Esa”, ahí fue un despegue importante; la gente comenzó a reconocerme.
-A pesar de los dos discos que no tuvieron repercusión, no bajaste los brazos.
-Y el productor no dejó de poner dinero.
-Más allá de Lionel Messi, ¿con qué otra personalidad compartiste algún momento trascendente que te marcó?
-Canté junto a Horacio Guarany, que me decía: “Hacé lo que yo digo, no lo que yo hago”. Siempre me crucé con gente que me aconsejó y me allanó el camino.
-¿Sos consciente del éxito?
-Ahora, sí.
-¿Recién ahora?
-Sí, ya ha pasado mucho tiempo. Uno está con los pies en la tierra, sin creérsela. Jamás me mareé, siempre supe que hemos alcanzado una meta importante.
Que los fanáticos consideren a Los Palmeras como los “Rolling Stones de la cumbia santafesina” o que piensen en él como “el Mick Jagger del género”, es un gran reconocimiento, pero Rubén “Cacho” Deicas evita las comparaciones. “Siempre es mejor ser como uno es”, concluye.
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