En la gira de presentación de ‘Halo’, su excelente séptimo álbum, la cantautora afianza su show en formato trío
Siempre con mayor presencia en el circuito indie global que en su tierra natal, Juana Molina redobla sus esfuerzos locales presentando su aclamado disco Halo con una serie de shows por Argentina.Tras sus presentaciones en Buenos Aires, Rosario y Córdoba, actuará en La Plata (3 de junio) antes de partir para Europa, donde llevará los temas de su nuevo trabajo a Inglaterra, España, Francia, Bélgica, Italia y Polonia.
En todas sus transformaciones a través de los años, ya sea en sus momentos en solitario multiplicada por sus looperas Boss RC-20 o acompañada de sus diferentes colaboradores (Fernando Kabusacki, Alejandro Franov, Mariano Domínguez), Molina abordó de varias formas la traducción en vivo de sus confecciones sonoras, basadas en la superposición de capas y loops electroacústicos y que forman un cuerpo de trabajo intimista que siempre eludió clasificaciones sencillas. Hoy llega a su álbum disco tras afianzar su trabajo con Odín Schwartz y el baterista Diego López de Arcaute, la banda junto a la que giró las canciones de Wed21 (2013), y consigue el pasaje más directo y preciso de sus ambiciones de estudio.
En esta encarnación, la intensidad del show reside en gran parte en el impacto de las canciones de Halo, la estrella negra de su discografía. Ahí la vemos acercarse a formas convencionales de canción como “Paraguaya”, abandonarlas por trances fonéticos en “Lassa” o “A00 B01” e infundir de gravitas los momentos confesionales de “Estalactitas” y “Cosoco”. Todo está dotado de un aire de hechicería diseminado en el sonido y el imaginario del disco, y que la artista acentúa y a la vez aliviana con los huesos del arte de tapa y el vestuario de Martín Churba. Tanto el disco como el show, guardan momentos de clímax para fans y puertas de entrada al mundo Molina para nuevos escuchas.