Fue el regalo de un periodista -la biografía de Martin Luther King Let The Trumpet Sound, de Stephen Oates- lo que despertó en Paul David Hewson (mas conocido como Bono ) un interés marcado por el activista afroamericano asesinado en 1968. Bono se topó con esa ejemplar historia justo en la época del "Born in the U.S.A." de Bruce Springsteen y el Live Aid. Es decir, en pleno auge del rock filantrópico, cuando muchos músicos famosos se preguntaban si podían ser parte del sistema sin que se los devore.
La valiente y obstinada lucha de Martin Luther King inspiró "Pride (In the Name of Love)", primer corte de The Unforgettable Fire, el disco de 1984 que despegaba a la banda irlandesa de su sonido anterior, deudor del post-punk, para incorporar pasajes más atmosféricos apoyados por guitarrras cargadas de efectos y sintetizadores, señal evidente del estilo de producción de Brian Eno.
Un discurso para las masas
Con Pride pasó algo muy parecido a lo que ocurrió con "Born In The U.S.A".: las dos canciones fueron pensadas para propagar un mensaje político, pero no siempre fueron bien interpretadas. Tanto U2 -cuyos integrantes ya se habían reunido con el Papa Juan Pablo II en un encuentro armado por el propio religioso- como Springsteen ya eran parte del selecto grupo de artistas que desarrollaban sus carreras básicamente en megaconciertos en grandes estadios, donde la recepción no suele caracterizarse por la precisión del análisis ni la sutileza.
Bono era completamente consciente de esa brecha entre los intereses de su banda y los de buena parte de su público, más predispuesto a corear irreflexivamente los estribillos de sus canciones favoritas que a pensarlas e interpretarlas. De diferentes maneras, lo expresaba en entrevistas con la prensa en las que decía tener asumido el rol de portavoz de su generación pero también admitía que su discurso no contemplaba ningún plan concreto, mas bien se preguntaba cuál podría ser el más adecuado para cambiar una realidad agobiante.
Una grabación compleja
Bono estaba en ese entonces muy enfocado en reflejar la realidad política de su tiempo en los temas de U2. De hecho, el germen de "Pride..." fue una letra que criticaba la agresiva política exterior de Ronald Reagan, centrada en reducir la influencia de la Unión Soviética en todo el mundo, con apoyos a las insurgencias anticomunistas en Asia, África y América Latina. Luego de recibir aquel libro de regalo, Bono fue con sus compañeros a visitar el Chicago Peace Museum. Quedó tan impresionado por la exhibición dedicada a Martin Luther King que decidió rediseñar esa canción construida en torno a la idea del orgullo y dedicársela al célebre pastor de la Iglesia Bautista.
Esa reorientación no fue del todo simple. Kevin Killen, ingeniero de sonido que trabajaba en aquella época con la banda, recuerda que había dos problemas importantes: "Cuando empezamos a grabarla, Bono no tenía la letra definitiva. Trabajábamos en los arreglos mientras él le terminaba de dar forma. Y la parte de batería de Larry Mullen Jr. era complicada, sobre todo en el ingreso al estribillo. Al final, cuando tuvo la letra terminada, grabamos su voz en un sola toma. Fue un momento muy emocionante. Bono logró decir algo muy conciso y efectivo sobre una figura como Martin Luther King".
Lanzado como single en septiembre de 1984, "Pride..." se transformó en el mayor hit de la carrera de U2 hasta ese momento: llegó al Top 5 en el Reino Unido y al Top 40 en los Estados Unidos. La banda pasó de tocar en teatros para 4.000 personas a ser número puesto en grandes estadios. Fue la canción que impulsó definitivamente la carrera de U2 hacia el estrellato global, gracias a una combinación virtuosa: la pátina épica que sería marca registrada del grupo, propiciada por las musculosas texturas sonoras que Eno pergeñó en sociedad con Daniel Lanois desde la producción, como marco ideal para una letra cuyo mensaje místico y reivindicativo aún resuena.
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