Rock nacional, fernet y choripanes: cómo los argentinos festejaron el 9 de julio en Madrid
En la capital española se realizó la primera edición del Dale! Argentina Fest, un festival que también pasó por Barcelona y que concluirá en Mallorca
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MADRID.- Un festival de rock nacional (y algunas otras músicas) con una propuesta gastronómica bien argenta, de eso se trató y se trata Dale! Argentina Fest, iniciativa que pasó por Barcelona y Madrid y que aun tiene una parada más: llegará a Mallorca el 16 de julio.
A las 12 de un mediodía de intenso calor se dieron puertas en el predio Espacio Ibercaja Delicias, a metros de la estación Delicias. Con gastronomía argentina y folklore en vivo, stands de merchandising y todo el domingo por delante, dos colores predominaron en el vestuario del público: el celeste y el blanco. Solo la carpa donde estaba el escenario para la grilla de conciertos tenía una capacidad aproximada de 4000 personas, que se colmó con el correr de las horas.
Juegos, niños, familias y un ambiente de verano fueron la previa de la grilla que todos estaban esperando. A las cinco de la tarde, Guasones salió al escenario. Facundo Soto, su cantante, saludó con un “¡Buenas tardes, Madrid, buenas tardes, Argentina, carajo! “Como un lobo” fue la primera canción que sonó y “Reyes de la noche” la última. Luego fue el turno de Coti, que arremetió con “Antes que ver el sol”, un pasaje de “La ruta del tentempié”, de Charly García y “Porcelana china”. Su set, impecable y su lista, plagada de hits. Entre tema y tema, aprovechó para alzar su copa y degustar un vino tinto (¿malbec?). “Color esperanza” y “Nada fue un error”, por supuesto, fueron la dupla que marcó su despedida.
El intenso calor que sufre Madrid por estos días se hizo sentir durante el festival. Las cuatro barras internas, dos VIP y dos generales, por momentos no fueron suficientes para aplacar la sed del público. Tampoco la carpa con aire acondicionado.
Cerca de las siete y media de la tarde salió a escena Juanse y arremetió con “Ceremonia”. Junto a él, el histórico bajista de Los Ratones Paranoicos, Pablo Memi, a quien el tiempo parece no haberlo afectado. Luego pasaron “Rock del Pedazo”, “Ya morí” y una versión muy seductora de “La Nave”. Antes de tocar “Enlace”, Juanse invitó a subir a “Un pibito que se conoce todas nuestras letras de memoria”. Dicho esto asomó Facundo, de Guasones y el chiste cerró solo cuando Juanse se acercó para decirle al oído parte de la letra.
Juanse tendría un invitado más para sorprender a todos: Fito Páez, que se acopló a la banda para cantar “Sigue girando” y producir uno de los grandes momentos de la jornada. Fito zapó, rapeó y cambió la letra saludando a argentinos y latinoamericanos como un inmigrante más, colado en un show que no fue suyo en un festival en el que no figuraba. Un momento épico. Tras su participación, Juanse y los suyos culminaron la faena con “Para siempre”, al tiempo que la figura del Diego flameaba en varias banderas argentinas.
Tras el show de Juanse, dedicado íntegramente a los clásicos de Ratones Paranoicos, Airbag se encargó de desplegar su arsenal de riffs de guitarra, canciones rockeras y baladas pop. “Después de estar un poco en España llego a la conclusión de que no tendremos coliseos o museos pero tenemos la pasión, argentinos”, exclamó Pato Sardelli y homenajeó al 9 de Julio tocando con su guitarra un pasaje del Himno Nacional Argentino. Más tarde, el Himno sonaría nuevamente, pero esta vez completo y cantado por la voz emblemática de Ricardo Mollo.
“Vinimos hasta acá a festejar el Día de la Independencia”, gritó a modo de saludo el cantante y guitarrista antes de que Divididos inaugurara su set con “Paisano de Hurlingham”. Lo que siguió luego fue un show sin fisuras, con clásicos como “Sábado”, “El 38″ y “Haciendo cosas raras”, con el público cantando y llorando. Sí. El público se emocionó y lloró como si enfrente suyo estuvieran todos los recuerdos de felicidad que cada argentino lleva en el pecho.
Si algún extranjero tuviera que describir el momento en el que una multitud argentina canta al unísono “ra-pa-pa-ra arú urá, aru-urá”, en el final de “La rubia tarada”, diría que es el haka mas poderoso entonado por público no mahorí.
“Nos trajimos a un Carpo chiquito” bromeó Mollo luego para tocar “Sucio y desprolijo” con un Diego Arnedo literalmente aplanándolo todo. Como si Divididos hubiese nacido con Catriel Ciavarella -sabido es los virtuosos que en esa banqueta histórica se han sentado-, sonaron hasta en las mínimas imperfecciones que jamás se permitieron, cómodos, plácidos, como si finalmente estuvieran surfeando en un gran longboard de madera ancestral, una ola hermosa que les llevó toda la vida musical remar.
Pasadas las once de la noche, la Aplanadora del Rock le cedió el escenario a Damas Gratis y la noche se hizo cumbia.
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