Portugal. The Man, un fenómeno de la diversidad llegado de Alaska
La banda liderada por John Gourley y Zach Carothers, conocida a partir del single "Feel it still" y su explosivo cóctel de soul, hip hop, blues y psicodelia, llega para la apertura
Una canción puede cambiar muchas cosas. El caso de Portugal. The Man es una prueba contundente. Con menos de tres minutos de música, "Feel it still" provocó un vuelco asombroso en la carrera de esta banda nacida en Alaska, un lugar exótico, al menos cuando pensamos en el universo del rock. Ese tema, que ya fue reproducido casi 600 millones de veces en Spotify y 200 millones más en YouTube, disparó la carrera del grupo hacia el Hot 100 de Billboard y los grandes festivales. Portugal. The Man será, de hecho, una de las atracciones de la primera jornada de la edición 2019 del Lollapalooza, el 20 de marzo próximo en el Hipódromo de San Isidro.
Con un sonido que remite de manera inequívoca a The Marvelettes, quizás el grupo más orientado del pop de todos los que pasaron por la factoría Motown, "Feel It Still" rindió muchísimo más de lo que costó: se supone que la canción fue compuesta en apenas 45 minutos, un tiempo exiguo, pero que finalmente alcanzó para darle forma a un hit irresistible. Con su impulso crucial, el policromático Woodstock -grabado en 2017, octavo disco de la banda y últumo grabado hasta la fecha- justificó la fuerte apuesta que la banda hizo para gestarlo: además de estar cargado de invitados (Son Little, FatLip, Zoe Manville, Mary Elizabeth Winstead), sumó el inestimable expertise de un equipo de productores en el que sobresalen John Hill, Mike D (Beastie Boys) y Danger Mouse.
Quienes controlan el timón de Portugal. The Man son John Gourley y Zach Carothers, socios musicales en los últimos trece años y responsables visibles de los giros estilísticos que fue pegando el grupo: de la progresiva al blues y de la psicodelia a los coqueteos con el hip hop. Queda claro que Woodstock es el disco que mejor refleja esa variedad de facetas del proyecto, aun cuando bordee el riesgo de la dispersión. Ese es quizás el mayor desafío que enfrenta ahora Portugal. The Man: afianzado el crecimiento de convocatoria, el próximo estilo es consolidar una personalidad.
"Yo creo que Portugal. The Man tiene una personalidad -asegura Carothers, quien en 2002 conoció a Gourtley en Portland, una de las ciudades culturalmente más activas de Estados Unidos-. No trabajamos con el objetivo de ser más comerciales. Lo que pretendemos es hacer buenas canciones. Y una buena canción es una buena canción, más allá del género o el estilo. Por otro lado, ¿por qué la diversidad debería ser un problema? Me parece que hay otras bandas muy buenas que están en esta misma sintonía que nosotros, como Imagine Dragons, por ejemplo".
La diversidad fue también la premisa utilizada para encontrarle un nombre al grupo. Carothers dice que cuando pensaron en un país que refleje riqueza y variedad, surgió de inmediato Portugal. A la revista Rolling Stone, hay que decirlo, no le pareció una buena metodología de selección: lo señaló sin más como "uno de los nombres más tontos de la historia". No fue la única zancadilla de la prensa musical: a lo largo de toda su carrera, la banda -difícil de encasillar evidentemente- fue comparada con Phoenix, con el Radiohead de Kid A y hasta con Mars Volta. Y en una reseña de Woodstock alguien habló de "psicodrama barroco". Para el versátil guitarrista Eric Howk, todo ese ajetreo no representa necesariamente un problema: "Lo importante es que nunca nos fue mejor que ahora -resalta-. Las canciones de Woodstock suenan en la radio, en la TV y en avisos comerciales. Hasta mi abuela, que tiene más de 80 años, las escucha y las disfruta".
Después de años de pruebas, marchas, contramarchas, cambios de formación y alergia sostenida a los prejuicios, Portugal. The Man parece haber encontrado una identidad propia a bordo de la transversalidad, un concepto que suele utilizarse en el escarpado terreno del análisis político y que le cae como anillo al dedo al grupo. Hoy se habla de ellos en las mismas conversaciones en las que aparecen Demi Lovato, Justin Bieber y Ed Sheeran. "El último disco se llama Woodstock por una anécdota relacionada con un ticket que conservaba mi padre -cuenta Gourley-, y porque la idea era reflejar cómo se reactualizó la lógica de los grandes festivales. Antes solo había estrellas de rock, y hoy tenés a Kings of Lion y Arctic Monkeys, pero también a Major Lazer y Skrillex. Este álbum tiene esa diversidad: hay aires de Motown, hip-hop de los 90, rock, electrónica...".
La música de Portugal. The Man propone un diálogo abierto con el sonido más contemporáneo (ahí está como prueba "Mr. Lonely", con el aporte de Fatlip, figura del hip hop de la costa oeste) y también con la tradición ("Freedom", el track de apertura, decorado con el sample de un abrasivo riff de Ritchie Havens). Bien pensada, su estrategia parece una consecuencia lógica de la modalidad de escucha de las nuevas generaciones: una deriva sin patrones del todo establecidos, una experiencia construida a través de saltos constantes de un track a otro bien diferente, alejada de la rigidez de las estructuras conceptuales y más relacionadas con el multitasking. Es decir, con estar en muchos lugares y en ninguno.