Quién es quién en el trap: para entender el fenómeno musical del año
El surgimiento del trap local coincidió con una viralización global del género y marcó un cambio de época en la industria musical. La música urbana cambio el sistema del pop predominante en los rankings internacionales. Spotify y YouTube se convirtieron en las plataformas de difusión paralelas a la radio, donde no se pasaba trap local: todavía hoy cuesta escuchar una canción de Duki que es uno de los "hitboys" del género.
En dos años el trap explotó y se convirtió en la banda sonora de millenials, centennials y la generación alfa (nacidos en 2010) de distintas clases sociales: la segunda edición del Buenos Aires Trap, que se realizará hoy, desde el mediodía y hasta la medianoche, en el Hipódromo de Palermo, con una abundante grilla con referentes del género local y artistas internacionales como C-Tangana, lo confirma.
Las batallas de rap en las plazas –certámenes como El Quinto Escalón, Halabalusa o Las Vegas, todos inspirados en la trama de la película 8 Mile: calle de ilusiones (2002), protagonizada por el rapero Eminem– fueron el semillero de la mayoría de las figuras de la actualidad. En ese campo de acción moldearon su estilo propio, con un lenguaje que los separara del mundo adulto; se hicieron un nombre a base de rimas improvisadas y de millones de likes en las redes sociales.
A partir de ahí, el movimiento del trap local se desprendió como un subgénero del hip hop. Tomando el espíritu DIY ("hazlo tú mismo", en inglés), creció lejos de los grandes sellos discográficos y los medios periodísticos. Los artistas se volcaron a estudios caseros de grabación a las órdenes de jóvenes productores como Omar Varela, 0-600 y Orodembow de Coral Casino (pioneros locales del trap) y así como casas audiovisuales como Ballvé y Orco Videos.
La escena se hizo fuerte desde un espíritu de hermandad, apoyándose mutuamente en conciertos y grabando en temas de otros,acompañando la tendencia global de los featurings (colaboraciones) en todos los géneros, por afinidad estética o amistad.
El trap se expresó como un nuevo grito de rebeldía y como el mejor y más rápido producto de consumo pop en el siglo XXI. Los artistas del trap vienen del under y el freestyle, pero son del mainstream sin serlo del todo. Fueron abrazados por las marcas para sus publicidades y para vestirlos a la moda y promocionar sus productos, pero son librepensadores: hacen y dicen lo que quieren, rompiendo cualquier corrección política y musical.
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Se convirtieron en figuras de los festivales como el Lollapalooza y a nivel internacional su estilo llamó la atención de artistas como J.Balvin, Bad Bunny, Steve Aoki y Ed Sheeran, que los invitaron a colaborar con ellos.
El nuevo género predominante de la época–como lo fue el tango en los 40 y 50, el folclore en los 60, el rock a partir de los 70 y la cumbia en los 90 y 2000– es hijo díscolo y perturbador del hip hop. El trap nació en la ciudad de Atlanta hace una década: su nombre viene de los lugares donde se vendía crack en esa zona sur de Estados Unidos. El trip psicodélico, afín al consumo de sustancias, con una base electrónica cadenciosa asociada al baile de las strippers de los clubes nocturnos, patentaron la trilogía temática de sus letras: sexo, drogas y dinero fácil.
Los creadores al sur del sur se apropiaron del género y crearon un producto provocador con su propia jerga, que condimentaron con otras bases musicales y el cruce de géneros latinos como el reggaetón, citas al rock local, el tango, la balada pop y sampleos de la vieja escuela del rap. A la narrativa urbana y universal del trap, que varía con el entorno cultural de cada artista, le agregaron una dosis de lunfardo, irreverencia, épica y ascenso social, que pegó fuerte en la representatividad de sus seguidores argentinos.
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El fenómeno del trap avanza tan rápido que los nuevos artistas se abren paso rápidamente, rompiendo la marca del anterior y trazando una nueva huella, o creando nuevos hitos de viralización. Por eso no puede haber una lista definitiva del trap hoy sin que cambie mañana. Es un movimiento en formación. Ni siquiera sus cultores saben a ciencia cierta cuando el género mutará. Como en el punk, no hay futuro: sólo viven el presente, que es el mejor que les toca vivir.
Duki. El número uno del género. Su tema "No vendo trap", editado como single a fines de 2016, funciona como punto de partida del movimiento. Algo así como el "Rebelde" de Moris en el rock nacional. Su forma de cantar con el autotune es distintiva, rompiendo las palabras y las melodías, con un estilo que fluye como nadie con los beats de las bases. Estableció las primeras marcas millonarias con sus videos y sus hits ("Rockstar", "Hello Coto" y "She Don’t give a fo") que fue subiendo a las plataformas digitales. También creó las reglas de su propio juego marcando un camino en la escena: no arregló con los sellos multinacionales. Es padrino y potenciador de la carrera de otros artistas. Este año editó su primer disco, Nueva sangre joven, una declaración de principios, con críticas dispares, pero que funciona como un testamento generacional.
YSY-A. Si este rapero no hubiera creado El Quinto Escalón, la batalla de rap de Parque Rivadavia, seguramente muchas de las estrellas del trap actual no existirían. Es de alguna manera el fundador y cerebro de este nuevo movimiento junto a Duki. Su primer disco Antezana 247 es también un álbum seminal. Las rimas explosivas, la disrupción experimental de las bases y un trabajo conceptual definen a uno de los mejores artistas de la escena.
Cazzu. La jujeña se convirtió en una artista clave de la movida. Desde los 15 años trabaja profesionalmente en la música, aunque encontró en las rimas, el trap y los ritmos urbanos su casa natal. A partir de su primer disco Maldades (2017) con hits como "Killa", la cantante irrumpió con una personalidad fuerte en una escena considerada machista. Su último álbum, Error 93 (el año de su nacimiento) definió una estética emo, con letras sobre relaciones amorosas, que la transformaron en "la jefa" del trap. Sus tres noches con entradas agotadas en el Teatro Opera en octubre y el anuncio de un estadio Luna Park para el 14 de marzo confirman su liderazgo en el género.
Nicki Nicole. "Yo no quiero Prada, ni que me obsesione con algo que no hay, solo quiero vivir y ya", canta la rosarina de 19 años en el hit "Años luz", marcando la filosofía detrás del fenómeno de su primer disco Recuerdos. La artista subió a las plataformas digitales su primer tema en abril último llamado "Wapo traketero". El efecto de su voz hipnótica –con un timbre dulce y heredero del soul de antaño– causó sensación en el ámbito del trap. En pocos meses, los singles de la artista entraron en el ranking mundial de Spotify con tres millones de escuchas mensuales y fue invitada a tocar en festivales como La Nueva Generación. Si Cazzu es la reina, Nicki sería la princesa. "Es la nueva crack de la escena", dijo hace poco el streamer Coscu, un referente de las redes sociales, en el podcast Una playlist de Sportify.
Khea. Su madre es cantante de ópera y su abuelo un fanático del tango. A los 11 años, Khea ya estaba escribiendo sus propias letras. Entrada la adolescencia, su fascinación por artistas del reggaetón como Don Omar torcieron su rumbo musical. Conoció las batallas de rap y las rimas se volvieron oro entre sus manos. Omar Varela, del sello independiente Mueva Records, quien catapultó a una decena de estrellas del género, produjo su single "Loca", donde participaron Duki y Cazzu. Fue el hit que cambió la escena del trap local, superando las cien millones de visitas en YouTube en poco tiempo. Bad Bunny, reconocido ícono del trap latino luego hizo un remix de la canción. El tema se convirtió en un hit global.
Paulo Londra. El artista cordobés es un caso aparte. Es uno de los cantantes del género con mayor proyección. Cambiando el estilo del trap, sin abusar del autotune y creando un fraseo más melódico, con letras aptas para todo público, el cordobés pegó en toda América Latina y llegó hasta oídos de la estrella pop Ed Sheeran, que lo invitó a participar de su último disco. Imparable, como un cohete a la luna, sus canciones acumulan millones de vistas en YouTube, tal como cuenta en el hit "Condenado al millón", la canción que inauguró la escala global de su popularidad y el primer trabajo que estableció la exitosa sociedad con el productor colombiano Ovy on the drums. En noviembre marcó un récord de público para el género cuando cantó en el Hipódromo Argentino frente a 25.000 personas.
Neopistea. A los 14 años, este artista ya grababa y se producía sus propios temas en una computadora que le había dado el programa Conectar Igualdad. El rap vieja escuela (old school) formó sus rimas más crudas, que reflejaron la vida en el conurbano y sus primeros trabajos en el mixtape Codeína. Con el power trío Modo Diablo, que conformó junto a Ysy A y Duki, fueron la sensación del verano en las costas argentina y uruguaya. En su hit "Quavo", había una línea que lo dice todo: "cuando salgo por el barrio soy el Diego". Aprovechando el éxito reunió a la primera plana del trap local para hacer un remix de "Tumbando el club", que pegó otro golpe viral. Fichado por Sony, su estilo se fue abriendo a otros géneros y colaboraciones, como aquella con la cantante soul Chita y la dupla que armó con Dante Spinetta.
Dakillah. A los 19 años, Dakillah es una de las revelaciones del trap, a partir de la popularidad de "Oro negro" y "Actitud", con millones de visitas en YouTube. Todas las horas que pasó improvisando rimas en las plazas junto a artistas que la doblaban la edad fueron capitalizadas en canciones. En dos años, tras firmar con Sony Music, el ascenso de la artista fue rápido. Morena Jabulij se crió en un hogar de clase media de zona norte con mujeres fuertes. Aprendió con pistas de karaoke en YouTube y el freestyle fue su plataforma de despegue. Su falta de prejuicios –escuchó desde Nina Simone y Amy Winehouse hasta el reggaetón de Don Omar– le permite colaborar con artistas tan disímiles como Angela Torres y Juan Ingaramo.
Bizarrap. Productor del momento a partir de que sus sesiones musicales que se volvieran virales. Su tema con Nicki Nicole entró en la lista de los cien temas más escuchados a nivel mundial. En su estudio de Ramos Mejía, el productor anónimo(no se conoce su nombre ni su rostro) reunió a la creme de la creme del género para crear tracks inéditos. Dani, Dillom, Lit Killah, Peke 77, Aleman, Ca7riel y Trueno, el último campeón nacional de la batalla de gallos, pasaron por su estudio.
Bhavi. Impulsado por Duki, cuando lanzó su primer tema "Mojaa" para Mueva Records, el rapero que escribió la mayoría de sus primeras canciones en el exterior, cuando vivía en Bélgica, fue en franco ascenso, aunque más lento que el resto de sus contemporáneos. Ligado en un principio a la música electrónica, su base musical se amplió del dubstep hasta un ícono de la canción como Jorge Drexler, a quien considera su máximo referente. Este año participó del Lollapalooza y sigue expandiendo su carrera.
Luchito SSJ. El benjamín de las batallas de rap tiene 17 años, pero ya participó de momentos clave de la escena como "Tumbando el club", el tema que reunió a toda la primera plana del trap y hits como "Jimmy Fallon", con más de tres millones de visitas, que suenan en los auriculares de una nueva generación.
Ca7riel y Paco Amoroso. Su escuela fue el rock y la música progresiva. Integrantes de la banda de fusión Astor, el trap se convirtió en un milagro que puso de cabeza sus vidas. Ca7riel es multinstrumentista y Paco tocaba la batería en su antigua banda. Sin embargo, el choque de planetas conformó esta dupla única en el género. Con hits explosivos como "Jalajala", "Ouke" y " A mí no" y tras un crecimiento meteórico en 2018, el grupo pega el salto a la consagración con su llegada a Obras el próximo 20 de diciembre.Convertirán el extemplo del rock en el nuevo templo del trap.
C.R.O. El rapero neuquino apareció con uno de los lenguajes más crudos del género con su agrupación Bardero$ junto a Homer el Mero Mero, una referencia en el hip hop local. En su canal oficial como solista aparece la leyenda: "No es música, es droga". Su eclecticismo experimental le permite jugar con un sonido electrónico, bailable y pop más cerca de una versión triple X de Babasónicos, o tomar la actitud grunge de un Kurt Cobain.
Wos. El rapero y actual campeón internacional de la Batalla de los Gallos lanzó este año su primer disco, Caravana. Sus letras con contenido social pegaron fuerte en la nueva generación. Valentín Oliva le escapa a los encasillamientos y nutre su música con una lírica potente, como aguafuertes porteñas de la adolescencia. Su primer hit, "Púrpura", lo metió dentro del movimiento del trap, aunque hizo un camino en paralelo creciendo de una manera bestial en los últimos meses. Su participación en el último festival Mastai junto a Ciro y los Persas en un cover de "Pistolas" de Los Piojos, lo puso en el ojo del público del rock. Apenas anunció sus shows en el Luna Park, las entradas se agotaron en pocas horas (agregó una función para el 19 de diciembre) demostrando que se convirtió en el nuevo referente local del hip hop.
Para entender las letras del trap
Autotune: un procesador de audio creado para enmascarar inexactitudes en la afinación vocal. El trap, sin embargo, lo utiliza como un instrumento más. Artistas como Lil Wayne, Snoop Doog y Kanye West, crearon un estilo en sus discos en base a este recurso tecnológico.
Bitch: se utiliza como "novia" o "levante". Término muy utilizado por la banda española Las VVitch, pionera en incorporar el feminismo al género trap, y que se hizo popular con su primer single "Yo no soy tu bitch".
Flexy: sentirse cómodo, confiado, seguro de uno mismo. Está relacionado también con la ostentación.
Flow: tener "flow" es tener estilo, seguir el ritmo, dejarse llevar por la música. En el rap se refiere a la capacidad del intérprete de cantar y transmitir la música y su ritmo.
Gucci: el trap suele mencionar reconocidas marcas de lujo. Decir que "está todo Gucci", es una manera de decir que está todo "muy bien".
Güero: palabra utilizada en países de habla hispana que se refiere en forma afectiva al "barrio". También alude a personas rubias o de piel blanca.
Modo diablo: significa "estar vivo". Esta expresión fue popularizada por Duki y se utiliza cuando se está con mucha energía o ganas de hacer algo.
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