La tendencia, que comenzó hace décadas, se ve acentuada en estos tiempos de pandemia y de recambio tecnológico; las plataformas digitales prefieren a Lady Gaga, Dua Lipa, Duki, Nathy Peluso y una larga lista de solistas por encima de los grupos
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En los diez primeros puestos del ranking Billboard Hot 100 de la última semana figuran 9 solistas y una banda. Por lo que se ve y se escucha a diario de la industria de la música (especialmente de su mainstream) es probable que esa relación de porcentajes 9 a 1 se manifieste en otros rankings, en cualquier momento del año. Si bien es una tendencia que lleva tiempo insinuándose, la supremacía de los solistas por encima de los grupos es cada vez más acentuada. Por varias razones. La aparición de nuevos géneros como el trap (en el contexto del crecimiento exponencial que ha tenido la música urbana en las últimas dos décadas) y los métodos de producción (hoy se hace menos música con instrumentos convencionales y más con computadoras) son al menos dos de las variables a favor de los solistas.
Semanas atrás, Spotify publicó que durante 2020 los usuarios de la plataforma (con o sin suscripción) reprodujeron 3.600 millones de horas de reggaetón. Vale aclarar que el reggaetón y el trap son géneros de solistas, casi exclusivamente. También informó que su playlist oficial dedicada a esta música (Mansión reggaetón) es la más escuchada en América Latina. El público mayoritario está comprendido entre los 18 y 24 años.
Los solistas ejercieron el reinado en distintas épocas. De Gardel a Ella Fitzgerald, o de Sinatra a Edith Piaf, hubo épocas en las que los solistas de la canción se impusieron por encima de cualquier otro tipo de formato musical. Quizás lo que ahora diferencie al mercado de la música actual, en comparación con los anteriores, es que la idea de grupo (esa que antes convivía con las estrellas de la música popular) hoy parece diluirse o queda más restringida al ámbito de ciertos géneros, como el rock.
Billie Eilish, Ed Sheeran, Beyoncé, Justin Bieber, Bruno Mars, Selena Gomez, Ariana Grande, Taylor Swift, Dua Lipa, Lady Gaga, Lali, Tini, Duki, Nicki Nicole, Nathy Peluso y Cazzu. La música de estos tiempos es en singular, con nombre y apellido (o con apodo). Lo es con Maluma y J Balvin, el rey del reggaetón; con Camilo o con Bella Poarch, María Becerra y Zoe Gotusso.
“Creo que es un proceso que en el último tiempo se fue acentuando, aunque se trate de una tendencia que viene de hace mucho tiempo atrás”, explica Damián Amato, quien preside Sony Music Argentina. De todos modos, aclara que no habla en nombre de una compañía sino a partir de llevar casi tres décadas trabajando dentro de la industria discográfica. “Creo que es el mundo del pop de los ochenta el que le da más espacio a los solistas. En esos años tenías muchas bandas, pero fueron apareciendo cantantes que se cortaron solos, como un Brian Ferry, por ejemplo. Y, por otro lado, se produjo el surgimiento de nombres como Michael Jackson. Desde los años ochenta en adelante, el mundo del pop fue hacia el solista. Y si sacás a grupos que una década después fueron una explosión, como las Spice Girls, desde ese momento no vas a encontrar una gran cantidad de grupos pop. El reinado de los solistas creo que arranca con Madonna y Jackson, se fue incrementando y nunca decayó. Como tendencia, nunca volvió hacia atrás. El pop es un género individualista. Es decir: permite el individualismo, mucho más que el rock, porque cuando el rock tenía más peso en la escena esto era impensado.”
¿Y se podrá entender que la figura solista se impone casi por mandato de preferencia de las audiencias actuales? “En mi opinión, esa preferencia responde más a la narrativa o propuesta de valor que están planteando los solistas como Ed Sheeran, Dua Lipa, Cardi B, Bruno Mars y que además en el último tiempo, si bien contamos con bandas talentosísimas, después de Coldplay, Gorillaz, Radiohead y Twenty One Pilots no se sintió el nacimiento de una banda nueva que genere tantas emociones en la audiencia como las mencionadas, con la excepción de BTS”, explica Laura Dufour, Label Manager Internacional de Warner Music Argentina. “También puede responder -agrega- al nuevo protagonismo que han generado las redes sociales, desde lo individual. La búsqueda hacia la realización individual frente a compartir; un poco baumaniano”.
Rock: otra forma de hacer música
Años dorados para los grupos fueron los de las décadas del 40, 50 y 60. En la Argentina, si bien el tango tuvo un nombre propio para cada Típica (Troilo, Pugliese, D’Arienzo), cada orquesta tenía a sus arregladores y el colectivo era imprescindible para ese todo que, por supuesto, llevaba el nombre de una persona. Sucedió también con el folklore, con ese boom de los sesenta que encabezaron grupos (en general cuartetos, pero no de manera excluyente) de guitarras, bombo y pilchas gauchas, como Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Los Tucu Tucu, Los Cantores del Alba, Los Quilla Huasi o Los Hermanos Ábalos.
El rock fue en aquellos años un movimiento en banda. Pasado el primero furor de la década del cincuenta, quienes hicieron evolucionar al género (como lenguaje musical) fueron grupos. The Beatles, The Rolling Stones, The Who, Almendra, Los Gatos. Esa tendencia se proyectó en los setenta con bandas progresivas (Yes, Genesis, Queen, Emerson, Lake & Palmer), a través del hard-rock (de Led Zeppelin al glam de Kiss, de Motörhead a Black Sabbath), o el jazz-rock (Wheather Report, Return To Forever, Mahavishnu Orchestra).
“Creo que mucho tiene que ver con el género. Con lo que ha avanzado el pop, el hip hop, el R&B y ahora el urbano. La electrónica, si se quiere, es un género solista, exceptuando casos como el dúo Daft Punk –explica Amato-. Pero, por otro lado, debo decir que, si bien al ver la música en plataformas el pop muestra esa tendencia más solista, el rock siempre se terminó quedando como un género de banda. Y así como pareciera que perdió presencia en el peso que tiene hoy el consumo por plataformas, por un tema etario y otras razones, en los grandes festivales de música sí hay rock. Y si te fijás en los nombres de artistas que hacen grandes giras (más allá de este tiempo de pandemia), hay muchos del rock. De Rolling Stones a Foo Fighters, de U2 a Coldplay. En la industria, por el corte de tickets en giras de shows, siguen teniendo un peso importante”.
A esto hay que sumarle que muchos de los solistas que tienen millones de vistas en YouTube o reproducciones en plataformas de música, apenas sale una de sus nuevas canciones, no ven reflejada esa misma convocatoria en los shows en vivo como antes del comienzo de la pandemia. Y los que ahora están surgiendo, tampoco tendrán la otra cara de la difusión (sobre el escenario) hasta que se vuelva a la vieja normalidad.
“Quizá la pandemia lo que hizo fue acentuar la visibilidad del fenómeno. Incluso hay artistas que son de consumo en plataformas. Por supuesto que eso lleva una evolución y un desarrollo artístico, para poder establecerse en vivo -dice Amato- Hay artistas que sacan un tema y llegan al número uno. Pero solo tienen cinco temas o diez en toda su carrera. Y con eso no se hace un show en vivo. También es lógico que eso no se traslade al vivo. A veces es una cuestión de tiempo. Además, la pandemia no les da el margen desde hace más de un año para ir al escenario”.
Boybands y girlgroups: semilleros de cantantes
“Lógicamente sabemos que cuando Beyoncé surgió lo hizo desde una banda”, apunta Amato. El dato sirve para rastrear el rol de aquellas bandas de chicas o de chicos que tuvieron éxito a finales de los ochenta y que, una vez cumplidos sus ciclos vitales, aportarnos uno o varios solistas al mercado. Mucho antes de que la exitosa cantante y empresaria Beyoncé dejara Destiny Child para encarar su triunfal carrera solista, hubo otros grupos que hicieron ese mismo ejercicio dentro del mundo de la música.
Antes de comenzar su carrera solista, en 1991, Ricky Martin era uno de los “galancitos” de Menudo. La versión anglo podría ser Robbie Williams, que tuvo en el quinteto Take That la base grupal que años después lo catapultó al éxito solista. Por aquellos años también surgieron Justin Timberlake (de NSYNC), Nick Carter (Backstreet Boys) y, ya en este siglo, Harry Styles, Liam Payne, Louis Tomlinson, Zayn Malik y Niall Horan: todos los ex One Direction emprendieron una carrera en solitario. Y no hay que olvidar que Michael Jackson surgió de una banda en la que cantaba junto a sus hermanos, los Jackson 5, que era una especie de boyband de la década del sesenta y setenta. “Siguiendo el análisis de Bauman y la liquidez -dice Dufour-, todo concepto del siglo pasado estaba armado para perdurar. En cambio, en esta nueva era, vivimos en lo liquido, lo efímero. Antes era muy juzgada la separación de una banda para concretar un proyecto solista en paralelo o para siempre. Hoy esto es súper natural, un mismo artista puede colaborar en distintos proyectos. Me parece que sigue cierta lógica con las parejas: antes te casabas y tenía que ser para siempre y hoy hablamos de parejas abiertas. De la misma forma un artista puede explorar y desafiar su creatividad reuniéndose con otros que generen nuevos estímulos o caminos no recorridos. Así tenés el ejemplo de Bruno y Anderson.Paak. Nadie dejó nada, sino que se reunieron en Silk Sonic porque les pintó”.
Solitario Trap
Así como no existen bandas en el género “cantautor”, el trap -con toda su novedad, la vitalidad de sus artistas, la convocatoria de público y la posibilidad de tener un amplio horizonte por delante que no marca límites cercanos- es un género individual, con la fuerte impronta que le da lo que hoy más se impone en los hábitos de producción musical: el feat. Dentro de este tipo de colaboraciones se deben tener en cuenta tanto a la reunión de dos cantantes como a la de una trapera con un productor, por ejemplo. Bizarrap, por mencionar un caso argentino de éxito, cumple con todos los requisitos.
Considerar solista a un productor sonoro del siglo XXI puede sonar raro. Aunque no es una novedad, después de todo, si pensamos en Vangelis o en Mike Oldfield. Pero lo cierto es que Bizarrap, con sus “Bzrp Music Sessions” trazó un puente de colaboraciones estratégicas. En 2020 fue el rey de los artistas locales en los streaming de Spotify. Durante 3 meses se mantuvo dentro de los 500 más escuchados llegando hasta el 397. Para fines de año llegó a tener 7,97 millones de oyentes mensuales. En septiembre de 2019 llegó a tener 11 temas en simultáneo en el top 200 de las canciones más escuchadas de Argentina. Además, según esta plataforma, fue el artista argentino más escuchado a través de consolas, por encima de Bad Bunny y Duki. La canción local más escuchada en consolas fue “Mamichula” (Bizarrap, Nicki Nicole, TATOOL, Taiu, Trueno) y la segunda “Flexin’” (Bizarrap, Lit Killah).
“Las nuevas lógicas de composición o el trabajo remoto ayudan a estos fenómenos. La fertilidad de los estudios caseros, representado en un su máximo esplendor por Bizarrap encierran esa mística. Un poco como la idea de que grandes productos de Silicon Valley han nacido ‘en un garage’, es una analogía aplicable. Ya no se precisa de un estudio, podés crear en tu habitación o en tu garage con algunos elementos básicos”, dice Dufour.
Mientras tanto, el trap argentino (como no había pasado antes con otras músicas) llega a la meca de los late nights shows: la pantalla estadounidense, Nicki Nicole hizo gala de su estilo en el programa de Jimmy Fallon. Y desde España, Nathy Peluso sigue irradiando su girl power, todavía lejos de llegar al techo de su popularidad. Solistas. Siempre solistas.
“El hip hop y el trap tienen una bajada de lírica muy individual –acota Amato-. Es de quien la escribe, es el pensamiento de uno, no de banda. En una banda a veces hay uno que hace letra, otro la música y otro la canta. Trueno, Wos o Duki escriben letras con un mensaje. Podés estar de acuerdo o no, te pueden gustar o no, pero tienen una bajada de línea que difícilmente se pueda expresar de una manera que no sea como solista”.
La tecnología también ayudó para hacer crecer esta supremacía del cantante solista. Con una computadora se resuelve una canción. Sin embargo, como dato curioso hay que agregar que muchas veces los cantantes que estrenan temas con un flow salido exclusivamente del estudio de un productor, cuando tienen la oportunidad de subir a un escenario prefieren estar rodeados por varios músicos.
“En el último tiempo comencé a ver muchos artistas urbanos que empezaron a presentarse ya no con el DJ atrás que les tira el beat sino poniendo banda sobre el escenario. Creo que se dan cuenta de que hay otra magia. Seguramente volvamos a verlo cuando se pueda volver a los shows, en la escena local. Más tarde o más temprano nos vamos a dar cuenta de que eso enriquece al vivo”.
Probablemente esto se pueda entender con algunos nombres propios. Louta, Ca7riel o Paco Amoroso tiene la impronta de artistas del rock. De un rock de esta tercera década del siglo XXI, aunque no lo llamemos de esa manera.
Redes sociales: las minas de oro del siglo XXI
Entre la industria de la música y las redes sociales hay un camino de doble mano. La red como espacio de conexión entre fans y artistas o como plataforma de youtubers (o influencers en general) para llegar a la música. En los números se ven los sucesos de nombres como Bella Poarch o el crédito local María Becerra. ”Ella comenzó subiendo videos a Facebook, luego creó su canal de YouTube, donde subía todo tipo de contenidos, y de ahí comenzó a sacar de manera totalmente independiente su propia música. Hoy en día es una de las artistas referentes del momento con millones de monthly listeners (oyentes mensuales) en Spotify y suscriptores en su canal de Youtube”, dice Florencia Puppo, directora de Marketing de Warner Music Argentina. “Si bien YouTube ha sido y sigue siendo un trampolín para muchos artistas, no podemos dejar de mencionar a la plataforma estrella del momento: Tik Tok”.
Un feat para el éxito
“El feat es una tendencia importante. Está ahí. Llegó y se quedó. Pero así como eso es evidente, muchos artistas que hicieron canciones con feat que tuvieron gran éxito, también sacaron canciones solos que tuvieron éxito – explica Amato-. Cada día se dan más cuenta de que tienen que explorar su camino solos. El feat no es solo una acción artística. Es importante desde el marketing, por la llegada a la audiencia. Hoy el artista se comunica directamente con su fan. Antes no era así. Era más unilateral. Hoy, con redes sociales, el contacto es del fan con el artista. Y es el artista el que le avisa antes que una compañía discográfica cuándo sale su disco. Tiene sentido. El diálogo es de ida y vuelta. Y los feat, lo que hacen, en ese contexto, es sumar audiencias. Ampliar su base, aumentar el consumo, tener mayor interacción. Incluso, en el arco narrativo en el que el artista quiere exponer una canción, a veces le resulta fundamental incorporar otra voz. Además de esto, creo que es importante que los artistas sigan mostrando su arte solos.”
"El feat no es solo una acción artística. Es importante desde el marketing, por la llegada a la audiencia"
Damián Amato
Mientras que las nuevas generaciones apelan al feat para crecer, los veteranos de la música también se volcaron a las colaboraciones, como una manera de renovar audiencias. Alejandro Sanz, Carlos Vives o Andrés Calamaro buscaron la colaboración de músicos de otras generaciones.
Por su parte, Laura Dufour enumera varios factores que se mezclan y que explican por qué el feat no decae. “Desde mi punto de vista, esto responde a la intención de crear sorpresa y frescura en las canciones. También a querer diversificar audiencias y a la creatividad. Sucede con canciones y con discos enteros”.
Ciclos musicales
En las reflexiones del polaco Zygmunt Bauman (que se colaron en este intercambio de ideas con gente de la industria de la música) queda subrayado el concepto de modernidad líquida. Ese que responde al cambio constante y que tiende a ser vertiginoso, comenzada ya una nueva década del siglo XXI.
El futuro, de todos modos, podría seguir mostrando la alternancia de ciclos que nos ofrece la historia. Épocas de bandas, épocas de solistas. Y tiempos de armónica convivencia. ¿Un fenómeno cíclico? ”No lo sé, puede ser que responda a una tendencia en el sonido y una necesidad de individuación de cada artista frente a otro, de querer tener su sello personal, dejar huella propia y diseñar su carrera sin tener que buscar consenso interno con otros miembros -dice Dufour-. De todos modos, creo que la mística y la narrativa aplican a las bandas y a los solistas por igual. Hay sonidos de bandas que son marca registrada (Green Day, Coldplay, Gorillaz, Red Hot Chili Peppers)”.
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