Ricardo Cavalli, el gran saxofonista del jazz argentino y el desafío de programar un nuevo festival
Como curador, diseñó la grilla del flamante Festival de Jazz de Costa Esmeralda, que se desarrollará entre este viernes y el domingo
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Ricardo Cavalli es un saxofonista, compositor y docente que está entre los nombres más destacados de la Argentina. Su abultado currículum incluye el haber compartido escenarios y grabaciones con grandes músicos de nuestro país, pero también con importantes figuras extranjeras, como Fred Hersch, Kenny Werner, Ari Hoenig, Paolino Dalla Porta, Stefano Bagnoli, George Garzone o Nasheet Waits, entre otros. Poseedor de una abultada discografía y de unos cuantos premios, su trabajo ha quedado plasmado en el film El soplo, realizado por el cineasta Martín Bidau en 2010. El motivo central de la charla con LA NACION es la responsabilidad que ha asumido como curador del primer Festival de Jazz de Costa Esmeralda, que ocurrirá entre este viernes 20 y domingo 22 de enero en el Anfiteatro del Golf de la localidad del Partido de la Costa. Aunque el jazz termina siendo, claro, el punto central de la conversación.
“A mí me convocó la gente del complejo Costa Esmeralda para que hiciera la curaduría de este, que es el primer Festival de Jazz en ese lugar. Y para esta primera edición quise convocar a músicos que conozco desde hace muchos años y que aprecio por diversas razones. Por supuesto que al ser un festival de sólo tres días quedaron afuera varios que espero convocar en futuras ediciones. Juan Cruz de Urquiza, un gran trompetista y uno de los mayores referentes del jazz en nuestro medio, va a tocar con un grupo hermoso de jóvenes talentos: la pianista Onella Contreras, la cantante Michelle Etienne Antoine y el contrabajista Iván Chapuis. Hernán Jacinto, un pianista que tiene en su bagaje a los grandes pianistas y a la historia del instrumento en el jazz (Bill Evans, Herby Hancock y tantos más) va a tocar con su trío, con Flavio Romero en contrabajo y Fernando Moreno en la batería. Y el día de cierre, el domingo, voy a tocar con el maestro Guillermo Romero en piano, que es otro gran referente del género en su instrumento, y con dos grandes músicos que no podían faltar, Jerónimo Carmona en contrabajo y Carto Brandán en batería”.
Costa Esmeralda es un complejo turístico-urbanístico-inmobiliario ubicado en el kilómetro 380 de la ruta 11, en el Partido de la Costa y muy cerca de Pinamar. Arrancó en 2004 y a la fecha lleva construidos varios barrios que incluyen zonas deportivas, paradores de playa, comercios, restaurantes, bares y espacios para actividades culturales. Es así que hace un tiempo ya que en los veranos se realizan actividades teatrales, muestras y conciertos de música clásica y de jazz. Tanto que el propio Cavalli había sido ya parte de alguno de esos ciclos.
-Decías que a la hora de seleccionar a quienes harían parte de este primer festival de jazz en Costa Esmeralda, pensaste en músicos que apreciás y conocés hace tiempo. ¿También podemos pensar en la existencia de un jazz argentino a la hora de hacer la curaduría de un encuentro como éste?
- Siempre me preguntan sobre el jazz argentino. No me atrevo a decir que hay un jazz de nuestro país. Creo, sí, que hay ciertos elementos en la tradición del jazz que pueden convivir con algunos sonidos o géneros locales y que eso da como resultado una música que puede sonar más de acá. No creo sin embargo que estemos frente a un colectivo homogéneo de los músicos que formamos este enorme mundo que en Argentina llamamos jazz, con una amplitud que a veces me llama un poco la atención. De todos modos, sabemos que cuando una forma de arte es sólida no necesita defensores y los títulos hacen agua, ¿no te parece?
Como se dijo, este primer Festival de Jazz de Costa Esmeralda, dedicado a quienes habitan en el complejo, ocurrirá este fin de semana, entre el viernes 20 y el domingo 22 de enero. Y a los músicos que mencionó Cavalli, debemos agregar al bajista y contrabajista Alejandro Herrera y a la agrupación Ad Libitum en la tardecita del sábado.
-Hace pocos días terminó una nueva edición del Festival de jazz de Punta del Este. Y hay dos encuentros que tienen ya larga tradición veraniega, como el de Mar del Plata (con sus distintas épocas y nombres) y el de Jazz en la Playa, que ha recorrido sedes variables como Pinamar, Villa Gesell, Ostende o la misma Mar del Plata. ¿Podríamos empezar a sumar a este de Costa Esmeralda en el contexto de esa tradición?
-Ojalá sea efectivamente el primero de muchos otros festivales de jazz en el futuro. Yo he tenido la suerte de tocar en prácticamente todos los festivales de verano que han existido en las últimas décadas, desde el de Punta del Este, donde toqué hace muchos años, hasta el de Mar del Plata o el de Jazz en la Playa que cruzaba por diferentes balnearios de la costa argentina. El jazz, dicho así en general, tiene una presencia muy grande en nuestro país. Los clubes andan casi todos muy bien en Buenos Aires. Ahora con Bebop, Thelonious, Virasoro o Prez a la cabeza, pero hay otros espacios donde suena esta música todo el tiempo. Así que de algún modo es natural que haya este tipo de encuentros también en verano. Porque si está este hábito de escuchar jazz constantemente en Buenos Aires es porque hay un público conocedor e interesado por escucharlo
-¿Cuál es tu presente musical más allá de lo del fin de semana en la costa?
- Antes de la pandemia, ganamos un premio con Guillermo Romero para grabar un disco. Lo haremos en breve, Dios mediante. Con Guillermo hemos tocado mucho con diversos y talentosos músicos de nuestro medio. Producto de eso fue la creación del concierto llamado “La historia del jazz”, que hicimos en Thelonious Club. Fue algo hermoso, un recorrido por los grandes nombres y períodos musicales de un género que ya cumple más de un siglo. Lo pasamos muy bien y creo que el público pudo además aprender algo más de la historia de esta música tan rica y tan apasionante. Por suerte estoy tocando bastante y es algo que disfruto muchísimo. Por lo pronto, este festival en Costa Esmeralda me resulta un comienzo de año muy auspicioso que esperamos venga cargado de lindos momentos y sonidos para compartir.
-¿Seguís teniendo alumnos además?
- Sí. Sigo con mis alumnos. Es algo que disfruto mucho. Los músicos tenemos el desafío de sintetizar mucha información técnica y por medio de ese proceso llegar a un resultado musical accesible, para evitar que la audiencia sienta que el jazz es un género complicado. Eso es cierto en parte, por la riqueza intrínseca de esta música, pero podemos decir que el llamado es a hacer que sea accesible sin comprometer su elegancia ni su sofisticación.
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