En una entrevista exclusiva con LA NACION, la estrella de la canción española anticipa cómo será su regreso al Luna Park porteño y brinda detalles sobre la serie que cuenta su historia; la competencia con otras celebridades y su mirada sobre el mundo actual
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“Buenos días para ti, ¿no? ¿Cómo estás?”. Saluda con su inconfundible voz marcada por el salero español que en él encuentra un lucimiento especial. Para él es la hora del té y Raphael interrumpe la ceremonia para conversar telefónicamente con LA NACION.
“Estoy ansioso por que llegue el 14 de mayo”, se entusiasma y, con indudable oficio introduce de movida la fecha de su próximo concierto en Argentina, el primero desde que irrumpió la pandemia de Covid-19 en el mundo. La cita será en el Luna Park porteño, donde el gran divo de la música popular española celebrará sus sesenta años de carrera con un show que lleva por título Raphael 6.0. “Hace más de tres años que no estoy allí, pero mis recuerdos están tan intactos, como si hubiese estado anoche”, grafica sabiendo que en nuestro país cuenta con fieles admiradores no sólo de su música, sino también de su pensamiento y de esa forma tan entradora para relacionarse que lo convierte en un seductor innato.
Permanencia
-En este tiempo, usted está celebrando sus 60 años sobre el escenario, un privilegio de muy pocos artistas.
-Lamentablemente, son muy pocos los que llegan a ese número, pero bueno, aquí estoy yo para suplir ese hueco.
Ríe con ganas celebrando su respuesta, este hombre nacido en Linares que, cuando pise suelo argentino, estará estrenando sus 79 años, cumplidos el 5 de mayo, pocos días antes de su arribo al país. El número no es más que un formalismo, porque mantiene su vivacidad y su impronta veloz para responder.
-¿Cómo será la presentación en el Luna Park?
-En mi nuevo concierto voy por todo, para que mi público disfrute. Estarán mis canciones de siempre y, también, las de ahora.
-Canciones de ahora, ¿a qué se refiere?
-En estos momentos estoy grabando.
-Esa ha sido una característica de su carrera, jamás se ha detenido en los hits aprobados, sino que siempre ha ido en búsqueda de nuevos sonidos y apeló a otros lenguajes artísticos, como el cine.
-Si no fuera así, ya me hubiese ido hace tiempo.
-Actualizarse es un saludable recurso para el artista...
-El público lo merece. Cuando la gente va a verme sabe que, por supuesto, le voy a cantar las canciones de siempre, pero que también les llevaré unas cuantas novedades.
A esta altura, Raphael es una verdadera leyenda de la música internacional. Su figura magnética ha logrado cifras que estremecen. En estas seis décadas de trabajo ininterrumpido, vendió más de setenta millones de placas, grabó 56 discos de estudio y recibió 326 discos de oro. En ese derrotero, fue el primer artista español en conseguir el Disco de Uranio. Además de su intachable carrera musical, se atrevió al cine en 15 oportunidades, lenguaje en el que también aportó sus virtudes vocales.
Como precursor de la balada romántica en España, su arte recorrió el mundo y generó hitos como aquella actuación de 1969, en el Madison Square Garden de Nueva York. Y si su voz seduce al mundo, en su España natal lo idolatran con reconocimientos permanentes como aquella distinción que lo corona como hijo adoptivo de la Ciudad de Madrid.
-¿Mantener el deseo es la clave de la superación y la vigencia?
-Cuando se pierde el deseo se pierde todo.
-Se dice que, en toda carrera artística, el secreto no es llegar sino mantenerse. ¿Cuál ha sido el suyo para permanecer en la cima con rango estelar y despertando el interés de la gente durante tantas décadas?
-No hay secretos para permanecer sesenta años en actividad, pero lo que sucedió conmigo y con el público ha sido una excepción muy grande. En Buenos Aires, desde el primer día que lo visité hasta hoy, siempre he contado con el apoyo del público que me ha mantenido vigente. El público nunca me ha fallado, ellos saben de mi preocupación por hacer cosas nuevas y que les interesen, sin olvidar nunca todo lo bueno que he hecho. Mirá, con respecto a eso que planteás sobre el llegar y el mantenerse, te debo decir que llegar es relativamente sencillo si tienes condiciones y te acompaña un golpe de suerte, pero continuar durante sesenta años es tremendamente difícil. El público me ha ayudado muchísimo, me ha tenido siempre presente, eso ha hecho que a estas alturas esté empezando de nuevo.
-Acepto el concepto de golpe de suerte, pero, en su caso, no es lo único. Detrás de la marca Raphael hay un artista enorme.
-Eso lo dices tú y te lo agradezco de todo corazón, pero yo no puedo decir esas cosas, sería muy vanidoso.
Competencias
-Cuando se llega a determinado rango en la carrera artística como es su caso, ¿aparecen los celos y las envidias? ¿Raphael tiene enemigos?
-Yo te juro que no tengo enemigos, no hay quien tape lo que uno ha hecho. Nunca los he tenido, ni los voy a tener. Cuando aparecen nuevos contrincantes, solo busco estar a la altura y poder hablarnos de igual a igual.
-Pienso en colegas suyos como Julio Iglesias o Luis Miguel, que son grandes estrellas internacionales como usted. ¿Los divos de la música tienen algún tipo de vínculo?
-Trato con todos, todos... bueno, con todos no, porque con algunos no hemos coincidido, pero con casi todos.
Elegante, prefiere no nombrar a ninguna de esas figuras de peso específico igual que él. Sutilmente, da un golpe de timón buscando evadir el tema: “En mi nuevo disco estoy trabajando con un compositor genial como es Pablo López. Es que a mí me gusta trabajar con gente joven, con bríos y con ganas de llegar a un lugar determinado. Yo voy a ayudarles en lo que pueda y ellos me ayudan a mí con sus canciones, ya que, lamentablemente, no soy compositor. Como soy intérprete, necesito de esa gente”.
-¿Nunca le nació el deseo de escribir?
-Todas las canciones tienen algo que he metido, ya sea la idea, la forma de la canción o el final. Siempre tienen algo mío, pero, como soy muy exigente, he preferido que las canciones las haga gente que lo sabe hacer mejor que yo.
-En todo cantante hay un rasgo de actor a la hora de interpretar esas historias musicalizadas de tres minutos. En su caso, eso se potencia con una cuidadísima puesta en escena y vestuario y una comunicación corporal con el público.
-Es que yo soy así, tanto cantante como actor. Dios me ha regalado una voz que no está nada mal.
-Nada mal...
-La exploto. Pero también me he atrevido a hacer Dr. Jekyll y Mr. Hyde, pues tengo una basa muy grande de actor. Tengo una historia larga y fructífera, sobre todo de contenidos.
Sigue siendo aquel...
Una vida personal ofrendada a su familia y una carrera internacionalmente alabada son la materia prima de Raphaelismo, el documental, serie que retrata vida y obra de quien fuera apodado, allá lejos y hace tiempo, “El niño” y que se convirtió en uno de los próceres de la cultura española.
Casado con Natalia Figueroa en 1972 y padre de Jacobo, Alejandra y Manuel, quienes prestaron colaboración para la realización de esta producción, un material ineludible que aborda la figura del hombre de Linares nacido como Miguel Rafael Martos Sánchez. “Ya lleva tiempo exhibiéndose en España en una plataforma y ha sido un éxito muy grande, estoy muy contento con el resultado. Vosotros la vais a ver en un par de meses”.
-No alcanzan los episodios para contar su vida.
-Son cuatro episodios de una hora, lo suficiente para que la gente se de una idea.
-¿En qué se diferencian Miguel Rafael Martos Sánchez y Raphael? ¿Son muy distintos?
-Son exactamente iguales, son gemelos.
-¿Quién es el más virtuoso?
-Ya te he dicho que somos gemelos…
-Iguales en todo.
-Bueno, el mejor de los dos es Raphael.
-Había diferencias, entonces...
-El que manda es Raphael.
-¿Cómo vive su vida Miguel Rafael Martos Sánchez, ante la fama de connotaciones internacionales de Raphael?
-Tratando de llevar los éxitos y los no tanto, y también las penas, con dignidad. Hay que estar tranquilo y si se ha tenido un éxito muy grande, decirlo, pero no mucho, lo justo. Hay que tomarlo todo con cierta tranquilidad. Pero esa tranquilidad no se traslada al escenario, tú ya lo sabes.
-Lo que sé es que cada concierto suyo está atravesado por una energía muy poderosa que excede el canto y tiene que ver con aquello que usted desarrolla sobre el escenario.
-Y eso, a veces, es más difícil que cantar, pero yo soy feliz entregándome de cuerpo y alma, y así vamos llevándola muy bien.
-Durante la pandemia, los artistas han extrañado mucho el contacto con el público, ¿cómo transitó y transita este tiempo tan particular de la humanidad?
-A los tres meses de comenzado todo esto, pues me puse a grabar. Grabé dos discos, pero muy tranquilo desde la cuestión discográfica porque ya los tengo adelantados.
-Esos discos, ¿incluyen temas nuevos o son los clásicos de su repertorio?
-En su mayoría son temas nuevos, pero otros no tanto.
-¿Cuándo regresó a los escenarios?
-En la Navidad de 2020 hice mis conciertos de Navidad en Madrid.
-No hubo pausa.
-Exactamente. Aunque recién volví a actuar en vivo cuando las leyes de España así lo consentían. Prácticamente he seguido trabajando normalmente y, luego, se ha agregado el documental que he hecho todo el verano pasado en España y ahora me toca dar el salto a América, continente que tanto quiero, donde estaré hasta final de mayo.
-Raphael, cada noche, ni bien apoya su cabeza sobre la almohada, ¿cuál es ese último pensamiento que aparece en su mente antes de dormir?
-Te voy a contar un secreto...
-Dígame.
-Yo duermo sin almohada.
Se ríe ante su ocurrencia, muy simpático, con ese tono de voz inconfundible y un fraseo tan personal: “Soy una persona de pensamiento y obra. En ese momento de la noche, pasa por mi mente todo lo que he hecho durante el día, qué cosas válidas he hecho y aquello que quedó pendiente, concretarlo mañana”.
“Sigo siendo aquel”, confiesa en una de sus canciones. Y tiene razón. Su poder de seducción intacto y su inteligencia lo convierten en un personaje sumamente atractivo más allá de la escena. Raphael es de esos artistas que también se gozan cuando se presta atención a sus palabras, a las ideas lúcidas que hacen al artista y al hombre: “Siempre hay que estar aprendiendo y haciendo cosas”, finaliza, sin dejar de remarcar su enorme emoción por volver a Buenos Aires, a esta tierra a la que alguna vez homenajeó cantando un tango.
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