Rick Astley, el cantante que se preparó para el éxito pero que no pudo soportarlo
¿Con qué sueña todo músico? ¿Con ser reconocido en el mundo entero? ¿Con llenar estadios y estar en la portada de las revistas? ¿Sonar en las radios día y noche? Todo eso le pasó a Rick Astley con sólo 21 años. Sin embargo, no le trajo la felicidad y por eso decidió evaporarse de un día para el otro, alejándose de la locura de la industria musical: "Tener éxito fue como reventar contra una pared", supo decir el cantante.
La música estuvo presente en la vida de Astley desde muy pequeño. A los diez años se sumó al coro de la iglesia de su ciudad, en Lancashire, Inglaterra, mientras que a los 16 formó, con tres amigos, su primera banda: FBI. En una de sus presentaciones, en donde tocaban temas propios y covers de The Beatles, fue descubierto por el productor Pete Waterman, quien de inmediato notó el talento del adolescente.
Sin embargo, la futura estrella del pop era increíblemente tímida y le costaba subirse a los escenarios, por lo que durante dos años Waterman y su discográfica no sólo trabajaron en las canciones del disco debut sino también en cómo lograr que Rick se soltara más.
Finalmente, en noviembre de 1987 se editó en vinilo y cassette Whenever You Need Somebody, su primera placa, que incluía "Never Gonna Give You Up" como corte de difusión. Fue un éxito inmediato en las radios y las adolescentes encontraron a un nuevo galán al que admirar.
A caballo del suceso de su primer y pegadizo hit, Astley tuvo ocho temas consecutivos que llegaron a la cima de los rankings musicales de Reino Unido y que empezaron a sonar en todo el mundo. Por magnitud y rapidez, el suyo era una clase de éxito que no se había visto antes y que lo convirtió en un verdadero suceso global.
Su segundo disco, Hold Me in Your Arms, se editó en 1989 y lo ayudó a terminar de consagrarse, con shows multitudinarios en Japón, Australia y los Estados Unidos. Pero tanta exposición comenzó a afectar al cantante: los tabloides ingleses lo acusaban de ser un "títere", porque no escribía sus canciones ni producía sus temas. Además pasar tanto tiempo fuera de su casa no le hacía bien.
Así, mientras su fama crecía también lo hacía su infelicidad. En 1992 nació su primera hija, Emilie, fruto de su relación con Lene Bausager, su primera novia y su gran amor. Los dos se conocieron en 1988 y mientras el músico crecía en los charts, Bausager trabajaba como productora de películas y cortometrajes.
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"Lo cierto es que fui padre y empecé a pensar que el mundo del pop es maravilloso... pero que también era una locura y que puede ser un gran absurdo. Al final, te cansás de él. A algunas personas le ocurre después de poco tiempo y a otros, después de mucho. En mi caso, luego de cinco años, ya estaba acabado y no quería saber más nada con todo eso", aseguró.
Según reveló el cantante, su deseo de poder tener una familia fue más fuerte que las ansias de triunfar profesionalmente: "Quería tener una vida normal. Mis padres se divorciaron cuando yo era muy pequeño y eso no me hizo bien. No quería eso para mi vida, quería poder estar en mi casa y ver crecer a mi hija, como por fortuna he podido hacer".
De este modo, casi de la noche a la mañana desapareció de la vida pública y poco a poco sus canciones fueron olvidadas, salvo ocasionales rescates nostálgicos. Y cuando todos, incluso él mismo creían que su carrera estaba agotada, Internet le dio una nueva vida. En 2007 comenzó a difundirse un meme llamado "rickrolling", que consistía en difundir links falsos que redirigían al video de "Never Gonna Give You Up". Esto hizo que el clip se viera ciento de millones de veces y que nuevas generaciones lo conocieran.
Y aunque reanudó su carrera y acaba de sacar un nuevo disco, The Best of Me, a Astley no le molesta su status actual de raro ícono de fines de los 80 y comienzos de los 90, reconvertido en meme gracias a las redes sociales: "Hoy puedo ir a un restaurante sin que nadie me moleste porque no soy excesivamente famoso, pero voy a un programa de TV o saco un álbum y la gente se acuerda de mí".
The Best of Me no es un álbum tradicional de grandes éxitos sino una nueva mirada a sus temas preferidos bajo una óptica diferente. Así, suenan "Better Together", "Try", "Chance to Dance" y su propio hit, "Never Gonna Give You Up".
¿Acaso sueña Astley con volver a tener un éxito global? Al parecer no, ya que se muestra cómodo viviendo como un producto de la nostalgia de los 80 y los 90. De hecho, este año se sumó al conjunto inglés Take That para dar una gira por Inglaterra como artista invitado, en un tour con el que recorrió 38 estadios y fue aplaudido por más de 500.000 personas, que disfrutaron con sus viejos sucesos.
"Para mí tener éxito es como reventar contra una pared. Y mirá que me había preparado para ese momento y que pensé que estaba listo para tenerlo, pero fue todo muy raro. Me gusta mucho más mi vida ahora", concluyó el cantante tiempo atrás.
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