Recursos pianísticos y riqueza intelectual
Recital del pianista Bruno Gelber en homenaje a su trayectoria artística / Programa: sonatas Claro de luna, Waldstein, Pastoral y Apassionatta, de Ludwig van Beethoven. En Amijai.
Nuestra opinión: excelente.
El recital ofrecido por Bruno Gelber a un público que cubrió la totalidad de las localidades del templo Amijai ratificó la envergadura de sus excepcionales condiciones artísticas. Y, al elegir el músico argentino las sonatas apodadas Claro de l una, Waldstein, Pastoral y Apassionatta de Beethoven confirmó su sabiduría para encuadrar desde el punto de vista estilístico al compositor germano, aquel que vislumbró el futuro de la estética musical y contribuyó a la evolución técnica y sonora del fortepiano, detalle que el artista argentino remarcó con nobleza y profundo respeto hacia él.
Gelber puso a disposición de la música y del autor su riqueza intelectual, su ejemplar fuerza de voluntad, sus admirables recursos pianísticos, que incluyen naturalmente el de dejar escuchar un sonido inconfundible, tal como acontece con los grandes instrumentistas. La elección de las cuatro sonatas ya fue de por sí un acierto del artista; la Claro de l una destila delicadeza y sustancia melódica, ya que es un canto poético sencillo y contenido, surgiendo del teclado con liviandad y cautivante mesura, acaso imaginando los sentimientos de un joven enamorado al que se le niega el amor. La mirada interpretativa fue exquisita, dado que el pianista logró un clima poético contenido y sin abusar de contrastes ni de efectismos. Del mismo modo con la sonata Waldstein , llamada asimismo Aurora , en una versión en la que sabiamente el pianista remarcó los contrastes y las intensidades del sonido. Las vivas complejidades de esta sonata, precisamente por sus endemoniadas escalas y cambios de plano, fueron logradas con sobriedad y con un virtuosismo de cautivante transparencia.
Después del intervalo, la lección del artista continuó siendo una demostración cabal de encasillamiento estilístico con la Sonata Op. 28, acaso bautizada Pastoral por el burlesco Rondó gracioso de carácter campestre para una gran mayoría de oyentes germanos que han imaginado motivos característicos y un clima bucólico. Aquí conviene recordar a las corrientes educativas musicales que han pregonado que la música no tiene posibilidad alguna, sin la ayuda de las palabras, de dibujar un paisaje. Por último, se escuchó una admirable versión de la sonata Appassionata Op. 57, acaso una de las obras más extenuantes para los pianistas escritas por Beethoven, y aquí Bruno Gelber derrochó capacidad técnica, resistencia física y mental y, por sobre todo, sabiduría en aplicar un criterio estético que apuntó a presentar perpetuos e impetuosos arrebatos de la mente, indudablemente los que tuvo el creador alemán a lo largo de su vida.
El público, impelido por la grandeza del artista, la jerarquía del programa y el excepcional lugar que ocupa el músico nacional a nivel mundial, le tributó una larga y cálida ovación. Por su parte, el director de cultura de la Comunidad Amijai, Eugenio Scavo, le entregó al artista un presente en nombre de la Comisión de Homenaje, conformada por destacadas personalidades de la música en Buenos Aires.
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