Radiohead en la Argentina: la noche en que todos fuimos "weirdos"
Nueve años después de su última visita, Radiohead volvió a la Argentina para ofrecer un recital que muy probablemente se ubicará en el podio de los mejores del año. Tras la edición de su último disco, A moon shaped pool, en 2016, la banda británica llegó a Buenos Aires con un repertorio ya probado en el mundo y con una setlist diseñada para provocar ese tumulto de sensaciones que significa cada canción, tumulto que define la esencia de banda. El público argentino esperaba mucho y tuvo lo que pidió: un regreso superlativo. También actuó en consecuencia: quienes siguen desde siempre a Radiohead forman parte de una generación anterior a la millennial y, en los tiempos de grabar todo con el celular, hubo una reivindicación para los que creen que al recital hay que sentirlo, no filmarlo.
"Gracias por estar aquí", dijo Thom Yorke en una de muchas reverencias a la marea de 39 mil personas que se congregó en Tecnópolis para ver a la banda que comenzó a tocar media hora después de lo previsto, a las 21. Con los primeros acordes de "Daydreaming", la espera quedó en el olvido.
El festival Soundhearts había abierto sus puertas a las 16 y no fueron pocos los que se acercaron temprano para calentar motores junto a las bandas teloneras –Rocco Posca, Junun, formación del guitarrista Jonny Greenwood, y Flying Lotus- y, sobre todo, asegurarse un lugar contra las vallas de frente al escenario, para ver a partir de las 20.30 a la banda de sus amores. Cuando finalmente las cinco cabezas aparecieron en el escenario la marea de gente rugió. Hubo euforia hasta el desborde: promediando el recital, Thom Yorke tuvo que parar todo porque la marea se había descontrolado. "Vamos a parar por un problema de seguridad, antes de que salga alguien seriamente herido", pidió. La interrupción fue de 15 minutos, suficiente para causar incertidumbre entre muchos que temieron por la gravedad de la situación. Pero Thom Yorke manejó el mal momento con pericia. En primer lugar, se tomó el inconveniente con seriedad pero demostró estar tranquilo y de buen humor. Conversó con Jonny, hizo algunos chistes y cantó un fragmento del tema que había sido interrumpido, "The Gloaming", a capella. Luego, tomó el toro por las astas: "Les pido a todos que se hagan un paso atrás, si no alguien puede salir lastimado. En unos minutos reanudamos", dijo y pidió agua para la gente. Tras reorganizar el "pogo", el recital continuó. Hubo, sin embargo, muchas personas que debieron ser atendidas por los médicos a lo largo de toda la noche.
Una setlist explosiva
El recorrido de temas propuesto por la banda fue sin dudas lo mejor de esta visita. Un verdadero tour por los puntos más fuertes de la trayectoria de Radiohead, entre los clásicos y las nuevas canciones. Después del comienzo con "Daydreaming" y "Ful Stop", solo sonaron tres temas más de A moon shaped pool: "The Numbers", "Desert Island Disk" y "Present tense".
Cada vez que agradeció, Yorke lo hizo en español. Mientras la banda se lucía con una armonía exquisita en un predio sin diseño de acústica como lo es Tecnópolis y demostraba un trabajo de excelencia en el sonido, la voz del frontman dio cuenta de todo su talento. Momentos de pura sensibilidad como "Lucky", "Pyramid song" –con un trabajo delicioso de bowed guitar de Greenwood- o "Paranoid Android" llegaron a puntos de extrema belleza gracias a los matices vocales del cantante. También gracias a la quietud: el público de Radiohead se conmueve en silencio, para sentir mejor. Nadie habla. Ni siquiera susurra. Y filmar, ¿para qué?, mejor vivirlo.
La lista de temas sumó también "Everything in Its Right Place", "Let Down", "Bloom", "My Iron Lung", "I Might Be Wrong", "Weird Fishes", "Feral", "Bodysnatchers", "Climbing Up the Walls", "There There", "Exit Music (for a Film)", "The National Anthem" e "Idioteque". El primer bis fue puro fuego: "2 + 2 = 5" seguida de "Paranoid Android", para dejar al público encendido. El golpe de gracia vino con el cierre: "Creep". Que Yorke odia la canción que es el hit por antonomasia de la banda es de público conocimiento. En el pasado, se mantuvo hasta siete años sin tocarla. Pero en 2016 decidió reconciliarse con el mito y darle un lugar en sus listas de temas. Sin embargo, aunque la había interpretado en algunos destinos de esta gira, no estaba previsto que lo hiciera esta noche. Grata sorpresa que fue celebrada con coros y ahora sí, celulares para registrar el momento.
"Gracias por venir aquí esta noche. Sé que somos raros. Fucking gracias". Una reverencia más. Que vivan los "weirdos".
Salida caótica
Si bien se habilitaron dos salidas, una por General Paz y otra por Constituyentes, evacuar el predio no fue tarea fácil. La marea de gente que siguió el recorrido previsto hacia la puerta principal se vio encajonada en un sector con escaleras que hacía imposible ver los escalones. El efecto embudo y la imposibilidad de ver el piso cuando hay una subida por delante pueden hacer de un tropiezo una tragedia. Ni hablar del peligro de evacuar el lugar en una situación de crisis por esas escaleras. La organización de los espectáculos en Tecnópolis deberá tener en cuenta esto de ahora en más.
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