Aunque su carrera como cantautor tiene más de 30 años desde que editó su primer disco y aunque sus hits sonaron y resonaron por estos pagos, Richard Marx tocó por primera vez en Argentina recién el año pasado. Y su experiencia aquí fue tan positiva (en lo vivencial del músico y en su convocatoria de entradas agotadas) que ya está volviendo. El estadounidense oriundo de Chicago presenta su show el 29 de septiembre en el Teatro Opera, bajo el nombre de "A Full Night of Hits; The Concert".
Por supuesto, será una noche de grandes éxitos y, también, como el adelanta por teléfono desde su casa en Malibú, habrá novedades. Allá lejos y aquí cerca estarán los pegadizamente inolvidables temas de su segundo álbum Repeat Ofender, como "Angelia", "Satisfied" y "Right Here Waiting". Imposible no asociar esa época con su casco de pelo bien ochentoso (tal y como se lo ve en los videos). Imposible, también, obviar que ahora (a poco de cumplir 56) lleva varios años casado con la conocida modelo y actriz cubana Daisy Fuentes (exconductora iniciática de MTV y expareja de Luis Miguel). Sobre su relación con ella, su temprano suceso y el contacto con referentes de la industria, entre otros temas, va y viene el diálogo con él. Desacartonado, reflexivo pero espontáneo y, por qué no, gracioso.
–De tu primer disco (Richard Marx, 1987) hasta ahora, con tus simples "Last Thing I Wanted" (2016) y "Another One Down" (2019), ¿cómo describirías la evolución de tu carrera?
–De la manera en que puedo ver realmente la diferencia en mi vida profesional es como performer. Al principio no encontraba la manera de conectar con el público. En los últimos 10 años encontré cómo ser yo mismo, hablar con la audiencia, hacer chistes o contar historias, y conseguir una conexión más profunda.
–¿Cuáles dirías que son los objetivos que lograste, y cuáles fueron los mejores y peores momentos de tu carrera?
–Tuve la suficiente suerte de cumplir casi todos mis sueños muy temprano en mi carrera. Cuando era bien joven, quería tener hits, tocar en grandes estadios, ganar Grammys, tener discos y canciones primeras en los charts. E hice todo eso. Y estoy muy agradecido. Después, no me propuse tanto alcanzar objetivos, sino hacer mejor música o mejores conciertos. Y, sobre todo, vivir de la mejor manera como hombre. En eso me empecé a enfocar después de cumplir cuarenta. En cuanto a los mejores momentos, me sucedieron arriba del escenario. No necesariamente en un estadio grande o famoso, sino en lugares en que no esperarías algo especial. El click es cuando sentís que vos y el público están en la misma frecuencia. Y en cuanto a los peores momentos, no se me ocurre ninguno, salvo mi antiguo corte de pelo (risas).
–Solés mencionar a tus padres y a otros músicos conocidos como tus mayores influencias, entre ellos, Elvis Presley, Elton John, Bryan Adams, Peter Gabriel. ¿Agregarías otros nombres? ¿Qué músicos nuevos te gustan?
–Siempre escucho lo nuevo. Y hay mucha gente: no sé si me influyen o inspiran pero es muy lindo escuchar a buenos compositores, con buenas letras, o a buenos cantantes. Cuando escucho cantar a Bruno Mars pienso: ‘Uy Dios, si pudiera cantar como él’. Es un gran performer también. Me gusta la cantante y compositora sueca Tove Lo. Y también una chica muy muy joven que está triunfando, de la que mi esposa es muy fan: Billie Eilish.
–¿Escuchás tus propios temas viejos?
–Casi nunca. Lo hice hace poco porque hace unos meses hice una grabación del aniversario número treinta de mi segundo disco. Hicimos nuevas versiones de los hits. Y volví a escuchar todo el álbum. Y de algunos temas todavía estoy orgulloso: disfruté escucharlos. Otros sonaban vencidos para mí. Pero el efecto final es que no estaba tan mal. Escucho "Angelia", "Too Late To Say Goodbye", "Here Waiting…" o "Satisfied", y esas canciones perduran en el tiempo.
–¿Qué recordás de tu infancia, cuando cantaste para un documental?
–Ese fue mi primer trabajo, a los 5 años. Grabé una canción al final de un documental sobre racismo. Recuerdo muy poco. Sí me acuerdo de cuánto amé estar en un estudio y escuchar mi voz saliendo de los parlantes. Fue como echar gas sobre el fuego. Fue el momento más importante de mi vida hasta ese momento. Porque, aunque era chiquito, me sentí especial. ‘Esto es lo que quiero hacer. Me quiero sentir así todo el tiempo’, pensé. Todavía conservo esa sensación cuando salgo al escenario cada noche. Es adictivo. Por eso muchos artistas, siempre y cuando no perdamos la voz, no nos retiramos. ¿Por qué querrías dejar algo así? Es más divertido ahora que nunca. Tengo un trabajo increíble. Y mis papás tuvieron que ver con esto. Fueron excelentes. Mi mamá todavía vive, cumple 84 en septiembre. Y extraño a mi papá, que murió hace 22 años. Me siento muy afortunado de haberlos tenido como padres.
–¿Cómo reaccionaste cuando Lionel Richie te dijo: "No te puedo prometer nada pero deberías venir a L.A", en el inicio de tu carrera?
–Me estaba diciendo la verdad, que no tenía nada asegurado. Pero me estaba dando ánimo para viajar a Los Ángeles. Y fue fuerte tener a alguien tan grosso como Lionel aconsejándote. Pude ir a California un año más tarde. Me dio su teléfono y me invitó a su estudio a grabar voces para algunos de sus discos. Y más allá de esto, me permitía estar en el estudio cuando quería. Así que saqué ventaja de eso: la mayoría del tiempo yo no grababa pero cada vez que él estaba en el estudio, yo me quedaba ahí. Así aprendí al mirarlo: cómo produjo sus discos, cómo se vinculaba con los músicos. Fue como ir a un colegio de estrellas.
–Dijiste sobre "Right Here Waiting" que la escribiste en 15 minutos, y no tenías intención de grabarla. ¿Quién te convenció?
–Hice una grabación para mandársela a mi novia de ese momento. Ella se la hizo escuchar a sus amigos, y así. Empezaron a decirme que era la mejor canción que había compuesto.
–¿Es verdad que Barbra Streisand la rechazó porque dijo que ella nunca cantaría que se iba a quedar esperando a alguien?
–Sí. Es una gran amiga ahora. Cuando la conocí me pidió que escribiera una canción para ella. Y yo acababa de componer ésta. Y, como no pensaba grabarla, se la ofrecí. Amó la música, la melodía. Pero me dijo: "No puedo cantar esas palabras". Fue honesta (risas).
–Cuando hablaste sobre "Right Here Waiting" dijiste que la escribiste por motivos personales, te estabas separando de una persona que amabas por razones de distancia. ¿La distancia te importa ahora, o te afecta?
–Es una buena pregunta. No la experimenté con mi esposa, con Daisy, hasta ahora. Ella tiene una carrera ocupada pero siempre pasamos tiempo juntos. Casi nunca estuvimos separados en cinco años. Siempre me pudo acompañar en las giras. También la acompaño a ella si viaja. La espero en el hotel para cenar y aprovecho para componer en el día. Cuando te acostumbrás a estar separado, no es una buena señal en una relación. Hicimos un pacto de nunca estar lejos por más de un par de días.
–¿Cómo describirías un día común tuyo cuando no estás de gira?
–Mi esposa y yo amamos estar al aire libre. Nos encanta caminar por la playa, o pasear por la montaña. Otra actividad favorita es tomar un martini, cenar y conversar juntos.
–¿Daisy y vos pudieron ver la serie de Luis Miguel?
–No, yo no la vi. Y ella no tuvo nada que ver con esa serie.
–¿Pero la vio?
–Creo que no. Esperá que le pregunto: ¿Viste la serie de Luis Miguel?... No, dice que no la vio.
–Cuando escribiste "Satisfied" pensaste en la gente que trabaja todo el día y que debería celebrar, al final de la jornada, el tiempo que les queda libre. ¿Cómo celebrás además de cenar con Daisy o tomar un trago con ella?
–Trato de disfrutar el momento. Cuando tenía veinte o treinta siempre miraba hacia adelante y pensaba qué iba a pasar después, o planificaba demasiado. Ahora vivo el presente, disfruto el día a día. Mi vida está llena de grandes recompensas, de amor y de diversión.
–¿Qué expectativas tenés de tu próximo show en Buenos Aires? El año pasado viniste por primera vez…
–Sí, aquella vez fue la primera y sobrepasó toda expectativa. Pensaba que iba a ser bueno pero fue mejor que eso. Estuvo todo agotado, la gente baialaba, el lugar era hermoso. No estaba preparado para lo amorosa que fue la multitud. Fue mucho más divertido de lo que podía imaginar. Y esta vez no va a ser radicalmente distinto, porque voy a hacer mis hits, pero traigo diferentes canciones del nuevo disco, que son muy divertidas, muy bailables. Creo que va a ser todavía mejor. Vamos a aprovechar para salir. Como Daisy está conmigo, no nos quedamos en el hotel. La vez pasada fuimos a varios restaurantes.
–Tu último álbum de estudio fue Beautiful Goodbye (2014). ¿Cuándo sale el próximo disco?
–Lo acabamos de terminar. Y se edita en octubre. Se llama Limitless. El primer single, que acaba de salir ("Another One Down") fue producido por mi hijo Lucas. Escribí el tema con él. Estoy muy orgulloso de esto.
–Una vez dijiste que cuanto más personal es una letra tuya, más universal se vuelve. ¿Cómo lo explicarías?
–Muchos de nosotros tenemos experiencias de vida similares. Lo específico es distinto, pero todos sabemos lo que es enamorarse locamente o que se te rompa el corazón. Y en cuanto a las relaciones, cuanto más personal es la letra, significa algo para quien lo escucha porque entiende de qué estoy hablando.
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