Ulises Butrón era uno de esos casos poco comunes: un músico que, además de destacarse como un guitarrista tan brillante como original –poco afecto a los clichés del instrumento–, sobresalía en todos los ámbitos en que se desempeñaba, ya sea como productor, compositor, cantante, arreglador, creador de bandas de sonido y bandleader, tanto de sus propios grupos como de muchos artistas, desde los más célebres hasta otros desconocidos, que procuraron sus servicios.
En 2012, Rolling Stone lo ubicó en el puesto 56 entre los 100 Grandes Guitarristas Del Rock Argentino. Allí se lo definía como "uno de los primeros en atreverse a desafiar la tradición blusera del rock argentino y explorar, a través de sonidos procesados, pedales y efectos, el lenguaje del post-punk". Podría decirse que Butrón, junto a Gustavo Cerati y Richard Coleman, fueron quienes redefinieron la función de la guitarra eléctrica en el contexto del rock nacional.
Muchas de las experiencias vinculadas a ese nuevo sonido surgido en los albores de los 80 lo tuvieron como protagonista o participante, incluyendo a Los Encargados (fue uno de los que tuvo que sortear los proyectiles en el B.A.Rock de 1982), los inéditos SIAM (junto a Melero y Richard Coleman), una primitiva formación de lo que luego sería Soda Stereo (que llegaron a registrar un tema suyo en su primer demo), Luis Alberto Spinetta en su etapa Privé (álbum en el que tiene un papel importante) y lo que quizás fue su criatura más perfecta, Metrópoli, cuyo núcleo creativo estaba contituído por Ulises junto a la cantante Isabel de Sebastián. Su tema más perdurable es "Héroes Anónimos", que fuera reactualizado para una nueva generación por Catupecu Machu –una de las muchas bandas que reconocían su influencia–, cuando lo versionaron en 1998 en su disco A Morir!, convirtiéndolo en un caballito de batalla de sus presentaciones en vivo.
Pero, además, Butrón conocía a la perfección la arquitectura del rock y el pop clásico, y por eso es que también fue invitado para integrar las bandas de Fito Páez (en dos oportunidades, primero en la época de Ey! y El amor después del amor, y más adelante para Enemigos íntimos, junto a Joaquín Sabina, y Abre ) y Miguel Mateos.
Al mismo tiempo que colaboraba con Páez, armó otro de sus proyectos, La Guardia Del Fuego, junto a Oscar Reyna (luego guitarrista de Skay en toda su carrera solista), Marcelo Vaccaro y Javier Miranda, con los cuales registró un par de álbumes, y tocaron como teloneros de Guns N’Roses, Peter Gabriel (que los eligió personalmente para que fueran su banda soporte) y el propio Fito.
En esta época de intensa actividad también fue convocado por los realizadores de la discutida Tango Feroz (1993) –la película que recrea en clave ficcional la vida de Tanguito y los orígenes del rock nacional–, para aportar la primera voz (y algunas guitarras) en varios de los temas de su banda de sonido, incluyendo el hit "El amor es más fuerte", compuesto por Fernando Barrientos y Daniel Martín, de Caín Caín, una banda mendocina que Ulises había producido el año anterior.
Como productor, aportó su sabiduría en el estudio en trabajos de Fabiana Cantilo, Fena Della Maggiora y el vasco Mezo Bigarrena, entre otros. Este último, compositor valioso y personaje maldito de la escena porteña que terminó suicidándose en 1993, aparece cantando junto con Ulises en "Por piedad", una bella canción aparecida ese mismo año en le primer álbum de La Guardia Del Fuego, Primera Vista.
Su faceta de compositor de canciones queda ampliamente expuesta en el repertorio de Metrópoli y La Guardia Del Fuego, pero quizás donde aflora más claramente su exquisita sensibilidad es en los dos discos que editó como solista, separados por 18 años: el casi psicodélico Viajero (1997), grabado junto a Rouge –el grupo integrado por María Gabriela Epumer, Claudia Sinesi y Andrea Alvarez–, y el prácticamente ignorado Lejos (2015), producido por su amigo y compinche de muchas aventuras, Fabían "Tweety" González, que directamente no tuvo edición física.
Pero además de sus múltiples trabajos profesionales, Ulises siempre tenía palabras de aliento y consejo para músicos principiantes y/o desconocidos, y una empatía especial con los postergados, los artistas que se "hacían de abajo". No es casual que haya sido uno de los fundadores de la UMI (Unión de Músicos Independientes), desde la cual alentó el surgimiento de cientos de bandas emergentes.
Seguramente por eso era conocido con el afectuoso apodo de "el Tío", por sus muchos amigos (famosos y de los otros), que poblaron las redes sociales de sentidos mensajes cuando se supo de su fallecimiento por una neumonía, a los 56 años.
Había algo en él que lo hacía rebelarse contra la perspectiva de volverse muy famoso, contra los premios que el sistema otorga a los "triunfadores". No es casual que los discos de Metrópoli (a diferencia de la mayoría de sus contemporáneos) nunca hayan sido reeditados en ningún formato, y que buena parte de su discografía sea inconseguible, o haya quedado directamente inédita. Quizás, él mismo prefería seguir siendo un héroe anónimo.
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