Premios Grammy: la música negra quiere revalidar su influencia en la playlist global
"Hoy es nuevo día, que prueba que lo imposible puede ser posible", decía Herbie Hancock el 10 de febrero de 2008 cuando recibió el Grammy a Mejor álbum del año por River: The Joni Letters, su disco de versiones de Joni Mitchell. Las palabras hacían referencia a la poca valoración que tuvieron históricamente los músicos de jazz por parte de la academia encargada de entregar los premios. Diez años después, el reclamo puede extenderse a la música negra en general, que desde entonces no ha vuelto a ganar en la categoría más importante de los premios más importantes de la industria musical. Un hecho difícil de explicar si se tiene en cuenta que, durante ese período de tiempo, se desarrollaron artistas de la talla de Beyoncé, Kanye West , Rihanna y Kendrick Lamar por ejemplo.
Pero la 60º entrega de los Grammy , que se realizará mañana, en el Madison Square Garden –en lo que marca el regreso de la ceremonia a Nueva York luego de 15 años de llevarse a cabo en Los Ángeles y que se verá en vivo, por TNT, desde las 21.30–, se prevé como la venganza de la música negra. Tanto desde los nominados como desde las presentaciones en vivo, el hip hop y el r&b serán los sonidos predominantes de la velada, a tono con la escalada de la Black American Music a nivel global. De hecho, la única artista blanca que compite como mejor álbum del año es Lorde con Melodrama, en una planilla que completan Jay-Z, Kendrick Lamar, Childish Gambino y Bruno Mars.
Aunque las probabilidades de que sea un afroamericano el ganador después de 10 años son altas, nada está dicho hasta último momento. En años anteriores, Beyoncéperdió sorpresivamente contraAdele y Beck mientras que Lamar vio cómo la estatuilla por la que competía gracias al fabuloso To Pimp A Butterfly se iba a manos de Taylor Swift . Constante que se explica en el interés de la academia por buscar un equilibrio –sobre todo en un año cargado de reivindicaciones de igualdad en la industria del espectáculo –, no siempre logrado, entre calidad artística y cantidad de ventas, como si se tratara de un promedio entre las listas de mejores discos del año y los informes que la consultora Nielsen entrega año a año sobre los números de la industria.
Tan cierto como que la preferencia por artistas norteamericanos en los Grammy es histórica, no menos cierto es que la Black American Music se ha convertido en el sonido del último lustro.
Con total libertad para la hibridación, los músicos afroamericanos combinan hip hop, soul, r&b, jazz, funk y trap con tal naturalidad que los límites se pueden volver difusos, pero los resultados son casi siempre estimulantes. En el período que va desde el 1° de octubre de 2016 hasta el 30 de septiembre de 2017 (el año calendario para las entregas de los Grammy), el panorama de la llamada Música Urbana ha entregado revelaciones (SZA como estrella en ascenso prominente, Lil Uzi Vert como punta del iceberg del hip hop emo surgido desde las entrañas de soundcloud); la confirmación de que Kendrick Lamar es la voz de la América negra; el regreso de Jay-Z a las primeras planas con ocho nominaciones, y la consolidación de Bruno Mars y The Weeknd como estrellas ATP a la conquista del trono de Michael Jackson. Todos ellos con su lugar destacado en la ceremonia.
En lo que respecta al rock, el género al que más veces le han firmado el acta de defunción, ninguno de los nominados se hizo lugar entre las cuatro categorías más importantes de los Grammy (Mejor grabación, Mejor álbum, Mejor canción, Artista revelación). Si bien discutir la muerte del rock sobre la base de una entrega de premios no es correcto, sí cabe destacar que ninguno de los nominados editó su primer disco en esta década. Y mientras el r&b se puede pavonear de tener a jóvenes como Khalid (19), 6lack (25) y SZA (27) entre sus promesas, el rock cuenta con Father John Misty como estrella más joven, y tiene 36 años. El caso de Nothing More, la banda de nü metal progresivo oriunda de Texas, es un claro ejemplo de banda que solo encuentra resonancia dentro de los límites de los Estados Unidos.
Para el rock latino, el panorama no es mucho más alentador. Así como hace 20 años Los Fabulosos Cadillacs ganaban su Grammy a mejor álbum de rock latino por Fabulosos Calavera, el ascenso del reggaeton en el siglo XXI cambió el juego por completo, y sobre todo la mirada de la industria norteamericana sobre lo que sucede más al sur. En aquella oportunidad, Los Cadillacs le ganaban a Molotov y Café Tacvba; en 2010, cuando fueron nominados por La luz del ritmo, la categoría había ampliado sus márgenes a "Mejor disco de rock, alternativo o urbano" y perdieron contra Calle 13. Este año, sin argentinos en la lista, al premio se lo disputan Bomba Estéreo, Desorden Público, Jorge Drexler, Los Amigos Invisibles y Residente. Sin que las dificultades para exportar rock argentino signifiquen necesariamente una desmejora en la calidad (Manal, Sumo e incluso Luis Alberto Spinetta nunca tuvieron éxito fuera del país, por ejemplo), es evidente la pérdida en el poder de interpelación de la música rock en los jóvenes de cualquier parte del mundo. Por su parte, "Despacito" es el único tema en español que compite en la categoría Mejor canción.
Pero tal como viene sucediendo en los eventos de este tipo durante los últimos años, gran parte del atractivo de la 60» entrega de los Grammy reside en lo que tengan para ofrecer los shows en vivo. Por el lado de los de siempre, Lady Gaga tendrá su revancha luego de su crossover fallido con Metallica, Sam Smith reaparece como el número puesto para atraer a la audiencia británica y Miley Cyrus se cruzará en escena con Elton John, mientras que U2 y Sting tendrán sus respectivos momentos en el rol de clásicos. Pero al igual que en las premiaciones, las mayores expectativas están puestas en los músicos negros, que el año pasado tuvieron a Beyoncé y A Tribe Called Quest como números descollantes. Kendrick Lamar intentará superar su performance histórica de 2015, Bruno Mars desplegará sus coreografías perfectas y SZA irá en busca de una nueva cucarda en su camino a la consagración. El cupo latino lo ocuparán, por supuesto, Luis Fonsi y Daddy Yankee.
Casi como una mueca del destino, Pattu LuPone, reconocida actriz de musicales, hará lo suyo con "No llores por mí Argentina", canción perteneciente al musical Evita, de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice. En la misma ceremonia que Vicentico, hace 20 años, terminaba sus agradecimientos haciendo chistes en español y rematando: "Total no entienden nada".
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