Pete Best: el retiro del primer baterista de The Beatles y una entrevista que permaneció 27 años inédita
En 1998, en una de sus visitas a las Argentina, el músico repasó sus años con John, Paul y George en un reportaje que recién ahora ve la luz
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Pete Best, el primer baterista fijo de The Beatles, antecesor de Ringo Starr, ha confirmado su retiro. Su hermano, Roag Best, anunció días atrás la noticia en las redes sociales, en donde escribió que el baterista ya no actuaría con su banda, Pete Best Band. “Mi hermano Pete ha anunciado que se retira de las presentaciones personales y de actuar con el grupo. Su hija me ha informado que se debe a circunstancias personales”. El músico confirmó luego la declaración de su hermano: “Me lo pasé genial. Gracias”.
Fue nada menos que el primer baterista estable de The Beatles. Pete Best (nacido Randolph Peter Best el 24 de noviembre de 1941) fue la usina rítmica durante más de dos años fundamentales en la historia del grupo y de la movida de Liverpool. Entre 1960 y 1962 fue el responsable de llevar adelante la batería en las crudas noches del período “Hamburgo” de la banda, lo que terminó transformándolos en una aceitada maquinaria de rock y pop destinada fundamentalmente al baile, muchas veces durante más de siete horas seguidas seis días a la semana.

Las estadísticas que aparecen en el libro The Beatles Live!, del especialista Mark Lewisohn marcan que Pete Best actuó junto a los Beatles más veces que Ringo Starr: un total de 646 shows contra 553 de Starr. Y gana por lejos también en cantidad de horas tocando tras los parches de los Fab Four: 1509 horas para Best y 576 para Starr (teniendo en cuenta que el promedio de actuación era de cuatro horas en Hamburgo y 90 minutos en Inglaterra en la época que él tocó). Según el propio John Lennon: “Lo mejor que hemos hecho nunca se grabó. Eramos concertistas, tocábamos rock puro en los salones de baile y lo que producíamos era fantástico. No había nadie que nos pudiera igualar en Gran Bretaña”.
Nunca quedó cien por ciento claro el real motivo del alejamiento de Best de la banda, en el que tal vez sea uno de los episodios más oscuros y controvertidos de los Beatles en su historia. Hay teorías conspirativas y leyendas urbanas para llenar un libro al respecto, aunque lo cierto es que para 1962, Pete Best se había transformado en uno de los integrantes más populares para gran cantidad de fans, sobre todo para el amplio sector femenino que los seguía.
Es un hecho poco conocido que durante los shows tenía su momento de pasar al frente, dejando a Paul McCartney a cargo de la batería, para cantar un par de temas como solista. La costumbre comenzó en 1960 en Hamburgo, para que John, Paul y George descansaran la voz y, de paso, agradar a la cada vez mayor cantidad de seguidoras femeninas. Pete era el más popular del grupo entre las chicas. Su caballito de batalla era una versión extendida y adaptada por Paul de “Peppermint Twist” y en su último año sumó el tema “Boys”, que justamente luego cantaría y grabaría su reemplazante, Ringo Starr. Lo cierto es que su intempestivo despido sumió al músico en una gran depresión en su momento, no tanto por el hecho de la fama o prometedora riqueza perdida, sino por haber sido desprestigiado como baterista, como instrumentista, que fue lo que siempre más le dolió.
La irrupción del Mersey Beat
Fue tan explosiva la irrupción del sonido Mersey Beat en 1963 que de los doce simples que lideraron las listas británicas entre mayo y diciembre de ese año, ocho fueron grupos de Liverpool. ¿Y qué fue lo que hizo del sonido del Mersey Beat algo tan cautivante y especial? Su gancho y atractivo se manifiesta, primero, por razones que podríamos señalar como extramusicales: su entusiasmo, su frescura, su cuidada falta de pretensión, su urgencia, brillo y vitalidad.

No estamos ante música introspectiva o que nos quiera brindar una reflexión ante los grandes problemas de la vida, es música para pasarla bien, para disfrutar, que provoca –nada más y nada menos– que felicidad. Todo matizado con armonías tomadas y adaptadas de patrones norteamericanos –los Everly Brothers, Buddy Holly, los conjuntos de doo-wop, los grupos de chicas, Phil Spector– y con un elemento fundamental: Hamburgo. Ni los Beatles ni ninguno de los otros conjuntos de Liverpool habrían sido lo que fueron si no hubieran pasado por la experiencia de haber tocado horas y noches enteras en los garitos más salvajes de la zona roja del puerto alemán de Hamburgo. Esa fue su “universidad”, allí encontraron el cambio en su sonido, en su forma de interpretación y su repertorio, su actitud y hasta su imagen.
Como bien señalara Lester Bangs: “Hamburgo fue un crisol, un campo de pruebas, un lugar donde los grupos tenían que tocar fuerte, rápido y salvaje toda la noche, hora tras hora, utilizando estimulantes para mantener el ritmo, forzando a los miembros de la banda que pensaban que no podían cantar, a hacerse cargo del micrófono cuando los pulmones del líder se rendían”.

Hamburgo no solo les marcó el patrón de cómo tenían que tocar sino de qué tocar, y fue muy sencillo: ¡Tenían que tocar de todo! Una vez acabado el repertorio de clásicos del rock & roll de los 50, temas de moda del momento, o los escasos temas propios que podían tocar –de nulo interés para el poco respetable público de marineros borrachos, prostitutas y marginales que comprendían la casi totalidad de los asistentes–, hubo que echar mano a todo lo que se podía: desde canciones tradicionales hasta temas de Hollywood, Broadway, dixieland, canciones marineras y hasta infantiles. Todo tamizado por su particular sonido beat y cantado con el particular acento scouse de Liverpool, que la gran mayoría nunca quiso disfrazar.
Con la histórica grabación de los demos para la Decca y los temas grabados para la BBC de la banda madre, The Beatles, puede armarse un panorama ajustado del repertorio que utilizaban. El 1 de enero de 1962, The Beatles, aún con Pete Best en la batería, grabó una serie de quince temas en los estudios londinenses de la Decca para un eventual contrato con el sello –que finalmente decidió fichar a The Tremeloes, por considerarlos con mayor potencial comercial–; tres eran originales de Lennon-McCartney y doce de otros autores.
Una entrevista histórica
Fue justamente en un aniversario del nacimiento de John Lennon, el 9 de octubre de 1998, que se realizó esta entrevista después de una presentación de la Pete Best Band, en el hotel Hermitage de la ciudad de Mar del Plata como cierre de la convención anual de los motoqueros de Harley-Davidson de Argentina.

El repertorio de esa noche (el usual de la banda) estaba compuesto por canciones que formaban parte del de los Beatles y de todos los grupos de Liverpool de la era de Hamburgo, entre 1960-1962, de “Hippy Hippy Shake”, “Some Other Guy” y “Twist and Shout” a los originales Lennon-McCartney previos al contrato con EMI, como “I Saw Her Standing There”, “Love Me Do” o “One After 909”, pasando por versiones bien Mersey del repertorio clásico del rock and roll de los cincuenta.
–Quería comenzar comentándote un hecho interesante: creo que la única otra banda inglesa que tocó en este mismo lugar fue nada menos que The Tremeloes, en 1969...
–¡Mirá vos! Ese fue el grupo que fichó la Decca en 1962 después de nuestra prueba con los Beatles. Los consideraron más comerciales y con mayor potencial que nosotros (risas).
–Contame un poco de esa prueba, debe haber sido una gran decepción, ¿no? Grabaron un demo con varios temas de lo que por entonces era su repertorio habitual...
–Sí, pero varias cosas no fueron buenas en realidad. Primero la fecha: era el comienzo del año, habíamos llegado a Londres la noche anterior, justo fin de año y estuvimos bebiendo y festejando demasiado toda la noche. A eso sumale los nervios. El mismo Paul no cantó bien esa jornada, algo raro en él, y creo además que los temas elegidos tampoco fueron los mejores de nuestro repertorio. Brian Epstein opinó demasiado y grabamos los que se pensó que eran más comerciales como para conseguir un contrato de grabación, cosa que finalmente no sucedió.
–Por entonces llevabas casi dos años con ellos y habías pasado por la gran experiencia de tocar horas y horas en la zona roja de Hamburgo...
–Hamburgo fue fundamental. La banda era otra antes de ir allá. Allí nos curtimos y logramos un sonido y forma de tocar distintos a todos, algo que nos hizo únicos. Distintos y mejores al volver a Liverpool. Yo entré a la banda unos días antes de viajar a Hamburgo, todavía se llamaban The Silver Beatles. Su baterista de entonces, Tommy Moore, los había dejado para trabajar en una embotelladora; ellos se enteraron que yo había dejado a mi grupo The Blackjacks y me vinieron a buscar al club de mi madre, el Casbah, donde ellos solían tocar a menudo. Me hicieron una prueba en el Wyvern de la calle Seel (otro club donde se tocaba), les gusté y como te dije, un par de días después viajamos a Alemania ya como The Beatles. Esa primera vez estuvimos unos cuatro meses y medio, tocando sin parar todos los días hasta casi ocho horas por jornada.

–Tu madre, Mona Best y el club que ella armó en el sótano de tu casa, el Casbah, fueron muy importantes para los Beatles en sus comienzos...
–Mucho. A mi madre se le ocurrió abrir un club en el sótano de nuestra casa del 8 de Haymans Street, una casa grande de estilo victoriano y el grupo que tocó en su apertura fue precisamente los Quarry Men, como se llamaban aún los Beatles; te estoy hablando de agosto de 1959. Ellos actuaban muy seguido allí y mi madre les tomó un especial cariño, y te estoy hablando de antes de que yo entrara al grupo. Cuando regresamos a Liverpool, después de nuestro primer viaje a Hamburgo, el primer lugar donde tocamos fue en el Casbah. Fue un éxito total y Mona (mi madre) comenzó a manejar las presentaciones de la banda por toda la zona; de hecho ella consiguió el primer contrato en The Cavern para los Beatles.
–Volviendo a ese primer viaje a Hamburgo, por entonces eran cinco integrantes, ¿cierto?
–Si, Paul, George y John tocaban las guitarras y Stu Sutcliffe el bajo. Un muchacho muy callado y educado, muy amigo de John, que no era tan mal bajista como se dice en muchos lados. Paul a veces tocaba algo de piano y George tuvo que empezar a cantar porque las gargantas de John y Paul no aguantaban tanto esfuerzo.
–¿Y cómo era tu relación personal con ellos, teniendo en cuenta que vivieron una relación muy íntima en Hamburgo?
–Al principio con quien mejor me llevaba era con John. Nos hicimos muy amigos e hicimos muchas locuras juntos. Stu era muy reservado y George era casi un niño, aunque te puedo asegurar que no era el “Beatle callado” o contemplativo con lo cual se lo identificó luego; todo lo contrario. Y Paul, bueno... Paul ya era Paul, ¿me entendés? (risas)
–Y en Hamburgo cambiaste tu estilo de tocar la batería...
–Totalmente. Yo me metí con la batería porque admiraba mucho a Gene Krupa. ¡Vi el film con Sal Mineo haciendo de Krupa como una docenas de veces! (La historia de Gene Krupa). Y en Hamburgo me acordé mucho de su sonido fuerte y poderoso, que llevaba todo para adelante. Comencé a golpear el bombo más fuerte y más seguido, a trabajar más el tom tom y los platillos, fui adecuando mi manera de tocar a lo que teníamos que hacer sobre el escenario. ¡A veces tocábamos un tema sin parar por más de 15 minutos! Y pronto otros bateristas comenzaron a copiar mi estilo, primero las bandas de Liverpool que tocaban en Hamburgo, que eran muchas; tené en cuenta que a los promotores y dueños de club les salía mucho más económico que traerlas de América o Londres mismo. Y lo mismo cuando regresamos a Liverpool, sonábamos totalmente diferente. Los que no nos conocían de antes pensaban que éramos alemanes. Pronto todos nos copiaron, sobre todo mi beat; todos los bateristas de Liverpool lo copiaron.
¡Te convertiste en el baterista más ruidoso de Inglaterra!
¡Si! (risas). Gracias a Hamburgo y a Paul también, él estaba siempre pensando en como mejorar las cosas en lo musical y los alemanes eran un público duro y rudo, querían todo más rápido y fuerte que en Liverpool.
–Las otras dos visitas fueron mejores y más importantes...
–Fueron distintas. Fuimos progresando, tocábamos en mejores lugares. Cambiamos, además; sin Stu, que primero dejó al grupo para dedicarse a lo suyo, la pintura y luego lamentablemente falleció tan joven. Paul pasó al bajo y como cuarteto nos hicimos de un sonido más compacto y agresivo aún. Grabamos nuestra primera sesión de estudio profesional para el sello Polydor acompañando a Tony Sheridan, lo cual fue muy importante para nosotros.
–¿Que recuerdo destacarías de tus años con The Beatles?
–Hubo muchos momentos especiales, como llegar a tocar en el Star Club de Hamburgo, grabar “My Bonnie” para Polydor con Bert Kaempfert como productor, entrar a los inmensos estudios de EMI en Abbey Road para nuestra primera sesión profesional con George Martin. También los conciertos en The Cavern cada vez más calientes y populares y la primera vez que grabamos para la BBC. Pero hay una noche que recuerdo con especial cariño. Fue a finales del 61, en el Litherland Town Hall. Tocábamos junto a otros dos grandes grupos de Liverpool: Gerry and The Pacemakers y Karl Terry & The Cruisers. Después de hacer nuestros respectivos sets nos juntamos todos para tocar por el placer de hacerlo juntos. Recuerdo que John tocó el piano, George y Gerry Marsden las guitarras solistas, Paul la rítmica, Les Chadwick el bajo, Les Maguire el saxo, Karl la voz y Freddie Marsden y yo a dos baterías. Más allá de cierta rivalidad existía una gran hermandad y camaradería entre todos en esa época.
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