En tu último disco, decís que no sabés ni siquiera hervir un huevo. ¿Es cierto?
Absolutamente cierto. Los 70 eran una época diferente. Teníamos novias con las que nos juntábamos. Pero después te hartabas de ellas, y se iban, o las echabas vos. Horrible, pero después te das cuenta: "¿Quién me va a hacer la cena? ¿Quién me va a hacer el desayuno?". Sigo siendo absolutamente incompetente. No es algo de lo que esté orgulloso. ¡Debería darte vergüenza, Stewart!
¿Qué consejo te gustaría darle al Rod Stewart de 20 años?
Probablemente: "Tomá menos alcohol". Con los Faces tomábamos muchísimo. Era como una competencia a ver quién se caía primero al piso.
¿Alguna vez pensaste en qué habría sido de tu vida si no hubieras desarrollado esa voz tan particular?
Bueno, es la pregunta del millón de dólares. Cuando empecé, era lo único que quería hacer. Las dos cosas que sabía hacer eran jugar al fútbol y cantar. Tuve una oportunidad de ser jugador de fútbol profesional. Lo intenté porque mi papá quería que uno de sus hijos fuera futbolista. Yo era el más chico, así que tuve que intentarlo, pero no era lo suficientemente bueno, y fue en esa época que me metí en la música, así que no sé lo que habría hecho. Dios, es una idea que me da miedo.
Tenés dos hijos varones aún niños. ¿Pensás que sos mejor padre ahora a los 70 que cuando tenías 30?
Oh, ojalá. Dios, si no hubiera aprendido... Los hijos siempre fueron importantes para mí. Pero tuve a Kimberly y Sean a fines de los 70, cuando tenía una deuda considerable, y había que salir a trabajar un montón, así que me perdí mucho de su infancia. Lo hablamos. Les dije: "Su papá no estaba saliendo a fiestas, cogiendo o tomando alcohol. Estaba rompiéndome el culo para tratar de pagar la deuda".
Sos uno de los pocos íconos del rock clásico que no está haciendo una gira de despedida en este momento.
Sí, y también, gracias a Dios, tengo buena salud. Me metí en muchos problemas por hablar mal de Elton John [por su gira de despedida], porque él ya dijo que iba a hacer más recitales después del 300. O sea, todos nos tenemos que retirar en algún momento, pero ahora mismo eso está muy lejos de mí. Me estoy divirtiendo mucho.
Cuando tocás, ¿seguís emocionándote igual que antes?
Ahora todavía más. Qué gran trabajo tengo. Me pagan por subirme a un escenario y cantar, y hacer que todo el mundo se vuelva a casa feliz. No es como ser deportista. Ahí podés hacer que la gente se vaya triste cuando perdés, pero la mía es una situación en la que siempre gano.
Después de tres matrimonios, ¿qué aprendiste sobre las relaciones?
Primero, no discutas cuando tomaste una copa de vino y te estás por ir a dormir. Esperá hasta la mañana. Ahora soy mejor para escuchar que antes. Siempre hay que hablar de las cosas, ser capaz de escuchar, y compartir cosas románticas. Yo soy un viejo romántico perdido. Mi esposa y yo, cuando los chicos se van a dormir, cenamos con velas. Todas las noches. Es hermoso.
¿A tus hijos chicos les gusta tu música?
Hay uno al que le gusta mucho el rap, lo cual es difícil por las malas palabras. Al más chico la música de papá le gusta un poco, pero los dos están obsesionados con el Fortnite ahora. Dios, absolutamente obsesionados. "La cena está servida." "Papá, ¡estoy terminando el juego!" Yo les tengo que decir: "Si no hacen lo que se les dice, voy a cortar Internet en toda la casa".
¿Cuánto tiempo pasás arreglándote el pelo?
Puedo hacer todo –lavarlo, secarlo, pararlo– en 10 minutos, o menos. Es muy rápido. También, tengo suerte de seguir teniéndolo.
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