Personal Fest 2018: Lorde, la voz de una generación, cerrará el festival el domingo
Ella Marija Lani Yelich-O'Connor, más conocida como Lorde , abrió su primer disco de estudio - editado tras el EP, The Love Club - con una frase que se revelaría cohesiva en la progresión de su carrera, como si la cantante neozelandesa, ya a sus 13 años (edad en la que empezó a trabajar en sus composiciones), supiera el leitmotiv de sus próximos trabajos. "¿No pensás que es aburrido cómo habla la gente? Haciéndose los inteligentes con sus palabras, bueno, yo estoy aburrida", canta en "Tennis Court", la apertura del extraordinario Pure Heroine (2013). Su voz, en ese pasaje tan cansina como sus palabras, remiten a ese desencanto ante el mundo adulto retratado por J.D. Salinger en El guardián entre el centeno. Sin embargo, Lorde no es Holden Caulfield: es Franny Glass. "Todo lo que hace la gente es tan..., no sé..., no es malo, ni siquiera mezquino, tampoco estúpido necesariamente. Simplemente tan minúsculo e insignificante", dice la joven sobre su entorno, al que le busca un antídoto. Lo mismo hace Lorde en las letras de Melodrama (2017), un álbum sobre la adolescencia en el que uno se pierde, junto con su autora, buscando un refugio con códigos propios.
Con motivo de la llegada de la cantante a nuestro país -el domingo cerrará el Personal Fest y presentará Melodrama, ese gran álbum nominado al Grammy al mejor disco del año-, nos detenemos en tres canciones que la definen como la voz de una generación en permanente movimiento.
*"Royals"
La carta de presentación de Lorde al mundo no es ni más ni menos que un afilado manifiesto de tres minutos que iba perfectamente acompañado por ese estilo que mantendría con el paso del tiempo, desde su pelo al natural y su rostro sin maquillaje, hasta sus movimientos arriba del escenario que no le temían al ridículo. "Royals" no será la mejor canción de Pure Heroine, pero sí es la mejor canción para disparar la pregunta de quién es Lorde. Frases como "Nunca vi un diamante en carne y hueso", "Manejamos Cadillacs en nuestros sueños", "Esa clase de lujos no es para nosotros", se relacionan directamente con otro tema del disco, "Buzzcut Season". Como Lorde es, ante todo, una narradora, allí describe el simple acto de viajar en colectivo "con las rodillas hacia atrás" como forma de pintar una imagen. En cierta medida, Pure Heroine está atravesado por himnos anti-sistema de adolescentes que nos aseguran que la felicidad no pasa por la ostentación - también es aquí donde Lorde se diferencia de otras figuras del pop contemporáneo - sino por el disfrute íntimo de situaciones mundanas. "Contamos los dólares en el tren para ir a la fiesta", es otro pasaje que apunta a graficar esa despreocupación inherente a la juventud, donde el futuro todavía no se presenta como una posibilidad.
*"The Louvre"
Lorde suele contar que esta canción está irremisiblemente ligada a la reproducción compulsiva de blond, el segundo disco de Frank Ocean, cuyos sonidos inspiraron la composición del punto álgido de Melodrama. Sin embargo, también parece haber algo de los temas de Channel Orange en ella, como "Forrest Gump", donde el estar enamorado se emparenta con sentir que la persona está corriendo en nuestra cabeza. Independientemente de la influencia de Ocean - otro artista brillante al que le gusta la estructura de los manifiestos e incluir cartas para sus oyentes en sus discos -, "The Louvre" es Lorde en estado puro. La cantante vuelve a demostrar su talento descriptivo, haciendo confluir expresiones más sofisticadas y trabajadas ("el verano se nos deslizó bajo su lengua, nuestros días y noches están perfumados con obsesión") con la espontaneidad de la juventud ("dejé a todos mis amigos para sentarme en el infierno con vos"). Asimismo, "The Louvre" equipara al objeto de afecto con una insuperable obra de arte digna de ser exhibida en el mejor museo, alguien que hace latir el corazón con una velocidad que Lorde incorpora a una melodía que concluye con cierta melancolía, preámbulo ideal para el desencanto que irrumpe en "Liability".
*"Perfect Places"
Si Melodrama, al igual que Pure Heroine, es un título irónico, lo es por la autoconsciencia de su creadora. Lorde está siempre un paso por delante, en control de la narrativa, en contacto con los desenfrenados sentimientos que genera el amor y la amistad en una etapa donde la autocensura se desconoce. "Perfect Places" es un gran final para el disco, otra oda a la experiencia en la que su autora se incluye en el grupo de jóvenes que se alienan por decisión propia, y que tiene ecos de "A World Alone", precisamente el cierre de su disco previo, otra composición que celebra la confección de un universo personal donde la mirada ajena no es relevante ("la gente está hablando, déjalos hablar"). Así, sus dos trabajos hasta la fecha funcionan como un díptico, como un largo y refrescante recorrido por una fiesta con diferentes estadios, que en Melodrama van desde la previa a la salida ("Green Light"), lo desgarrador del desengaño ("Writer in the Dark"), hasta la canción que nos ocupa, el punto final a un festejo ("tengo 19 y estoy en llamas, pero cuando bailo me siento bien") que relativiza el tener todas las respuestas. "Tratando de encontrar esos lugares perfectos, pero igualmente, ¿qué carajo son?", se pregunta Lorde, vanagloriando una vez más la búsqueda, la permanente capacidad de asombro, el deseo renovado como motor para pasar a otra etapa.
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