Robert Plant y Alison Krauss volvieron a grabar juntos: “Solo prestamos atención a las tendencias que nosotros creamos”
Raise the Roof, su nuevo disco, sigue la hoja de ruta de su multipremiado álbum Raising Sand, una relectura del bluegrass, country, folk y americana
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“Estamos acá en Nashville sentados uno al lado del otro junto a dos micrófonos carísimos y nuestro sentido del humor”, dice Robert Plant, 73 años, la voz clara que sale por el smartphone y se la reconoce sin verlo, porque la conexión vía Zoom es “a cámara apagada”. Así que solo queda mirar una pantalla con una misteriosa “J” que remite al administrador de la charla y escuchar sus respuestas y las de Alison Krauss (1970), la cantante y violinista con la que volvió a hacer dúo para grabar un segundo álbum catorce años después de la salida de Raising Sand, un luminoso repaso por la música norteamericana profunda. Plant y Krauss volvieron a juntarse con el productor T-Bone Burnett para Raise the Roof, que sigue la misma consigna: una relectura del repertorio de bluegrass, country, folk y americana sin ninguna intención de actualizarlo sino más bien de bucear en su corazón dramático.
Hay sin embargo algo muy contemporáneo en lo que hacen Plant, Krauss y Burnett. Tanto las canciones de Raising Sand como el adelanto “Can’t Let Go” tienen un mood que va muy bien con las series. Lo cual provoca el raro efecto de escuchar “Polly Come Home” de Gene Clark (The Byrds) y creer recordar una escena de Big Little Lies, por caso. En este sentido no es anecdótico que haya sido Burnett (guitarrista de Dylan en la Rolling Thunder Review) el compositor de la intrigante música de la serie True Detective. Así, el songbook de la América profunda cobra una nueva relevancia sin ser sometido a operaciones estéticas de riesgo (en el sentido de vaciarlo). Casi al mismo tiempo que esta conversación Nashville-Almagro se llevaba a cabo, en septiembre último, la otra cabeza de Led Zeppelin, Jimmy Page, presentaba en el Festival de Cine de Venecia el documental Becoming Led Zeppelin que trae al icónico grupo de hard rock al primer plano de nuevo. Hay quince minutos para hablar con Krauss y Plant, el hombre invisible, que no contestará preguntas sobre su pasado con Zepp. Hablemos del tiempo, entonces, ya que una tormenta amenaza el cielo de la ciudad.
–¿Por qué les tomó tanto tiempo volver a hacer un álbum juntos?
RP: –Alison me decía ayer que siente que en el medio solo hubo una especie de flash, de relámpago. Como si no hubiera pasado tiempo entre nuestro primer disco y este. Sucedió que en el medio estuvimos haciendo otras cosas eso no significó que el proyecto Raising Sand no funcionara sino todo lo contrario: es algo que nos sigue pareciendo excitante a los dos. Solo necesitábamos atravesar esa pared que nos permitiese tener dos o tres años disponibles para volver y eso es lo que hicimos.
AK: –Los años pasaron rapidísimo y el proceso de un disco no termina con su salida. Para honrar eso que hicimos tuvimos que invertir tres o cuatro años más entre giras y difusión. Y aquí estamos de nuevo.
–Pasaron catorce años desde la edición de Raising Sand. ¿Estuvieron al tanto de los cambios en la música pop desde entonces? Se diría que no, que trabajan en una zona sin tiempo…
RP: –La verdad es que no le estuvimos prestando atención a ninguna tendencia en particular excepto a la que nosotros mismos creamos. Es cierto que el mundo no ha permanecido congelado desde 2007 y las cosas fueron cambiando pero hacemos lo que hacemos y ya. Y en muy buena compañía con gente de muy buen corazón (Plant lo dice primero en inglés y luego en español: “corahssón, como dicen ustedes”) Los músicos, T Bone Burnett, los técnicos del estudio. Esto se transformó en un verdadero centro de operaciones, un auténtico hogar en Nashville. Muy lejos de donde vengo.
AK: –Para mí sí es como si no hubiese pasado el tiempo. No hubo nada en el medio.
–El adelanto del álbum es “Can’t Let Go”, una canción que ya se había conocido en la versión de Lucinda Williams. ¿Por qué insistir con algo ya escuchado? Parece de los años previos a Led Zeppelin, cuando los grupos se superponían con distintas versiones de un original sin poner en primera línea el lugar de la autoría.
RP: –Lu hizo un trabajo hermoso sobre esa canción y ha sido original en todo sentido en su interpretación. La conocí por Alison y en el comienzo nos dijimos “si vamos a hacer algo de nuevo, que sea esta canción”. Es una melodía muy convincente acerca de un amor roto pero a la vez es encantadora y con mucho sentido del humor. Respecto de lo otro supongo que te referís a cuando Joe Cocker grabó “With a Little Help from my Friends”, por ejemplo, ¿no?
–Sí, claro. O mejor: “The House of the Rising Sun” se escuchaba por muchos grupos y solistas sin importar quien había sido el autor. Este adelanto de ustedes tiene ese espíritu de inocencia en la música pop.
RP: –Entiendo. “Can’t Let Go” es solo una gran canción y no hay manera en que podamos apropiarnósla, está todo a la vista. En los viejos tiempos, es cierto, escribíamos algo para Led Zeppelin pensando “esto es lo nuestro”. Pero este dúo no es la clase de proyecto que tenga esa preocupación en mente. Nos juntamos para cantar grandes canciones, solo eso.
–¡Quizás ya se hayan escrito demasiadas canciones y el mundo esté satisfecho!
RP: –Es un muy buen punto. Tenemos demasiadas canciones para cantar porque seguir preocupándose por escribir. Creo que sería bueno sumar a los Oasis a esta conversación. ¿Es posible? (risas)
–Creo que la voz de Robert Plant no hubiera sido la misma sin la influencia de cantantes como Janis Joplin y Sandy Denny. ¿Qué hombres fueron decisivos para tu forma de cantar Alison?
AK: –Eh…¿Robert?
RP: –Pensá en alguien antes que mí debe haber varios.
AK: –Hmm…Tony Rice, Ricky Skaggs, ese tipo de cantantes de bluegrass fueron muy importantes porque aprendí a cantar escuchando sus discos. También Larry Sparks o Ralph Stanley pero al mismo tiempo tenía el oído pegado a la radio. Lynyrd Skynyrd y Bad Company para empezar…
RP: –Alison es más joven que yo así que imagino que creció viendo en MTV a todos esos tipos con mullet [en inglés, el corte de pelo que deja largo el cabello en la nuca y el resto mucho más corto]
AK: –Sí, solo tenía ojos para los hombres con mullet en Illinois.
–¿Hay alguna posibilidad de que salgan de gira con este disco?
AK: –Ojalá sea posible…
RP: –¿Cómo lo estuvieron pasando en la Argentina?
–Bastante mal pero ahora estamos mejor. ¿Cuál dirían que es la atmósfera que tratan de transmitir con el repertorio que eligen para cantar?
RP: –Todo forma parte de lo mismo y resulta de una combinación en la que estamos todos involucrados a partir del groove que crea el baterista hasta la dirección de T- Bone Burnett. Pero esto no tiene nombre ni la intención de formar parte de cualquier cosa que esté por ahí dando vueltas. ¿Qué es? No lo sé…
–Mi trabajo es explicarlo. Diría que la atmósfera del dúo viene de la mezcla del folk celta que Robert ha abrazado desde el principio con la tradición norteamericana. Como si estuvieran tratando de formular un nuevo tipo de folk. ¿Lo ven así?
RP: –Puede ser. Rod Stewart con The American Songbook su puso a revisitar todas esos standards de Tony Bennet y demás. Es una forma muy icónica de definir la música americana pero no la mía. La música americana viene de las calles y de las colinas, de todas partes. No está localizada en un solo lugar y nosotros vamos por las gemas escondidas antes que por los clásicos. Podríamos ser The American Songbook lado B quizás…
–Diría que hacen algo un poco más interesante, con todo el respeto para Mr. Stewart. Robert, de acuerdo a tu experiencia con Led Zeppelin, ¿Crees que está bien que los Rolling Stones sigan adelante sin Charlie Watts?
–Creo que deberían unirse con ABBA y hacer un supergrupo. Imagino grandes proyecciones en los muros de las ciudades y a Mick cantando “Money, Money, Money”. Esa es mi idea. ¿Qué te parece?
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