"Proud Mary", una perla del rock clásico inspirado por la Quinta Sinfonía de Beethoven
Más allá del lacio imperturbable, ¿qué tienen en común el Señor Spock y Sergio Denis? Muy simple: tanto el Primer Oficial Científico de la U.S.S. Enterprise como nuestro platinado cantante de Coronel Suárez grabaron sus propias versiones de "Proud Mary". Separados por el idioma y miles de kilómetros, ambos cayeron rendidos a los pies de la misma canción de Creedence Clearwater Revival . Claro que no fueron los únicos.
Aunque hundía sus raíces en el fango norteamericano, la composición de John Fogerty sintonizaba con el corazón de toda una generación. Su certificado no prometía larga vida y prosperidad, pero irradiaba todo el júbilo y la incertidumbre que significa entregarse al destino de cada uno. A principios de 1969, exactamente ese era el abrazo del planeta.
Con una ayudita de Beethoven
A mediados de los sesenta, sin embargo, las partículas del tema eran polvo en suspensión. Barcos a vapor, películas de cowboys, coros góspel, trabajos mal pagos y una banda que aún se llamaba The Golliwogs. Las malas noticias solían llegar por correo y, en medio de la Guerra de Vietnam, Fogerty recibió un telegrama anticipando su inminente reclutamiento para el servicio militar. Veloz de reflejos, ese mismo día se acercó a la Guardia Nacional y fue tomado como voluntario en la fuerza de reserva.
Fogerty, que era un muchacho disciplinado, usó el tiempo para fortalecer sus habilidades como compositor. Mientras los hippies se subían al carromato gitano del Verano del Amor, él se sentó delante de una pared en blanco y no se levantó hasta que apareció una canción. Así, durante sus días como soldado en Fort Bragg, Fort Knox y Fort Lee, escribió todo el primer repertorio de Creedence Clearwater Revival.
En el verano de 1968 llegó a su departamento y encontró un sobre lacrado con su nombre. Era el anuncio de su baja. Salió corriendo al patio, dio un par de saltos de felicidad y, propulsado por ese mismo ánimo, se sentó a escribir. Esta vez sobre una lavandera llamada Mary, sobre el perfil del río Mississippi, sobre un viejo film de Will Rogers (la frase "rollin' on the river", de hecho, fue extraída de un parlamento del actor). "Sabía que, enterradas dentro mío, estaban todos estos pequeños trozos y piezas de historia americana", dijo Fogerty. "Estaban muy hondo en mi corazón, en mi alma. Y, como aprendí en Lengua de primer grado, hay que escribir sobre lo que uno conoce".
Así, con la punta del ovillo en las manos, redobló la actividad de Creedence. "Susie Q" se había convertido en un éxito menor y ninguno de los miembros de la banda estaba dispuesto a volver a sus viejos trabajos. Una noche, inmediatamente antes o inmediatamente después de un concierto en el Avalon Ballroom de San Francisco, entendió que detrás de la Quinta Sinfonía de Ludwig Van Beethoven se escondía un buen riff y descubrió la intro repetitiva y descendente que añadió a "Proud Mary". ¿Para qué robar un kiosco cuando podés robar un banco?
El armado de un clásico
El ensamblado de las partes fue una revelación: la canción no solo ganaba fuerza, sino también ambigüedad. El Proud Mary era uno de los grandes barcos de vapor que surcaban la costa fluvial de New Orleans, pero acaso podía ser la mujer que dejaba su trabajo en la ciudad. La iconografía se conectaba directamente con el folk y la literatura vitalista de Mark Twain, pero el combustible inflamable (en la jerga, el "tane" de la letra es una contracción de "octane": gasolina) que impulsaba la voz de Fogerty era puro rock & roll. Como la rueda de paletas que giraba sobre la popa, el estribillo propulsaba circularmente al tema: rolling / rolling / rolling on the river. "Era mi primera canción realmente buena", señaló. "Tenía veintitrés años y llevaba unos diez metido en la música, pero reconocí inmediatamente la importancia de ‘Proud Mary’".
Unos meses más tarde entraron a grabar su segundo disco y Fogerty, por prepotencia de trabajo, se hizo cargo incluso de la producción y los arreglos. Su hermano Tom, Stu Cook y Doug Clifford se apostaron en los RCA Studios de Hollywood y escucharon las indicaciones. Creedence, para entonces, ya era una máquina humeante: su performance fue ajustada, monolítica. Luego, a solas con el ingeniero Hank McGill, Fogerty se ocupó de grabar un par de pistas más. Inspirado en viejos grupos vocales masculinos como los Swan Silvertones, The Sensational Nightingales o los Five Blind Boys of Mississippi, reforzó el perfume góspel del estribillo y metió un solo con su mejor imitación de Steve Cropper, el guitarrista que moldeó el sonido Stax al frente de Booker T. & the M.G.'s.
En enero de 1969, Fantasy Records lanzó Born on the Bayou y escogió "Proud Mary" como single de promoción. Para marzo ya había alcanzado el segundo puesto en el ranking de Billboard y, unos meses después, las versiones de Anthony Armstrong Jones y el reverendo Solomon Burke revelaron la naturaleza anfibia del tema. Por un lado, su costado blanco: country & western. Por el otro, su costado negro: gospel & soul.
"Conozco a un montón de ustedes, hermanos, que quisieran saber de qué trata ‘Orgullosa Mary’", decía Burke en su introducción. "Bueno, me gustaría contarles sobre ella. Ella no es otra cosa que un viejo barco. Verán… Mis ancestros solían viajar en su bodega como polizones, ladrones o mozos, y yo hice mi voto: cuando crezca voy a tomar un paseo en la Orgullosa Mary".
Con vuelo propio
Mientras Creedence drenaba el grueso de su catálogo y entraba en crisis con la hegemonía del rock progresivo, "Proud Mary" ya volaba por su cuenta y abría su propio camino. En un puñado de meses la versionaron los Checkmates (producidos por Phil Spector), Elvis Presley la incorporó a su nuevo repertorio y, finalmente, alcanzaría una de sus lecturas notables con Ike & Tina Turner.
La medalla más grande, sin embargo, pasó bastante desapercibida. A finales de 1969, la revista Rolling Stone le consultó a Bob Dylan por su canción favorita del año. No era una elección sencilla. A lo largo de esos meses, habían salido a la luz "Here comes the sun" y "Space Oddity", "Kick out the jams" y "Gimme shelter", "My way" y "Touch me". Los Beatles se desmembraban a la vista de todo el mundo y, en los dos extremos de la parábola, Woodstock y Altamont marcaban los límites de la Era de Acuario. En las postrimerías de ese año, cargado de rabia y dolor, Dylan señalaba un punto preciso de la felicidad. Ya saben qué canción eligió.
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